Tras incorporar en la edición de 2001 la aplicada en algunos países caribeños al procesamiento del café, en la actualidad el verbo trillar tiene cuatro acepciones en el DLE:
1. tr. Quebrantar la mies tendida en la era, y separar el grano de la paja.
2. tr. Dejar a alguien maltrecho.
3. tr. coloq. Frecuentar y seguir algo continuamente o de ordinario.
4. tr. Cuba y R. Dom. Descascarar, clasificar y seleccionar los granos de café.
Y la huelga del taxi nos ha descubierto una variante de la tercera. Porque, al margen de que algún conductor de VTC haya sido trillado en segunda, en ese sector del transporte público se denomina trillar a circular en vacío en busca de clientes.
El muy interesante Estudio del Servicio del Taxi, que el Ayuntamiento de Madrid realizó por última vez en el año 2017, concluía que el 44% de los taxis no utilizaba nunca las paradas, sino que optaba por trillar las calles, y que el 60% no utilizaba ninguna aplicación para captar clientes.
Conviene no perder de vista que se trata de un estudio muestral, en que se encuestó a 767 de los 20.691 conductores que estaban dados de alta en 15.723 licencias. Démosle el pertinente margen de error y confiemos en que las cosas hayan mejorado algo desde entonces. Porque esa practica es determinante en que el citado estudio cifrara en 460 millones kilómetros los circulados en vacío, 63 millones más que los realizados prestando servicio. En una ciudad con los problemas de contaminación y saturación del tráfico que tiene Madrid, resulta simplemente escandaloso. Por no hablar del dispendio energético y económico (reducir a la mitad ese gasto ahorraría más de 20 millones de euros). Ya nos gustaría tener la proporción entre ambos tipos de circulaciones en los VTCs.
No hay que olvidar que las características del parque ponían de manifiesto que ahí había mucho vehículo diésel emitiendo esos contaminantes que traen de cabeza a regidores y habitantes de la capital. Nada que ver, por más que haya podido cambiar desde entonces, con los edulcorados relatos que hemos escuchado a ciertos responsables del sector.
Lo inexcusable es modernizar el sector, y ello es plenamente compatible con la salvaguarda, e incluso mejora, de las rentas de sus trabajadores (las expectativas de plusvalías ya son otra cosa). En tiempos en que el noventa y muchos por ciento de los usuarios llevan un polivalente dispositivo de comunicación en el bolsillo, eso que tan afectadamente llamamos smartphone, es inexcusable desincentivar severamente ese trillado.
Interesante, en ese sentido, el gráfico en que se muestra el cambio del modo de solicitud de servicio registrado en una década.
Nota etimológica: El étimo de trillar es el verbo latino tribulare, derivado de tribulum, el tablón que, una vez segado el cereal, se arrastraba por un campo para romper los tallos de las espigas y separar estas de la paja. Un instrumento cuya denominación se formó por composición de tri- (raíz del verbo terēre, que es desgastar, frotar, estrujar o machacar) con el sufijo -bulum de indica medio o instrumento .
Con la misma raíz existe en latín triturare que en origen es machacar el grano y ha producido el verbo triturar. De ahí que el principal cereal que se trituraba, fuera denominado en latín triticum, que ha devenido en trigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario