domingo, 5 de marzo de 2017

Firmas contextualizadas (I): The New Yorker




La revista The New Yorker retrasó este año el habitual homenaje que rinde en sus aniversarios a la figura de Eustace Tilley, el personaje representativo de esa publicación que fue creado en 1925 por Rea Irvin para la primera portada. Pero la espera ha merecido la pena porque la recreación del dandy ha llegado en forma de una espléndida creatividad de Barry Blitt titulada Eustace Vladimirovich Tilley.


Un detalle curioso es la adaptación al alfabeto cirílico, no sólo del rótulo de la revista, sino también de la firma del ilustrador canadiense. Puede compararse esa adaptación con su rúbrica habitual, una horizontal y otra vertical, en las otras dos portadas en que ha representado previamente al dirigente ruso. Un hecho que nos da pie a dedicar este apunte a repasar otras 'firmas contextualizadas'.

 

Hace ya algún tiempo que les mostrábamos la portada de este mismo semanario dedicada a los Oscars de 2016 realizada por Daniel Clover. Y hoy la traemos nuévamente para invitarles a reparar en el detalle de la “mimetización” de la firma en la ilustración, lo que el autor hizo convertirtiéndola en la inscripción de las especificaciones que suelen lucir los objetivos fotográficos. 

En otra cubierta del mismo artista, la del 24 de mayo de 2004, sus identificativas iniciales pasaban a ser el título sobre el lomo de un libro en una crítica ilustración sobre la condena a vivir en el hogar de la muy preparada juventud actual.

 

Esta sutil práctica de la firma también se observa en otros portadistas de la publicación neoyorquina. Mark Ulriksen, por ejemplo, colocó la suya como rótulo de un camión en el número del 3 de agosto de 2015, mientras que Eric Drooker la convirtió en el luminoso de un edificio en la tapa del 18 de mayo de 2009.


 

Pero el más camaleónico firmante de las portadas de la revista neoyorqina es Christoph Niemann, que convirtió su identificación en la marca en las máquinas de coser de la portada conmemorativa de la fiesta nacional norteamericana. Una ilustración irónicamente titulada “Dependence Day”. Como también le hemos visto colocar su firma a modo de greca decorativa de la base de la pieza de cerámica pseudoática de figuras rojas que ilustraba el olímpico número de agosto de 2004. 


 

El propio Niemann también dio a su firma la fugada perspectiva que tiene la ilustración del segundo número de junio de 2015 (una pieza que puede verse animada en su web) o convirtió sus iniciales en un monograma que remeda un kanji en la japonizante cubierta de marzo de 2002.


 

Aquí lo dejamos por hoy, porque de las 'firmas contextualizadas' que hemos visto en otras revistas nos ocuparemos ya en un próximo apunte.




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