miércoles, 3 de septiembre de 2014

Concordia

Los Premios Príncipe de Asturias tienen la buena costumbre de sorprendernos periódicamente con galardonados absolutamente desconocidos por el gran público. Muy saludable práctica porque uno de los vicios de la inflación de la concesión de premios que vivimos, bien podríamos llamarla “hiperpremitis”, es que los agraciados casi siempre son los mismos con lo que inevitablemente se ven obligados a comprar inmensas casas donde estibar tanto trofeo.

Un estupendo efecto colateral de la deseable diversificación, máxime hablando de concordia, es la focalización de la atención pública en alguna noble causa. En el caso de la ahora galardonada periodista congoleña Caddy Adzuba el acta del jurado destaca su carácter de “símbolo de la lucha pacífica contra la violencia que afecta a las mujeres, la pobreza y la discriminación, a través de una labor arriesgada y generosa”. 
Una labor que desarrolla fundamentalmente a través de la emisora Radio Okapi. Bien está que alguien no recuerde que los problemas de África no acaban en la verja de Melilla y que no todo el mundo piensa que la solución es traerse a los africanos a vivir a Europa. Para mas detalles sobre la premiada les remitimos a las numerosas crónicas que ya empiezan a poblar los grandes medios.

Los comunicadores marginales tenemos que centrarnos en detalles como el curioso jurado que concede este galardón que tradicionalmente es el último en anunciarse. Curioso en primer lugar por lo numeroso, nada menos que 34 fueron los convocados aunque finalmente tan solo 25 firman el acta. Cierto es que hay caso tan disculpables como el de la presidenta de Coca-Cola Iberian Partners porque con el cabreo que tienen los empleados de la cerrada fábrica de Colloto su presencia ponía en riesgo la tranquilidad de las deliberaciones que acoge el Hotel de la Reconquista (no creemos que haya influido la incorrecta transcripción de su segundo apellido en la convocatoria antes enlazada, también invirtieron los del Presidente de La Caixa y aquí ha comparecido: ¡vaya secretaría!). También es notoria la ausencia de Felipe Fernández, un curioso caso de bien indemnizado prejubilado de una entidad (Liberbank) en la que se mantiene como consejero así como en el cargo de director general de la fundación bancaria (Cajastur) que es su primer accionista. Hay alguna denuncia sindical por ahí, así que ha tenido que fallarse la Concordia sin representación de la banca asturiana, pero ya verán que no será por falta de entidades financieras.

Y es que la segunda peculiaridad de este jurado es su poderío económico puesto que los encargados de conceder el premio son casi en su totalidad (la excepción es el dermatólogo y político hace largo tiempo retirado Adolfo Barthe Aza que no sabemos muy bien que pinta aquí) miembros del Patronato de la Fundación o representantes de los mismos. En definitiva son las caras visibles de las entidades que pagan este invento que se le ocurrió al avispado Graciano García quien ahora ostenta el tan flamante como vacuo cargo de “Director emérito vitalicio” de la cosa (¿será necesario explicitar lo de vitalicio?, ¿se imaginan que dijéramos Papa vitalicio o Rey vitalicio?).


Los 25 jurados que suscriben el fallo se componen de un primer bloque institucional (y asturiano) que está formado por el actual presidente y un expresidente del Gobierno del Principado de Asturias, el de la Junta General, que así se llama aquí el parlamentíny los alcaldes de Oviedo y Gijón a los que cabe sumar los presidentes de las empresas públicas locales Hunosa y Puerto de Gijón. Hasta aquí todo muy asturiano.

Un segundo bloque ya está integrado por algunos representantes de lo mas granado del empresariado español, particularmente de la banca que está presente a través del Santander por partida doble (Matías Rodriguez Inciarte es además director de la Fundación), BBVA, La Caixa, Banco Cooperativo Español (el formado por las Cajas Rurales), Banco Popular y, separadamente, su filial Banco Pastor (menudo lío se traen con el cumplimiento del protocolo de adquisición que requirió segregar el negocio gallego después de haberlo absorbido, un hecho que hizo necesario solicitar una nueva ficha bancaria). 

También han estado representadas las dos grandes del seguro, Mutua Madrileña y Mapfre, así como otros pesos pesados como Repsol o algo menos como Abengoa, Puig o Vocento. El sector de la construcción está, en cambio, muy poco presente, tan solo a través de la fundación de la familia Del Pino (Ferrovial). Lo que sí hay es una nutrida representación de empresas privadas de origen asturiano como son Duro Felguera, Asturiana de Zinc (Grupo Glencore Xstrata) o GAM así como de algunas vinculadas productivamente a la región como es el caso de ThyssenKrupp o la eléctrica portuguesa EDP (que tiene pendiente independizar su presencia en el patronato ahora vinculada a Cajastur en la figura de su presidente Manuel Menéndez que también lo era de Hidroeléctrica del Cantábrico, la empresa local absorbida por EDP).

Conclusión: no debe salir barato todo este principesco sarao. A ver si con un gráfico organizado geográficamente (asturianos arriba) se entiende mejor el subyacente de la concesión del Premio de la Concordia (nota: las cabeceras valen por dos jurados).

Si quieren ver, también muy gráficamente, como ha quedado el palmarés de los premios abocados a incorporar en su denominación a la Princesa de Asturias no tienen mas que seguir este enlace.



P.S.- Ya a punto de pulsar el botón publicar nos damos cuenta de que nos hemos dejado a Don Adolfo Barthe Aza sin representar. Nuestras disculpas, pero no rehacemos el gráfico porque no encaja una foto entre tanto logotipo. Igual no era tan malo que aumentara el bloque de rostros sin un símbolo institucional o empresarial detrás. Si lo hacen prometemos incorporarlos.

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