El Martes Neológico del Cervantes trató en su última edición sobre el coaching, el anglicismo con que denominamos el conjunto de acciones y consejos que un instructor facilita a un aprendiz con el objetivo de que este adquiera las habilidades necesarias para llevar a cabo una determinada tarea. Y sepan que hemos prescindido de docena y media de palabras de le verbosa definición que da José Rubén Trujillo Longay.
El autor recuerda que Fundéu acepta el uso de coach cuando se hace referencia a un guía o asesor, si bien, en el ámbito deportivo, recomienda el empleo de entrenador o preparador. Sin embargo, es opinión general que más allá de la esfera del deporte, entrenamiento, asesoramiento o guía no aportan los matices semánticos que se advierten en coaching. Según y como, opinamos.
Lo que nos parece sorprendente es que la habitual petición de inclusión en el diccionario del término tratado no se acompañe, en este caso, con una advertencia de que coach ya lo está con la definición 'persona que asesora a otra para impulsar su desarrollo profesional y personal'.
En cuanto a la ilustración elegida, se nos hace entre cursi y ridícula. Muy mejorable en todo caso. A quienes estén interesados en las diferencias con el llamado 'mentoring' les remitimos a lo que se dice en el siguiente enlace.
El Laboratorio del Lenguaje del Diario Médico publicó el lunes El médico, los pacientes y el lenguaje de las consultas (I). Una reflexión sobre la comunicación entre el científico que es un médico y el paciente que habitualmente no tiene esa tipo de formación (aunque muchos se lo crean tras darse una vuelta por internet). Quedamos a la espera de ver como se concreta la cuestión en sucesivas entregas.
El apunte del miércoles estuvo dedicado a explicar los muy diferentes que significados que aportan los tecnicismo médicos creados con el sufijo –forme indicativo de la forma. Hasta 17 ejemplos encontrarán, rematados por ‘incudiforme’ que nos explican se aplica a los úteros en forma de yunque.
En el siguiente artículo publicado, José Ramón Zárate reseña un estudio realizado en la universidad británica de Sussex sobre los gritos que dan los tenistas en el que se concluye que pueden servir para predecir si ganarán el partido. Sin más datos para valorar el rigor de tales conclusiones, sobre las que no negamos albergar un prejuicio negativo, lo que se nos ocurre es que hay una parte del sistema universitario que está dilapidando los recurso que recibe. Eso mientras que hay muchos interesantes proyectos de investigación penando a la espera de recibir financiación.
Fundéu empezó la semana recordando la diferencia entre afección, que significa ‘enfermedad’, ‘pasión del ánimo’ o ‘afición o cariño’, y afectación que es la ‘acción o efecto de afectar’, bien que pueda serlo un órgano corporal.
Prosiguieron con una aclaración de que el verbo abatir no siempre es sinónimo de matar, aunque según la última edición del Diccionario académico puede emplearse con este sentido. Y vaya si los mossos están colaborando.
También nos viene llamando la atención la cada vez mas frecuente sustitución del pronóstico grave o muy grave por el de crítico. ¿Tiene soporte médico, o es una mera forma de dramatizar las crónicas?
El miércoles tocó una recomendación de utilizar la palabra etiqueta en vez del afectado hashtag. Bastante obvio salvo que se ejerza de pijo. Y al día siguiente mas combate de anglicismos, en ese caso con la propuesta de recurrir a blando (o prudente) y duro (o agresivo) como alternativas a dovish (de dove, paloma) y hawkish (de hawk, halcón).
Para rematar su serie semanal publicaron su aceptación como acrónimo válido del sustantivo volunturismo creado a partir de voluntariado y turismo. El que se hace combinado con breves colaboraciones en proyectos solidarios. Algunas se nos hace que brevísimas, mas o menos el tiempo de hacerse uno selfis.
Resulta muy recomendable para quienes tienen interés en el idioma inglés darse periódicamente una vuelta por la página del diccionario Merriam-Webster cuya portada muestra una lista de palabras que son tendencia. Ello de acuerdo con las consultas que reciben. Las crónicas periodísticas sobre Steve Banon han colocado ahí a svengali, un culto sinónimo de manipulador tomado del nombre que George du Maurier dio a un desagradable personaje de su novela Trilby publicada en 1894. En la adjunta ilustración, tomada del libro, el siniestro personaje que en el cine fue interpretado por John Barrymore (info sobre el film de 1931) aparece representado como un arácnido íncubo.
Pero la que está está haciendo claros méritos para entrar en la lista de candidatas a palabra en español del año es islamofobia. Esta semana hemos visto varias viñetas alusivas a la misma y, también, al 'pagar justos por pecadores'. La que mas mas nos ha gustado es la de Peridis. Y ello porque pone sobre la mesa una dolorosa obviedad: cómo distinguir un islamista radical del que no lo es, máxime tras ver las fulgurantes conversiones de los últimos terroristas o el ya famoso video del programa 'Espejo público' (y vale que en todas partes hay a quien se le va el tarro; la fuerza, esperemos, que sea por la boca).
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