viernes, 20 de abril de 2018

Los peligros de la metonima


Hay metonimias que, cuando se carece de la proximidad suficiente,  pueden resultar entre sorprendentes e incomprensibles. Ayer mismo veíamos a La Voz de Galicia convertir en notificadora de multas a María Pita, la heroína de la defensa de La Coruña contra el asalto realizado en 1859 por las tropas inglesas capitaneadas por sir Francis Drake. Se nos ocurre que quizá no todos los lectores potenciales de ese diario estén al corriente de que el ayuntamiento de la ciudad gallega preside la bonita plaza que lleva el nombre de tan brava mujer.

No son pocas las ocasiones en que es el conjunto de un texto el que da sentido a cierto desplazamientos semánticos. Hace bien poco podía leerse en eldiario.es lo siguiente: En esta última ciudad [Málaga] el Almirante Cervera protagonizó, junto a otros buques y a la aviación fascista, el que es uno de los mayores ataques contra la población civil durante la guerra. Fue un éxodo de cerca de 300.000 personas en febrero de 1938 al que se atacó por tierra, mar y aire, según las investigaciones

Si clican el enlace para leer el artículo completo verán que ese Almirante Cervera con dos mayúsculas, como también apunta el "otros" aplicado a los buques, es el crucero botado en 1928 con el almirante Cervera como epónimo. Interesante teoría la de ser culpable de lo que hagan las cosas bautizadas con el propio nombre que parecen haber aplicado en Barcelona.

Si han leído el artículo, quizá también hayan advertido el argumento de refuerzo: El Ayuntamiento recuerda que fue un alcalde franquista en 1942 quien puso su nombre a la calle en sustitución del republicano Alfredo Calderón. O sea, que también se es culpable de la filiación política de quien utilice tu nombre. De esta no se salva ni Ramón y Cajal.

Aunque el texto antes citado sea posterior al infame cambio de nombre de una calle de la Barceloneta, vamos a ser tan buenistas como para suponer que pueda haber sido una descontextualizada lectura similar la que llevara al consistorio barcelonés, asesorado por bien pagados "especialistas" en memoria histórica, a tomar tan estúpida decisión. La ignorancia es así. Y si se mezcla con resentimiento...pues para mear [en medio de la calle, por supuesto] y no echar gota.

Posiblemente ya hayan leído que el egregio militar desposeído de su calle, no tiene uno, sino dos bustos, en la fascista Cuba. Uno en el Museo de la Real Fuerza de La Habana, del que tan solo hemos conseguido una mínima foto, y otro en el castillo de los Tres Reyes, también conocido como castillo del Morro, de la ciudad de Santiago de Cuba. Como refleja la adjunta imagen, este último fue inaugurado el 25 de marzo del 2005 por el bien conocido fascista Raúl Castro (hagan un esfuerzo por entender la ironía quienes sean partidarios de la muy razonable teoría de la esfericidad del mapa político; la que propugna que los extremos del mismo son fronterizos).

También nos parece oportuno añadir una nota sobre una de las piezas de artillería del crucero bautizado con el nombre del insigne marino. Desde mediados de los años sesenta hasta el año ¿2006?, unos de sus cañones permaneció instalado en los jardines, ahora convertidos en rotonda, situados al final de la santanderina Segunda Playa de 'El Sardinero'. Una pieza que, tras ser retirada, pasó a formar parte de la colección del Parque-museo de la Marina española situado en Limpias (Cantabria), que es donde está tomada la adjunta imagen. Debajo mostramos una pareja de fotos de su emplazamiento frente a los edificios de Feygón y otra de su colocación original en la proa del navío.

 

Para finalizar, vamos a realizar un cariñoso reproche al dibujante Puebla por la anonimización de la viñeta que publicó el pasado día 17 en Abc. Con la caricatura tan apañada que le sale de Colau, ese dibujo pedía una muy concreta protagonista. ¡Anímate a combinar ambos dibujos, Puebla!








P.S.- Un himno no deja de ser una musical metonimia del alma, pongamos que un sinécdoque. Así que no era tan difícil colaborar a poner un poco de cordura. Bastaba algo así como 'creemos en el derecho de los aficionados  expresarse libremente, pero hay muchas formas de hacerlo sin ofender a los demás. Por una razón tan simple como que tampoco nos gusta que ofendan nuestros símbolos'. Va dado Bartoméu si cree que con sus poco conciliadoras palabras va a congraciarse con el independentismo.

Y algunos colectivos más radicales han optado por propugnar la abierta provocación. Claramente para ver si consiguen generar alguna agresión física. Desgraciadamente, el 1-O dejó bien clara la rentabilidad de ese mecanismo. Si tienen duda de que habrá golpes cuidadosamente filmados y difundidos por las redes, recuerden la lúcida viñeta de Ricardo.



P.S.2 - Nos alegramos de habernos equivocado en nuestro vaticinio.






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