Los informativos de esta semana han recogido la crónica del
comienzo en la Audiencia Provincial de A
Coruña de un juicio contra dieciocho acusados de haber divulgado, e incluso
vendido, un vídeo conseguido de manera ilícita en el que aparece una de sus
convecinas masturbándose. Algunas de las crónicas nos recuerdan que la vejación
sufrida por la mujer cuyas imágenes se exhibieron en bares de su pueblo, e
incluso en las dependencias de Protección
Civil, la llevó abandonar Ordes,
la localidad gallega donde ocurrieron los hechos hace ya una década. Y no
cuesta mucho hacerse cierta idea del sufrimiento que ha tenido que pasar la
afectada durante esa barbaridad de diez años que lleva esperando justicia, si
es que lo que ahora le quepa recibir puede admitir esa denominación.
Bien podrían haber aprovechado esta circunstancia algunas de
las ostensiblemente sensibles magistradas del Tribunal Supremo que enseguida citaremos para poner de vuelta y
media el absolutamente inaceptable funcionamiento del sistema cuya cúpula ocupan.
Sin embargo, lo que ha indignado esta semana a magistradas como Celsa Pico,
Isabel Perelló, Margarita Robles y Pilar Teso, así como a las vocales del CGPJ Roser
Bach y Pilar Sepúlveda y a las ex miembros del mismo órgano judicial Margarita
Uría e Inmaculada Montalbán es el cartel seleccionado para promover las Jornadas de Puertas Abiertas del Tribunal
Supremo que hoy concluyen.
Por si no lo hubieran visto, a continuación les mostramos el
motivo de tan gazmoño escandalete:
No abundaremos en el despropósito más que para recordar las
palabras de un abogado amigo que suele recordarnos que para ser un buen juez
hacen falta dos cosas, saber derecho y tener sentido común, pero
lamentablemente solo se examina de lo primero. Ya se ven las terribles
consecuencias que ello conlleva.
Descartado que el incidente hubiera podido servir para
abochornar a tan soberbias gentes por cobrar para que nuestra Justicia funcione
como lo hace, esperábamos que al menos hubiera dado pie a la difusión de imágenes de la
espléndida sede de nuestro Tribunal Supremo. Pero como tampoco ha sido así, ya nos ponemos nosotros a ello.
Galería de los pasos perdidos |
La alegórica imagen de la Verdad escogida para el polémico cartel anunciador en el que tan
pudorosamente se dispuso el lema “Conócela”, inteligente pieza publicitaria en
nuestra opinión, es una de las cuatro obras de Álvaro Alcalá Galiano que adornan el techo de la “Galería de los pasos perdidos” situada en la primera planta del antiguo Convento de las Salesas Reales. Un edificio fundado en 1748 por la reina Bárbara de Braganza donde tiene su sede
el Alto Tribunal creado por la Constitución
de Cádiz (enlace a la historia del Supremo).
Las otras alegorías que acompañan a la desnuda Verdad son la mucho más vestida Riqueza, el Progreso y el Delito, estos muy ligeros de
ropaje, aunque cierto es que las escuetas prendas están estratégicamente colocadas. ¿Les
parecería a tan chochas señoras que estos eran reclamos más dignos de seguir?, o
¿quizá habrían preferido que fuera la tan actual a la par que pictóricamente más recatada
riqueza? Lo que no queremos pensar es que a tan progresistas señoras les haya agrandado la molestia la utilización de la obra de un fusilado en Paracuellos del Jarama.
Ya nos disculparán que la calidad de las imágenes no sea como para tirar cohetes, pero nos dio por interpretar que la desconcertante respuesta
“sí, pero con discreción” recibida a nuestra pregunta sobre la posibilidad de
tomar fotos no nos habilitaba para utilizar flash. Ya nos gustaría conocer al responsable de semejantes
instrucciones.
En fin, como anticipábamos en el título ya se ve que algunas
magistradas parece que no pueden ver la
Verdad ni en pintura.
Y los de la Fifa,
por su parte, ni en vídeo. Así nuestro Iker podrá contar algo más que sus
cantadas, pongamos que añadidos como el motivo de su tarjeta, cuando recuerde el infausto debut de España en el Mundial de
Brasil. Esa sí que fue una jornada de puertas abiertas.
P.S.- Los termómetros
alcanzaron ayer en Madrid los 32°. Coqueta piscina en la azotea del hotel que
no podía utilizarse porque la normativa de la Comunidad de Madrid no autoriza la apertura de esas instalaciones hasta el día de hoy. Buen ejemplo de la Administración convertida
en un monstruo absurdo al servicio de sí misma. Y no quieren enterarse.
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