domingo, 19 de marzo de 2017

Esta semana en que Eta a vuelto a matar


¿Se imaginan la que se habría armado si esta semana del cansino show del desarme hubiéramos tenido un suicidio en prisión de algún etarra? Pues la gran diferencia es que quien puso fin a su vida el pasado martes es un inocente. Una persona que tan solo tuvo la mala suerte de ser hijo de un policía asesinado por Eta. Y que el esclarecimiento de ese asesinato, que sigue impune, estorbase la negociación para la disolución del los polis milis. Lo cuenta con mas detalle Santiago González en su blog aplicando su habitual conocimiento de la cuestión vasca. El apunte tiene el muy oportuno título La víctima 859.

Desde esta modesta tribuna queremos despedir a Fernando Altuna Urcelay recordando su valentía cuando el pasado mes de octubre se desplazó hasta Alsasua a plantar cara a la barbarie. Algo que hizo junto a Consuelo Ordóñez, la hermana del vilmente asesinado [ya se nos hace eufemismo] tironucado concejal de San Sebastián, Íñigo Pascual, otro al que Eta dejó sin padre delante de sus infantiles ojos porque este cometió el terrible delito de dirigir las obras de la central nuclear de Lemóniz (enlace a la noticia de aquel asesinato), y Conchi Fernández a quien un descerebrado gritó “vete a tu pueblo” ignorante de que esta valiente mujer a la que Eta dejó viuda es natural de Alsasua (mas detalles).


Qué tremendos silencios en tantos medios de comunicación sobre esta última muerte causada por Eta. Y qué estremecedora ausencia de reconocimiento desde el ámbito político. El muerto al hoyo y el vivo al escañochollo.


Encima con el mal cuerpo que deja escuchar a ese lehendakari que sobre estos vascos nada tiene que decir, utilizar ese eufemístico 'altura de miras' que pide a los gobiernos español y francés. Ya se ve como hay otros que ni para llamar por su verdadero nombre a sus pretensiones tienen valor.





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