El vacacional verano, que también lo es para los periodistas, es momento propicio para que nos cuelen algunas noticias bastante pasadas de fecha. Y ha sido en El Confidencial de anteayer donde hemos encontrado bajo el título La Policía india expulsa a una pareja que se inventó el ascenso al Everest la crónica de una montañera mentira. Una fabulación de cuyas severas consecuencias ya se había hecho eco en febrero la publicación especializada Desnivel (por más que el anónimo redactor de El Confidencial se empeñe en que 'la Policía de Pune decidió este lunes expulsarlos del cuerpo policial'). Y ello dando continuidad a una primera información ya publicada en julio sobre las dudas en torno a la supuesta cumbre del Everest que habría alcanzado una pareja de montañeros indios el 23 de mayo de 2016. Una feo asunto que ya saltó a la prensa de ámbito general en septiembre del pasado año como atestigua la siguiente noticia publicada en The New York Times (¡en español!).
Les remitimos a la información que encontrarán en los anteriores enlaces para más detalles sobre ese fraude que le ha costado el puesto de trabajo a dos policías de la India, porque nosotros queremos alimentar nuestra etiqueta photoshop centrándonos en las no muy difundidas imágenes que pusieron en evidencia la trampa.
En primer lugar mostramos una de las fotos en la cima del alpinista también indio Satyarup Siddhanta y a su lado la versión en que fue suplantado por el ya expolicía Dinesh Chandrakant Rathod. ¡Mira que ni molestarse en retocar los montañeros que aparecen detrás!
Debajo puede verse la foto del sherpa Pemba que coronó la montaña con Siddhanta. Esta fue la que falsificó Tarakeshwari Rathod superponiendo su imagen mostrando la bandera de la policía de Maharashtra a la que servía y que, seguramente, algo financió. Mismo craso error con el fondo que, en este caso, se une al menos apreciable cometido en la perspectiva: aparece demasiado pequeño a esa distancia del resto.
Cierra la serie el montañero residente en Bangalore cuyas fotos fueron falsificadas en una imagen en la que muestra el engaño.
La verdad es que los tramposos tuvieron algo de mala suerte en ser ciudadanos indios, porque en España difícilmente habrían perdido su empleo. Todo lo más algún plus como ese con el que se premia ir a trabajar que ha puesto de actualidad un ayuntamiento gallego.
Cierto es que, por contra, en Corea del Norte con toda seguridad les habría ejecutado. Quizá despeñándoles desde algún monte local para mayor ejemplaridad.
Y en lugares como Venezuela la cosa habría dependido de su grado de adhesión al régimen. Bueno, esto en bastantes sitios más. Por aquí mismo incluso.
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