miércoles, 6 de marzo de 2019
Ges
La letra g, séptima de los principales alfabetos latinos (1), cuarta en el cirílico (en que se escribe г) y golf en el alfabeto radiofónico, es un invento romano que, según Plutarco, fue introducido en el siglo III a. C., por Espurio Carvilio. Un liberto que tomó el nombre de su amo Espurio Carvilio Ruga, quien portaba en su nombre los dos fonemas que hasta entonces representaba indistintamente la c.
Aparte de símbolo del gramo (del griego γράμμα, grámma, nombre de la letra con el que los romanos denominaron la piedrecilla para pesar también llamada 'escrúpulo'), el uso más conocido de esta letra en el ámbito de la ciencia deriva de su condición de inicial de gravedad. Por ello, en su forma mayúscula designa la constante de gravitación universal (G) y, en minúscula, la aceleración del campo gravitatorio (g). La que en la Tierra oscila entre 9.764 m/s² y 9.834 m/s², dependiendo de la altitud y latitud del punto de medida, pero en el colegio les habrán enseñado que tiene un valor medio de 9,81 m/s². Y seguro que recuerdan que actúa como importante factor de conversión entre unidades (de masa y peso, por ejemplo).
Como inicial que también es del apellido de Carl Friedrich Gauss, asimismo es el símbolo de la unidad de inducción magnética que lleva el nombre de ese gran científico. Y el Sistema Internacional la utiliza, además, para representar el prefijo Giga, que indica un factor de mil millones. Como usos más frecuentes encontramos el informático Gigabyte y el energético Gigawatio.
Otros simbolismos menos habituales de la g pueden verse en la Wikipedia, pero no queremos olvidar señalar que en la notación musical anglosajona representa la nota sol. Y, como inicial de la palabra grupo, encabeza el sintético nombre de los formados por diversos países, como el oscilante G-7 / G-8 o el G-20, por citar los más conocidos.
Aprovechamos para recordar que la próxima cumbre del G-7 (Rusia, que forma parte del G-8, está excluida de las reuniones del club de los más poderosos desde la crisis de Crimea), tendrá lugar en Biarritz entre el 25 y el 27 de agosto. Y la del G-20 se celebrará en Osaka el 28 y 29 de junio.
G-Man es una expresión popular del inglés americano, nacida como contracción de government man (hombre del gobierno), con la que suele designarse a los agentes especiales del gobierno de Estados Unidos y, en particular, a los del FBI.
El plural G-Men dio título a una película de 1935, protagonizada por James Cagney, que en España fue titulada “Contra el imperio del crimen” y en algunos países hispanoamericanos “La patrulla implacable”. Un film que inspiró al conjunto musical Hombres G el nombre que adoptaron en 1982, tras una breve etapa como “Los Bonitos Redford”.
No está claro el origen de la expresión G-string, pero esa es la denominación que aplica el inglés al tanga mínimo. La versión extrema de la prenda llamada thong en sentido más amplio.
Controvertida es la entidad anatómica conocida como punto Gräfenberg, comúnmente llamado punto G, mientras que últimamente es bastante notorio que la letra de hoy ha triunfado como sufijo, para denominar las generaciones evolutivas de las tecnologías de telefonía móvil. Y así es que 5G esta ahora en boca de muchos.
Resulta indudable que algunas de las prestaciones que anuncia pueden ser claves en el desarrollo de ciertas tecnologías, como significativamente podría ser la conducción automática. Pero el ejemplo prototípico que gustan utilizar sus promotores es la telecirugía, cuyo desarrollo ya se verá en que queda, pero es improbable que llegue a introducir algún destacado cambio en sus vidas en el próximo futuro.
La pregunta que nos hacemos es, en definitiva, ¿está justificado todo ese furor por el 5G? ¿realmente necesitamos poder descargar una entera película en pocos segundos?, que es otro de los ejemplos que suele aportarse sobre las nuevas prestaciones prometidas.
Pasamos a invitarles a reparar en el impasse que vive la telefonía móvil. La que hace tiempo que tiene enormes dificultades para encontrar argumentos que mantengan el acelerado ritmo de renovación que venía registrando el parque de esos terminales que la industria gusta llamar smartphones.
Un detalle más. El actual parque de teléfonos es incompatible con el 5G. Ahora, ya pueden valorar ustedes mismos todo ese interesado furor.
[Y nada menos que 7 minutos dedica Javier Marmisa en el suplemento Retina de El País a NO contestar la pregunta que plantea en el título de su videoartículo: ¿Cómo cambiará tu vida (y la de tu móvil) la ‘nueva revolución 5G’?]
No queremos olvidarnos de la g de Google, ¿se acuerdan cuando parecía que no podríamos vivir sin utilizar unas de sus gafas?, porque esa inicial es la que identifica su implantadísimo servicio de correo gmail.
Si fuera vds. usuarios, ¿tienen el compromiso de esa corporación de seguir prestandoselo indefinidamente (y gratis, si son particulares)?
Pues ahora les invitamos a imaginar que la poderosa corporación norteamericana decidiera suspender ese servicio.
Si no les apeteciera elucubrar sobre las consecuencias de tal eventualidad, bien pueden entretenerse recorriendo en el apunte Imaginando formas con la g algunas de las cosas que la letra hoy tratada ha inspirado a los diseñadores gráficos.
(1) En el idioma español fue considerada octava desde principios del siglo XIX hasta el año 2010 en que, con motivo de la publicación de una nueva versión de la 'Ortografía de la lengua española', la ch y la ll dejaron de ser consideradas letras del abecedario. Pero cabe señalar que la reordenación de la posición de esos dígrafos en los diccionarios se había iniciado con anterioridad, conforme al acuerdo adoptado en el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española celebrado en Madrid en 1994.
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