martes, 4 de diciembre de 2018

El "tezanazo" y la paradoja del 24%


Ya habrán visto alguno de los hemicíclicos gráficos de reparto de escaños que tanto gustan a los medios de comunicación. Y es que, efectivamente, proporcionan un vistoso flash de lo ocurrido en unas elecciones. Nos traemos a modo de ejemplo el de la habitualmente bastante aseada información electoral de El País.

Aunque la comparativa con la distribución precedente también da una visión bastante cabal de la evolución de los concurrentes, creemos que ese análisis es mejor realizarlo sobre un gráfico de líneas, en el que no está de más disponer de un historial más largo. Ya puestos, hemos incluído todas las elecciones autonómicas celebradas en Andalucía, reflejadas por medio de los porcentajes de voto obtenidos por los partidos y coaliciones que han obtenido escaño en esta última edición. En el caso de Adelante Andalucía hemos hecho arrancar su línea de la suma de los votos obtenidos en 2015 por Podemos e IU (la evolución histórica de este último es la que muestra la línea discontinua gris).


Notable esa cuarta caída del Psoe, que aproxima su porcentaje de voto a la mitad de su máximo histórico. Y la segunda del PP, idem de idem, vuelto a sus resultados de los años ochenta, cuando era Alianza Popular.

Por lo aparatoso del batacazo del CIS sobre la estimación de voto del partido en que milita el presidente de ese organismo (enlace al sondeo preelectoral),  también hemos añadido unas líneas de puntos con lo que habría ocurrido de haberse cumplido las ampliamente fallidas previsiones realizadas.

Adicionalmente, el adjunto gráfico cuantifica el error cometido por el tezanismo.

Con ser cierto que las encuestas daban unos concretos datos cuya bondad nos discutimos, es bien llamativo que en esta ocasión se consideró oportuno ajustarlos ("cocinarlos"), cuando el increíble Tezanos había renegado en las encuestas de ámbito nacional anteriores de la práctica tradicional del CIS. Y una vez puestos a cocinar, en la casa  (solo teóricamente) pública de la demoscopia, ya tienen suficiente experiencia como para ponderar un poco mejor la bien conocida muy dispar tendencia a sincerar su voluntad que tienen los votantes de las diferentes opciones políticas (algo que era ciertamente difícil de estimar para Vox, pero era perfectamente previsible una amplia ocultación de la voluntad de votar a la, para tantos, públicamente denostada opción). 

La abstención es otro asunto que, seguramente, habría sido más comentado en caso de que no se hubiera producido tan aparatoso vuelco. A continuación puede verse la historia de la participación en las elecciones autonómicas andaluzas que, como puede verse, es sensiblemente más baja cuando no coinciden otras elecciones.


Queda para el análisis de los especialistas cual haya podido ser la influencia de esa baja participación, pero quizá vaya siendo hora de ir desterrando la extendida creencia de que la izquierda se moviliza más en las elecciones. T también cabe considerar la posible sustitución del efecto "subirse al carro del vencedor", que propicia el inflado de encuestas, por el relajo del "esto está ganado, como siempre". La cosa podría haber sido un auténtico "tezanazo" salido por la culata. Pura justicia poética.


¿Son apáticos los andaluces para ir a votar? Veámoslo ayudados por una comparativa entre la participación en las autonómicas de esa comunidad y la catalana. Como bien puede verse, hasta que se armó el lío independentista no había color. ¿Sorprendidos por sus prejuicios?


 Constatar, finalmente, lo pedagógico que resulta tener que merendarse eso de que gobierne la lista más votada, y también lo del "pacto de perdedores", con el PP pretendiendo gobernar con el 24% de los escaños (26/109), cuando niega legitimidad al Psoe para hacerlo en el Congreso con idéntico porcentaje (85/350). Claro, que siempre nos quedará la humorística visión de El Mundo Today. ¡Desaférrate de una vez Susana!





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