Esta semana que ha concentrado tres celebraciones
autonómicas, asturiana, extremeña y catalana, ha visto publicados diversos artículos
que ponían de manifiesto el llamativo hecho de que Cataluña optara por seleccionar para tal fin una sangrienta jornada de una Guerra Civil. Ciertamente resulta bastante significativo que el nacionalismo
catalán no haya encontrado mejor gesta que festejar y, de paso, se haya empecinado en tergiversar la memoria
de Rafael Casanova, un político que a pesar
de que vio embargados sus bienes ni siquiera sufrió prisión. De hecho pudo volver
a ejercer su profesión de abogado para morir plácidamente en 1743, 29 años
después del episodio que conmemora la Diada.
Muy distinta suerte corrió uno de los grandes olvidados de
la defensa de Barcelona, el comandante
militar de la plaza Antonio de Villarroel y Peláez (1) que acabó sus días en prisión. Una
figura que no interesa al catalanismo porque es el autor de proclamas como el
famoso “por nosotros y por la nación
española peleamos” con que arengó a sus tropas aquella decisiva jornada. Cierto
es que esta cita no se oculta en los paneles que balizan el itinerario histórico
de 1714 creado en Barcelona, pero ya se
encarga el “sesgo de confirmación” de mandar al olvido esta información en las
mentes a las que no interesa la verdad.
Lo que desconocemos es por qué en el discurso de Cayetana Alvarez de Toledo en el acto de “Libres e iguales” celebrado el 11 de setiembre en Madrid se denomina marquesina a este panel informativo. |
Como estas
fechas tienen el perverso efecto de causar un notable empacho de catalanismo que corre riesgo de cronificarse nosotros queremos
dedicar este apunte a realizar un breve análisis de cuales son los acontecimientos
que celebran las distintas autonomías en sus correspondientes “Días de la
Comunidad”.
Cuatro son las que han escogido acontecimientos
históricos:
- Cataluña
conmemora, como ya hemos visto, la caída de Barcelona en
la Guerra de Sucesión.
- La Comunidad
Valenciana ha escogido el 9 de octubre, la fecha en la que hizo su entrada
en la ciudad de Valencia el rey Jaime I en 1238. Suele obviarse, quien sabe a causa de que complejos, que se trata de una conquista en la que se desalojó a los
ocupantes musulmanes de la plaza liderados por un converso de última hora, el caudillo almohade
Zayd Abu Zayd.
- Madrid celebra
el levantamiento del 2 de mayo de 1808 que daría comienzo a la Guerra de Independencia contra los ocupantes
franceses.
- Y Castilla-León
ha fijado su fiesta autonómica el 23 de abril, el día de la Batalla de Villalar que puso fin en el
año 1522 a la Guerra de las Comunidades
de Castilla.
En este último caso se trata de un episodio histórico de signo aun
mas discutido que el polémico hito catalán dada la mayor distancia que
nos separa y la consiguiente mayor escasez de documentación. No parece una elección
especialmente brillante cuando no está muy claro si lo de los Comuneros fue un levantamiento antiseñorial
o un movimiento en defensa de intereses mas bien particulares. Pero el romanticismo encumbró a Padilla, Bravo y Maldonado a un pedestal del que ya no hay quien los apee a pesar
de la discutible concurrencia de merecimientos adicionales al hecho cierto de
que perdieran la vida en el empeño. Justificación mas que suficiente para la
creación de héroes por las mentes románticas.
Un segundo bloque está formado por las cinco
autonomías que han escogido fechas de origen religioso en las que ya era tradición festejar a los
correspondientes patronos y patronas. El comunero 23 de abril en Castilla-León es la festividad de San Jorge, el patrón de la Comunidad Aragonesa que celebra en esa
jornada el Día de Aragón. El 25 de
julio festeja Galicia a su patrón Santiago que también lo es de España, mientras que Navarra fijó la fiesta de su autonomía
el día de San Francisco Javier (3 de
diciembre). Por el lado femenino nos encontramos que el día 8 de setiembre en
que la Iglesia conmemora el nacimiento de la Virgen María se festejan como festividades autonómicas dos advocaciones
marianas, en Asturias la Virgen de
Covadonga y en Extremadura la de
Guadalupe.
Un tercer bloque es el constituido por las Comunidades que
han optado por fijar su fiesta en alguna fecha vinculada al proceso
autonómico. El día que de alguna manera tiene mas guasa es el de Andalucía que se fijó en el 28 de
febrero, la jornada en que se celebró el referéndum de 1980 necesario para que
las comunidades consideradas no históricas pudieran acceder al proceso autonómico por la vía del artículo
151. Y fue la única que emprendió este camino. Aunque la Constitución exige (art. 151.1) que la
votación popular debía arrojar una mayoría absoluta del censo electoral en cada una
de las provincias ese requisito no se cumplió en Almería,
pero rápidamente se pasteleó una solución. Un poco edificante episodio de nuestra democracia que no interesa
mucho recordar. Pues ese día del trampeado incumplimiento constitucional es el de Andalucía.
El Día de las Islas
Baleares es el 1 de marzo, la fecha de la publicación del estatuto de 1983,
curiosa elección de un tanto banal hito administrativo (la entrada en vigor tuvo lugar al día siguiente). Por su parte La Rioja y Murcia optaron por la fecha de la sanción por el Rey Juan Carlos I de sus respectivos
Estatutos, algo que en ambos casos sucedió el 9 de junio de 1982, por ello comparten
fiesta como hacen asturianos y extremeños por un lado a mas de aragoneses y castellanoleoneses por otro. Ya se veía venir que las teles de
Madrid no iban a prestar mucha atención a los "pequeñines" así que daba igual compartir protagonismo.
Dos autonomías optaron por fechas vinculadas
a la creación de sus cámaras legislativas. El Día
de las Islas Canarias es el 30 de mayo porque ese día de 1983 se constituyó
el Parlamento de Canarias mientras
que el Día de Castilla La Mancha se celebra
la jornada siguiente, el 31 de mayo en que se constituyeron ese mismo año sus Cortes Regionales.
Un caso singular es el del Día de Cantabria que se celebra el segundo domingo de agosto en la
localidad de Cabezón de la Sal. Única fecha variable. Esta
jornada nació en 1967 con el nombre de Día de La Montaña por iniciativa del
alcalde de ese municipio que se propuso realizar una exaltación del folklore y las tradiciones populares. De hecho en 1972 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, así que se trata de un interesante
caso de reciclado de una iniciativa de promoción del turismo.
Quienes sean de llevar cuentas echarán en falta una Comunidad Autónoma porque es
significativo que la Vasca no tiene este tipo de celebración desde que fuera suprimida el pasado año tras solo tres ediciones (2011-13). La
fecha elegida había sido el 25 de octubre, la del referéndum por el que en 1979
se aprobó el Estatuto de Autonomía del País
Vasco. Pero en una comunidad que tiene por bandera la de un partido las
tradiciones las marca quien las marca y el nacionalismo no soportó durante
mucho tiempo que otra jornada hiciera competencia al Aberri Eguna (Día de la Patria) creado en 1932 por el PNV. El motivo de la elección
de esta celebración coincidente con el Domingo
de Resurrección es bastante pintoresco, por no decir otra cosa,
porque se basó en que en esa jornada de 1882 Sabino Arana “descubrió” en el curso de una conversación con su hermano Luis su condición de vizcaíno (como
entonces se decían los nacionalistas vascos de mas rancio abolengo) y no español.
Ya ven la de juego que da cualquier cosita en este complicado país.
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