La adjunta ilustración de Christoph Niemann que ya veíamos en la Revista de portadas de abril (2ª parte), nos llevaba a comprometer un repaso de la presencia de los psicoanalistas en The New Yorker. Ya ello nos aplicamos hoy con un considerable retraso.
La primera portada de esa temática que tenemos registrada es la de enero del 2000 en la que Edward Sorel al sometió a una sesión al edificio Chrysler, convertido al efecto en una ingeniosa personificación de los muy aficionados al psicoanálisis habitantes de la gran manzana.
En noviembre de 2002 fue Danny Shanahan quien volvió sobre el asunto con un caso, aparentemente severo, de falta de estima hacia un paciente por parte de su entorno.
Retrocedemos hasta mayo de 2005 para ver la espléndida conversión de Sigmund Freud en un taxista dispuesto a dispensar veloces tratamientos in itínere. Nuestra favorita de la colección. Adjuntamos la foto del padre del psicoanálisis utilizada como fuente para que puedan valorar mejor la caricatura de Barry Blitt.
Completamos la colección con la playera consulta ideada por Roz Chast para representar a esos neoyorquinos que literalmente no pueden vivir sin su terapeuta.
Mucho psiconálisis en Nueva York. Y mucho psicoanálisis en The New Yorker. El más explotado de los clichés recientes que tenemos identificados en las portadas de ese prestigioso semanario.
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