Algo después de las ocho y media de la mañana de ayer domingo el caudal del río Ebro superaba en Zaragoza los 2.000 m³/s, que es la cifra que marca la frontera de lo que en esa ciudad se considera una crecida extraordinaria. El pico de la crecida se alcanzó a las ocho de la tarde con 2.032 m³/s y con ser casi nueve veces el caudal medio anual (232 m³/s, que es aprox. la mitad que en Tortosa) y casi seis el medio de abril, se trata de una cifra que está lejos del récord histórico del 2 de enero de 1961 en que se alcanzaron los 4.130 m³/s (1). Tampoco se aproxima a lo ocurrido el 2 de marzo de 2015 cuando se llegó a 2.448 m³/s.
Sin embargo, da la impresión de que un cierto descuido en la limpieza y conservación del cauce habría podido propiciar que los efectos hayan sido similares a los causados en 2015 por una crecida un 20% superior. Un tema para ulterior análisis. Curioso, en todo caso, lo de ese sector del ecologismo que parece experimentar un morboso deleite cuando ve a los ríos recuperar temporalmente un territorio que, ciertamente, es suyo. Los mismos que no quieren enterarse de los desastres que evita la regulación que proporcionan las presas. Que sufra castigo esa malvada Humanidad, diríase que es su inspirador lema.
Es notable que el SAIH (Sistema Automático de Información Hidrológica) de la Cuenca Hidrográfica del Ebro da acceso público a un muy completo repertorio de información (ver aforos disponibles). Desde el mismo nos traemos la gráfica de caudales de los últimos días que permite ver como se ha ido formando a partir del lunes 9 esta crecida potenciada por el deshielo de la abundante nieve caída este año.
Resulta significativo el diferente perfil de la gráfica de Zaragoza respecto a la de Castejón, una población navarra situada 146 km aguas arriba (unos 100 km por carretera), cuyo pico de 2.682 m³/s se produjo en la mañana del pasado viernes 13.
Y quizá les llame la atención que esta segunda punta de caudal sea notablemente superior, estando aguas arriba, pero los aportes que recibe el Ebro entre ambas poblaciones son bastante reducidos (el afluente más significativo es el Jalón) en relación con la capacidad de laminación del propio cauce. A ello se suman otros fenómenos como la infiltración y la evapotranspiración, así como los volúmenes, cierto que relativamente modestos, que pueden derivar los canales de Lodosa, Tauste e Imperial de Aragón.
En cuanto al desfase temporal entre ambos picos, pone de manifiesto que en estas condiciones de crecida el agua circula en ese tramo, que tiene una pendiente media del 0,48 por mil, aproximadamente a 1,3 m/s. O sea, 4,7 km/h que es la velocidad de un caminante medio que no apura su marcha.
Para tratar de "visualizar" el volumen de agua que está discurriendo por Zaragoza cabe recurrir a una piscina olímpica. Una instalación que en su configuración mínima para ser homologada como tal (longitud 50 m, anchura 21 m y profundidad 2 m) contiene 2.100 m³ de agua (las de más alto nivel tienen 25 m de ancho y 3 m de profundidad, luego 3.750 m³). Así que el Ebro prácticamente llenaría cada segundo una de esas piscinas de la tipología más modesta.
Como contrapunto, también es bueno contextualizar ese caudal con la observación de que es la centésima parte del medio que vierte al mar el Amazonas (con picos que pueden ser hasta 1,5 veces superiores).
Las importantes obras de regulación hidráulica realizadas dese entonces y, particularmente, la construcción del embalse de Mequinenza, hace impensable que hoy en día pudiera llegarse a una situación ni lejanamente parecida. El también conocido como Mar de Aragón, que entró en servicio en 1965, es con su capacidad de 1.530 Hm³ el quinto mayor embalse de España.
Actualización 19/4: añadimos la gráfica hasta la tarde del día 19 que muestra lo próxima que estaba la anterior al 'pico de la crecida'.
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