miércoles, 19 de diciembre de 2018

Homicidio y deslealtad


El pasado fin de semana leíamos el artículo Así se mata en España en el que el diario El País reseñaba el "Informe sobre el homicidio en España 2010-2012". Un estudio realizado a lo largo de tres años por un equipo de medio centenar de investigadores a partir de 632 atestados policiales de 661 de los 1.150 homicidios (dolosos y asesinatos; se excluyen los calificado como imprudentes) cometidos en esos años en el espacio policial analizado (enseguida matizaremos esta expresión).



Si tienen la curiosidad, como nosotros, de consultar el documento original, quizá les llame la atención, como a nosotros, la tabla de la página 20, que reproducimos junto a estas líneas, en la que muestra la distribución espacio-temporal de esos atestados.

La falta de datos de Extremadura se atribuye a "problemas técnicos" (pág. 16), mientras que la ausencia de información de otras dos comunidades autónomas se justifica con un escueto "Aunque se invitó a las policías autonómicas de Cataluña y País Vasco, declinaron su participación" (pág 17). Así que ahí está la deslealtad de nuestro título. Por más que el objetivo sea tan apolítico como útil para todos (máxime cuando Gerona es la segunda provincia por tasa de homicidios, tras Almería), en un trabajo en el que es significativa la participación de la Universitat de Barcelona.

Sería interesante ir compilando las estadísticas nacionales que carecen de datos de esas dos comunidades, como muy notablemente ocurre con los catalanes en las de prisiones (una competencia que es la única comunidad en la que está transferida). Desde agosto de 2010, según señala el INE. Así de colaborativas son las gentes supuestamente tan dialogantes.

Pero no queremos desviarnos  de los resultados del estudio que, conforme al signo de los tiempos, ha recibido mayoritarias lecturas en términos de género. Junto a estas líneas puede verse el gráfico publicado en El País, que muestra como las mujeres son el 39% de las víctimas y el 11% de los autores. O, si se quiere, los hombres son el 61% y 89% respectivamente.

Constatamos, por tanto, que la "feminidad de la autoría" resultante es algo superior a la que calculábamos el pasado mes de abril en el apunte a El sexo del delito (a partir de la Estadística de condenados que el INE elabora con datos del Registro Central de Penados). A continuación, recordamos aquella gráfica.



Lo que no hemos encontrado es una explicación al, para nosotros, sorprendente ratio de 1,32 homicidas por víctima 871/660 (la unidad de diferencia en esta última cifra obedece a un bebé cuyo sexo no quedó reflejado en el atestado). Seguiremos indagando.

Y lo que más nos ha sorprendido es la afirmación del criminólogo Jorge Santos, recogida en el artículo de El País, sobre el elevado porcentaje de homicidas extranjeros. Un 35%, que roza el 47% en el caso de los asesinatos relacionados con actividades criminales y, especialmente, los vinculados a bandas (59%) y crimen organizado (95%). Eso cuando el porcentaje de población extranjera era en 2012 del orden del 12% (ahora esta ligeramente por debajo del 10%[1]). Lo que dice Santos es: “Si desgranas la pirámide de población en España, hay un mayor porcentaje de extranjeros entre los jóvenes, que son los que más cometen homicidios. No tiene nada que ver con que los extranjeros sean más violentos”.

Es cierto que los jóvenes cometen más homicidios, si nos consideramos tales hasta rondar los cuarenta, porque en la distribución por edades resultante, casi el 35% de los homicidas se sitúa en un intervalo de edades de 13 años (18 a 30), mientras que el 26% del siguiente tramo (31 a 40) tan solo abarca 10 años, con lo que resulta una tasa por cohorte anual muy similar, que ya resulta sensiblemente menor en el tramo de 24 años posterior (41 a 64).



Pero lo que deja claro el adjunto gráfico, que es de nuestra cosecha (realizado con datos del INE), y que no cabe comparar con el anterior, pese a su semejanzaes que el porcentaje de población extranjera en las "franjas de edad más homicidas" dista de acercarse a ese llamativo 35%. No tergiversemos los datos sr. Santos. La vida dista de "valer" lo mismo en todas las culturas del mundo. Y cuando se tiene la costumbre de llevar una navaja en el bolsillo, es más fácil que las cosas acaben mal. Un hecho que nos invita a insertar la gráfica de distribución de armas utilizadas, en la que puede verse como las blancas son claramente mayoritarias.


Hay muchos otros datos interesantes en el estudio, pero no queremos extendernos demasiado. Así que tan solo añadiremos la sorpresa que nos ha causado descubrir que hay más víctimas por violencia doméstica que de género. Y, ojo, que un 40% de las primeras también son mujeres, aunque parecen muertas de segunda para ciertos feminismos. Luego llegan tragedias como la de Laura Luelmo, ni doméstica ni de género (según la legal definición), y todos a intentar ponerse en primera fila (verbigracia; ¿habrá que esperar a que el violentado  sea un niño para que se legisle par todos?) de la lucha contra problemas a los que anteriormente no se ha prestado atención. ¿Debe ser vigilado el proceso de puesta en libertad de quien fríamente ya asesinó con anterioridad?

Y ahí seguimos con el empecinamiento en la selectiva difusión de estadísticas, que claramente oculta a la opinión pública el problema de la violencia doméstica. Una cuestión sobre la que lamentamos no se facilite información desglosada sobre la relación entre homicidas y víctimas. ¿Quien mata a quien en el hogar?, ¿como está la cuestión entre padres e hijos?

En todo caso, congratulémos por la baja tasa de homicidios que registra España, ¡cuán llamativo el curioso sesgo en dirección nordeste del mapa con que finalizamos!, a la par que, una vez leído este nuevo informe, nos reafirmamos en las conclusiones del apunte El sexo del delito.





[1] la evolución de la población extranjera desde 1998




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