Reflexionábamos el pasado mes de enero en el artículo Pensar para ponerle freno sobre lo absurdo del lema '2020 cero víctimas' de la, sin duda, bienintencionada campaña "Ponle freno" de Antena 3. Y es que, como ya decíamos entonces, el principio básico para establecer objetivos es que sean ambiciosos pero alcanzables.
Reparamos ahora en que nuevamente es la siniestralidad en las carreteras la que ha hecho perder la sensatez a los gestores de algunas organizaciones multinacionales. Recordemos que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en septiembre de 2015 la histórica Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Y una de las metas adoptadas entonces dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS - 3.6) es 'reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico en el mundo de aquí a 2020'. Tan disparatado nos parece, que nuestra teoría es que ese 2020 es una errata, donde debería poner 2030, que habría pasado inadvertida entre tanta burocracia de corta y pega.
Vamos a valorar ese objetivo recordando en primer lugar el récord conseguido por España entre 2003 y 2013. Un período en que el número de muertes, según el cómputo de la DGT, se redujo de 3.993 a 1.134. O sea, que en una década, la cifra se llevó al 28% del punto de partida, mientras que en el primer quinquenio esa cota se situó en el 55%.
Fuente: DGT
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(enlace a los datos de la UE; recuerden que el criterio de cómputo es considerablemente más amplio que el de muertos en vías interurbanas en las primeras 24 h que aplica la DGT en su estadística).
Fuente: Comisión Europea |
En el último estudio publicado por la OMS sobre esta cuestión, que es el 'Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial 2015' (cuyos datos llegan hasta el año 2013), el número de muertes por accidente de tráfico en todo el mundo se cifraba en 1,25 millones. Una cifra cuya estabilización se valoraba positivamente a la vista de que entre 2010 y 2013 la población había aumentado un 4% y los vehículos un 16%.
Pero es muy significativo que el 40% de esas muertes se producen en las dos superpotencias demográficas, India y China. Así que lo que en ellas ocurra será determinante para el conjunto. Y si el accidente sufrido por unos españoles hace unas semanas nos recordaba la penosa situación de la cuestión en el primero de esos países, da la impresión de que tampoco la capacidad coercitiva que tiene una dictadura comunista como la china vaya a volcarse, de momento, en este problema.
Aun cuando el desfase en la disponibilidad de los datos mundiales nos gire a no menos de un quinquenio la comprobación de lo conseguido, cuando estamos a poco más de medio camino del periodo de control ya puede intuirse que el incumplimiento va a ser brutal. Pero la suerte de algunos es que sus retribuciones no están vinculadas al cumplimiento de los objetivos que establecen. Un marco perfecto para los brindis al sol.
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