La aceptación que ha tenido el pasado apunte sobre la efe nos anima a continuar con otra letra, pero sin que ello suponga una declaración de intenciones de recorrer todo el abecedario. Eso ya se verá.
La e mayúscula evoca de manera bastante manifiesta una bandera que ondea al viento y es lógico que numerosos logotipos hayan sacado partido de ello. Tantos que algunos como los de los motores fueraborda Evinrude o el tren Eurostar incluidos en la adjunta recopilación ya han sido sustituidos.
La formas circulares de la e minúscula la hacen, en cambio, apropiada para evocar planetas. Los hemos visto alzándose sobre el horizonte, al menos eso imaginamos porque la puesta es menos comercial, o con algún saturnal anillo. También es fácil comprobar que es una letra que ha tenido cierto éxito desempeñando el papel de pupila del ojo.
Pero también puede ser libro, camino (Eko es una marca griega de gasolina) o el curso de un río cuando atraviesa su delta.
La asociación de estaciones de esquí españolas aunó en su logotipo el instrumental de esquiadores y tablistas para componer la coincidente inicial de país y deporte representados. Artificiosa polisemia. Como también podemos ver que cuando ejerce para la D.O. del aceite del Empordá nuestra protagonista de hoy se convierte en mediterránea aceituna.
La eléctrica Endesa encerró un rayo en un hace largo tiempo abandonado logotipo, mientras que una facultad de medicina americana ha convertido la inicial de su eminente epónimo en un segmento de ADN. Esa escalerita de caracol por la que sube la vida.
La asociación de estaciones de esquí españolas aunó en su logotipo el instrumental de esquiadores y tablistas para componer la coincidente inicial de país y deporte representados. Artificiosa polisemia. Como también podemos ver que cuando ejerce para la D.O. del aceite del Empordá nuestra protagonista de hoy se convierte en mediterránea aceituna.
La eléctrica Endesa encerró un rayo en un hace largo tiempo abandonado logotipo, mientras que una facultad de medicina americana ha convertido la inicial de su eminente epónimo en un segmento de ADN. Esa escalerita de caracol por la que sube la vida.
La forma mayúscula de la e también es apta para evocar aves, como el águila que representó para British Eagle International Airlines. La que llegó a ser una de las mayores aerolíneas independientes británicas antes de desaparecer en 1968 en una época en que las compañías de bandera dominaban el mercado.
Más forzada resulta, en cambio, la autorreferente inicial de la firma de guantes y otras prendas desechables denominada Eagle.
Dos cooperativas letras dispuestas en posición especular son las que necesita la web de contactos Meetic para crear un corazón. Oportuna alegoría de su objeto social.
Una curiosidad final. El símbolo del euro usado en la famosa fuente Comic Sans tenía originalmente un ojo en la serifa que lo convertía en una criaturilla viva. Pero no tardó en ser eliminado, según su creador Vincent Connare porque la Unión Europa iba a demandarles por ello. Muy improbable, pero darle dramatismo a las cosas siempre vende. Y no viene nada mal cuando toca defender una tipografía tan poco querida por los profesionales del diseño gráfico.
Adenda: el asiduo colaborador que nos sopló el txantxangorri también nos apunta la autopista que ve en su inicial la empresa de ingeniería Euroestudios. Una idea que se inscribe en una práctica que se hizo popular entre las concesionarias de vías de peaje.
Ya metidos en infraestructuras, aprovechamos para incluir también esos muelles que evoca la E de Puertos del Estado.
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