jueves, 3 de agosto de 2017
El 'Día de la sobrecapacidad de la Tierra' que nos desenmascaró a Macron
Fue en uno de esos artificiosamente prologados espacios en que se ha convertido la previsión meteorológica de algunas teles donde nos hemos enterado. Enterado de que ayer fue la jornada que la Global Footprint Network ha dado en llamar 'Día de la sobrecapacidad de la Tierra', en inglés 'Earth Overshoot Day'. Un hito que se ha producido seis días antes que el año pasado.
En la nota de prensa (algo mas amplia en inglés) emitida por los inventores de la cosa se explica que el que ahí llaman 'Día mundial del sobregiro ecológico', muy financiera terminología (por algo será), es el momento en el que la demanda anual de recursos naturales de la Humanidad excede la capacidad que tiene nuestro planeta de regenerarlos dentro del mismo plazo. Pero por mas que hemos tratado de profundizar en las bases del cálculo, poco hemos conseguido averiguar. Parece claro que las emisiones de dióxido de carbono tienen un peso importante, pero no hemos encontrado cual es. Y nada hemos hallado de como tratan los consumos de recursos no renovables como el petróleo que alimenta nuestros coches. Porque ese lo sobregiramos el primer segundo del día de año nuevo. Está claro que la Tierra no los renueva en absoluto, al menos en escalas de tiempo que nos solucionen algo.
Y parece que no somos los únicos que tenemos dudas sobre la metodología aplicada por estas gentes. Leemos en el artículo en inglés de la Wikipeda sobre el asunto que un think tank californiano llamado Breakthrough Institute también cuestiona esas neomaltusianas cuentas. Anda que no acojonó D. Thomas Malthus al personal con su predicción de extinción de la humanidad en 1880 realizada en 1798.
Un recuerdo que no debe servir para tomarse con ligereza los problemas de sostenibilidad, pero nos parece que ese poco transparente enfoque de la sobrecapacidad dista de ser el camino. Ello reconociendo con toda franqueza, además, que estas gentes del Global Footprint Network no nos han simpatizado a primera vista. Como generalmente nos ocurre con todas las organizaciones que se apresuran a proclamarse sin ánimo de lucro pero de las que luego resulta casi imposible encontrar cualquier dato sobre su estructura y finanzas. Y eso que en favor de este invento del suizo Mathis Wackernagel, oficinas en California, Ginebra y Bruselas, hay que apuntar que han quitado un poco de tremendismo al logotipo de esta móvil fecha.
Como efecto colateral de nuestras indagaciones hemos descubierto que tienen un ínclito simpatizante en la persona de Nicolas Hulot, el flamante ministro galo de, agárrense, la Transición ecológica y solidaria. Hasta les ha hecho un video para publicitar el evento, mientras que, sorprendentemente, la patrocinadora WWF (al menos esa condición le dan en su web los del Footprint) no vemos que les haya prestado atención este año.
Lo que no deja de ser curioso es que una ecológico concepto de oscuro significado haya acabado por rebajar unos cuantos enteros la imagen que teníamos del presidente francés. Porque un dirigente capaz de tener en su gobierno un ministerio con tan cursi denominación, casi diríamos que bolivariana (by Maduro/Masduro), no puede ser mas que un peligroso populista. Al tiempo.
P.S.- Iniciamos una campaña para exigir que en las próximas elecciones los candidatos tengan la obligación de especificar en sus programas el nombre que se proponen dar al actual Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Que bastante desgracia tenemos con que nuestros gobernantes se empeñen en llenar su nombre de copulativas conjunciones (recuerden que con Zapatero fue Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino).
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