Recomendable apunte el publicado ayer en su blog por Santiago González con el título “Algo de epistemología”.
En el mismo muestra su dominio del lenguaje al postular que las disculpas que
ha pedido a la prensa Pablo Iglesias
tan solo son atrición. Un término en desuso que vamos a tener la precaución de recordar que significa “arrepentimiento
(de haber ofendido a Dios) por miedo al castigo (divino)”. O sea, que lo que realmente
sentiría el ínclito fan de "Juego de Tronos" son las posibles consecuencias (pongamos que electorales).
Como parece pura locura postular en tan descreídos tiempos
la recuperación de palabras procedentes del catecismo, no
irritemos a los nuevos “testículos del anticristo” (1), está claro que es necesario crear un
neologismo que designe estos arrepentimientos forzados tan propios de la
política.
Una Ilustración de Steve Cuts que nos recuerda lo que viene con la campaña en ciernes |
Pero no dejen que esta digresión lingüística les haga
olvidarse de leer la columna de González
y especialmente el repaso final del bagaje formativo del narcisista doctor en
políticas. Dictamen certificado por uno de sus profesores.
Ya puestos a recomendar lecturas, vamos a permitirnos añadir
a nuestra propuesta la columna de Ignacio
Camacho titulada “España prohibida” publicada el pasado sábado en Abc. Extraemos tres
perlas:
- A la Evita del Paralelo le ha faltado el coraje para vetar
el proyecto de retransmisión callejera por las bravas. Se ha agarrado a un
oscuro, vergonzante ordenancismo municipal.
- El fútbol es el último refugio de una vaga identidad
patriótica que encuentra en la selección un símbolo pasional más bien líquido.
- Colau no es una separatista identitaria. Su apoyo cada vez
más visible a la causa del soberanismo obedece a una confluyente radicalidad
política que concibe la ruptura con España como una sacudida antisistema.
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