Por tentadoras que sean algunas candentes divisorias cuestiones, como ese jaleante ‘putu amo’ que ha dejado como ‘puta imbécil’ a una ínclita propagandista indepe, el apunte de hoy no va de política. Y es que entre las noticias de la prensa del domingo, ahora oscurecidas por la más rabiosa y, para muchos, regocijante actualidad, había una que nos ha parecido particularmente interesante. Nos referimos a la que trataba sobre la presencia de plástico en los mares. Así presentaba la cuestión el diario catalanovetense La Nueva España.
Y cuando esos países de referencia son precisamente de un tamaño similar al de España, ya podían haber concretado un poco más ese titular. En todo caso, conviene aclarar que la información procede de una organización denominada The Ocean Cleanup que se propone desplegar unas barreras flotantes para ’capturar’ los desechos plásticos que flotan en el mar. Pero mal síntoma es que los promotores del
Si hacemos la división propuesta en el título, y hay que tener un poco de cuidado con tanto cero, resulta que cada una de esas 'piezas' pesaría, quitamos doce roscos, 0,080 g /1,8 = 0,044 g. O sea, poco más de 4 centigramos. Eso cuando una de las tan habituales botellas de PET anda sobre 30 g y un tapón ronda los 2 g. Así que no entendemos muy bien qué se pretende con ese apocalíptico conteo de vocación molecular ¿computaría vd. los habitantes del planeta por el nº de sus huesos? (1) Máxime cuando el propio gráfico que aportan reconoce que el 92% de la plástica masa está formada por residuos de más de 5mm.
Vamos ahora con lo de ‘la isla’. El ‘patch’ (parche) cuya extensión cifran en 1,6 millones de km² es la superficie marina en la que la densidad de plástico supera 1 kg/km ². Y en tan balompédico país como el nuestro, nada como los campos de fútbol para medir áreas. Así que como en un km ² caben más de un centenar, pongamos 120 bien hermosos terrenos de juego, a treinta botellas por kilo, resulta que esa ‘isla’ estaría formada por uno de esos envases flotando cada cuatro campos. Sin duda, una guarrería. Pero isla, lo que es isla, no la llamaríamos nosotros. Desengáñense los lectores que ya se hubieran imaginado una lámina de agua en la que hubiera que ir apartando desechos para avanzar.
Lo peor de estas malas informaciones es que crean expectativas que, cuando se contrastan con la realidad, ¡anda era esto!, acaban por desacreditar las causas a las que pretenden servir.
Los desechos plásticos son un importante problema que hay que gestionar, pero sin recurrir para ello a escenificaciones irreales. No se puede hacer nada, y menos buena ecología, con mala información.
P.S.- Una interesante lectura, publicada hoy mismo, sobre prácticas desinformativas es La otra gran mentira de la homeopatía.
(1) hemos evitado la tentación de recurrir a las células porque cada uno de nosotros tiene cerca de 40 billones (fuente).
No hay comentarios:
Publicar un comentario