Recordaba Manuel Conthe en una reciente entrada de su muy recomendable blog “El sueño de Jardiel” una célebre reflexión de Jean-Claude Juncker, el político luxemburgués que no sabemos si conseguirá vencer el empeño de David Cameron en impedir que se convierta en próximo Presidente de la Comisión Europea. Así debería ser en aplicación de las supuestas reglas que nos vendieron en la propaganda de las recientes elecciones europeas, pero ya vamos viendo que no eran tales sino un compadreo ahora cuestionado. Otra trola mas que nos colocaron. Pero no nos interesa ahora eso, ¡estamos tan acostumbrados a que nos la claven!, sino lo que Juncker manifestó en 2007 en “The Economist”: “todos sabemos lo que tenemos que hacer [en materia económica], pero lo que no sabemos es cómo volver a ganar las elecciones después de hacerlo”. Magnífico resumen de uno de las grandes debilidades del sistema democrático que se manifiesta con mayor crudeza cuanto menor es el nivel formativo y de disponibilidad de información independiente con que cuenten los electores.
Por lo dicho, no es malo repasar en vísperas de la coronación argumentaciones
sobre la importancia de contar con algunas instituciones, como la Corona, que
no estén sujetas a mecanismos tan cortoplacistas como los que ponen y quitan
gobiernos. Por mas que el título "Don Felipe" (no "FelipeVI") de otra entrada del citado "Sueño de Jardiel" pueda despistar un poco, nos permitirnos recomendarles sin reservas su
lectura.
Ahora la cruz. Es evidente que aun sin contar para ello con mecanismos
explícitos, la Corona pasa la reválida de la opinión pública que, curiosamente,
no solo valora su ejecutoria sino que suele hacer pagar a esa institución el estado
de ánimo colectivo que propician los aciertos y errores de los gobiernos de turno.
De ahí el mal momento en el que se produce el relevo en el que meteduras de
pata como el caso Urdangarín se sobreponen
al generalizado descontento que ha se ha puesto de manifiesto en el último
batacazo electoral que si el PP. Pero cuando el partido gobernante se niega incluso
a reconocerlo, menos podrá convertirse en el motivo de que se actúe en
consecuencia.
Lo cierto es que contamos con insuficientes datos para poner
nota al reinado de Juan Carlos I. Cuando ni siquiera están claras algunas cosas
del que suele aducirse como su principal activo, la desactivación del 23-F, menos sabemos aun del gran tabú en que se han convertido “las finanzas privadas del rey”. Aquí no
hay ni periodismo de investigación ni nada, así que no queda sino recurrir a
informaciones muy fragmentarias y desde luego escasas. Hay que ser muy valiente para arriesgarse a la “muerte social” que puede acarrear la transgresión de ese tabú. Y por ello hay que admirar el coraje de personas como Roberto Centeno que hace pocos días se atrevía a incluir en su blog una estremecedora crónica del papel que
llegó a jugar en la economía española el
administrador de su majestad Diego Prado y Colón de Carvajal, el padre del actual
presidente de Endesa, por cierto. Prohibido perderse lo que cuenta quien fuera consejero-delegado de CAMPSA (el asunto está al final del largo post enlazado donde hay bastante mas cosas con miga).
Como indicador de qué podemos esperar de la prensa en
general sobre algunas de las cuestiones a las que acabamos de referirnos rematamos
esta entrada con la noticia mas pelota que hemos leído ayer. ¿Podía ser de otra
manera?
Un incendio pude ser o no ser noticia, ¿pero cabe que lo sea que los bomberos se encarguen de apagarlo?
¡Oiga!, y que hay algunos que todavía no se han bajado de la reja.
(si no se entiende
hay que ir aquí)
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