Cordones desatados tituló Álex Grijelmo su artículo del pasado lunes sobre los “cordones sanitarios”. Una expresión que le parece la más llamativa dentro del léxico mayoritariamente peyorativo o condenatorio que observa en la política española actual.
Apunta que la aplicación a la política procede de Francia (cordon sanitaire), pero su enlace explicativo de cómo ese país propugnó por medio de esas palabras el cierre de fronteras de las naciones limítrofes con la Unión Soviética para defenderse del comunismo, no deja claro, como este otro, que es un uso que data de la revolución bolchevique de 1917. Y la Wikipedia en francés especifica que fue acuñado por el ministro Stephen Pichon.
No podemos dejar de hacernos eco de la cita sobre el uso metafórico de esos cordones que se hace en La Regenta (1884) de Clarín: “La fórmula de aquel rompimiento, de aquel cordón sanitario, fue ésta: ‘¡Nada, nada de trato con la hija de la bailarina italiana! ¡Es necesario aislarla!”.
Concluye Grijelmo que con el trivializado uso actual, el contagio más preocupante es el de la infección léxica que se extiende por un lenguaje que debería tender al entendimiento.
Solo se nos ocurre añadir una viñeta de José Luis Padilla del último día de abril en la que que hacía una oportuna observación sobre una coincidencia entre las iniciales y una sigla política .
La referencia literaria anteriormente citada nos ha recordado que la semana pasada nos dejamos sin reseñar un interesante Rinconete del Centro Virtual Cervantes escrito por Pedro Álvarez de Miranda sobre la perdida en el uso coloquial expresión Dar el opio.
En esa misma web, Victòria Alsina trató en el Martes Neológico sobre el préstamo del inglés premium, un término que esa lengua importó, a su vez, del latín, donde el sustantivo praemium significa ‘premio’. Pero en inglés fue desarrollando diversos sentidos derivados y el surgido en inglés americano ‘de precio y calidad superior‘, que funciona como adjetivo, es el que saltó a finales del siglo XX al español.
La autora no olvida advertir que la Fundéu, que recomienda la escritura con tilde en la e, encuentra preferibles expresiones como de gama alta, de lujo o, en otros contextos, profesional, mejorado…. Y concluye el artículo con la, en esa sección del Cervantes, muy habitual petición de incorporación a los diccionarios generales. Tiene sentido, porque en el asentado consumismo en que vivimos, parece que premium está destinado a consolidar su uso.
El verbo banear puede sustituirse apropiadamente en español por bloquear tituló Fundéu su primera recomendación de la semana.Y se debe, añadimos nosotros con mayor beligerancia.
El martes, con motivo de la entrada en vigor de la nueva ley hipotecaria, oficialmente la Ley Reguladora de los Contratos de Crédito Hipotecario, recordaron que los nombres no oficiales de las leyes se escriben con minúsculas.
Al día siguiente propusieron la expresión criptomoneda estable como alternativa preferible a stablecoin, que es un anglicismo empleado para referirse a las monedas digitales que aspiran a mantener un precio sin gran volatilidad. Dado que la estabilidad es un mero objetivo asociado a la que puedan mantener las monedas a las que se vincula el valor, nos parece más apropiada la denominación criptomenda indexada. Lo otro es caer en la prestigiadora estrategia publicitaria promovida desde Facebook para la moneda que ha denominado libra.
Y el apunte del día siguiente precisamente estuvo dedicado a recordar que esa libra se escribe con minúscula. Confusa elección para el idioma español en el que coincide con nuestra traducción de pound (£), pero más sorpresa ha causado en Australia que la compañía norteamericana no haya tomado en consideración que allí ese es el nombre de una popular marca de tampones.
Concluyeron ciclo el viernes con unas claves de redacción sobre el yoga. Y es que en esa solsticial jornada se celebró el Día Internacional del Yoga, además del Europeo de la Música y el Mundial del ELA. Estas devaluadoras concentraciones celebratorias están pidiendo un poco de orden.
Lo primero que hemos leído en el Laboratorio del Lenguaje del Diario Médico, tras nuestra última reseña sabatina, es Cómo mencionar a un colega en las publicaciones científicas (y II). En esta segunda parte Fernando A. Navarro apunta tres rasgos que entiende deberían evitarse:
- el uso de ‘doctor’ para distinguir a los médicos que, en su mayoría, carecen de ese grado académico.
- la discriminatoria utilización de ‘Don’ para distinguir al maestro con quien se ha mantenido relación.
- el mantenimiento un especial tratamiento femenino de cortesía para referirse a las mujeres, que entiende no se justifica en la actualidad.
Discípulos mejores que sus maestros es un editorial del Diario Médico que propugna pasar del voluntarismo a la profesionalización en la acción tutorial del sistema de formación de los médicos. Particularmente interesante resulta la introducción en que se recuerda el sistema de formación de residentes que William Osler estableció a finales del XIX en el Hospital Johns Hopkins. Una metodología que entró en España de la mano de Federico Rubio y Galí, Carlos Jiménez Díaz y Gregorio Marañón, para cristalizar en 1963 en el Hospital General de Asturias de la mano de Carles Soler Durall y Fernando Alonso Lej. Pues no busquen una calle con esos nombres en esta decadente ciudad de Oviedo.
El miércoles felicitaron el 90 cumpleaños del médico esloveno llegado a España en 1948 Ciril Rozman por medio de una reseña en la que se destaca su participación en dos destacados proyectos editoriales: el Tratado de Medicina interna de Farreras-Rozman y la revista Medicina Clínica.
Ocultamientos insanos es un editorial sobre las enfermedades que la sociedad aborda con reticencia. Un comentario que concretan en el cáncer, las enfermedades de trasmisión sexual, las patologías psiquiátricas, con especial énfasis en las que desembocan en el suicidio, y la incontinecia fecal, que parece tener una dimensión de la que pocos tienen noticia. El artículo incluye como complemento el curioso símbolo elegido por la Federación Mundial de Pacientes con Incontinencia para visibilizar esa condición.
Fernando A. Navarro publica hoy mismo un breve apunte titulado Micras, en el que constata la pervivencia del uso de esa denominación de la milésima de milímetro frente al micrómetro (μm) que prescribe la nomenclatura del Sistema Internacional de unidades. Y lo mismo ocurre con milimicra y nanómetro (nm). El encanto de algunos arcaísmos.
Pasamos al territorio del humor, pero sin dejar la medicina, para reseñar la llamativa apelación de El Roto al diagnosticismo. Un término que hemos encontrado utilizado, cierto que muy raramente, para hacer referencia a una descripción pesimista de los problemas que no aporta soluciones.
Esteban creó, por su parte, la 'subconsolación general'. Una invención que nos hace reparar en que gabinetes no menos artificiosos hemos visto por ahí, aunque habitualmente cobijados bajo más disimuladas denominaciones.
El martes, con motivo de la entrada en vigor de la nueva ley hipotecaria, oficialmente la Ley Reguladora de los Contratos de Crédito Hipotecario, recordaron que los nombres no oficiales de las leyes se escriben con minúsculas.
Al día siguiente propusieron la expresión criptomoneda estable como alternativa preferible a stablecoin, que es un anglicismo empleado para referirse a las monedas digitales que aspiran a mantener un precio sin gran volatilidad. Dado que la estabilidad es un mero objetivo asociado a la que puedan mantener las monedas a las que se vincula el valor, nos parece más apropiada la denominación criptomenda indexada. Lo otro es caer en la prestigiadora estrategia publicitaria promovida desde Facebook para la moneda que ha denominado libra.
Y el apunte del día siguiente precisamente estuvo dedicado a recordar que esa libra se escribe con minúscula. Confusa elección para el idioma español en el que coincide con nuestra traducción de pound (£), pero más sorpresa ha causado en Australia que la compañía norteamericana no haya tomado en consideración que allí ese es el nombre de una popular marca de tampones.
Concluyeron ciclo el viernes con unas claves de redacción sobre el yoga. Y es que en esa solsticial jornada se celebró el Día Internacional del Yoga, además del Europeo de la Música y el Mundial del ELA. Estas devaluadoras concentraciones celebratorias están pidiendo un poco de orden.
Lo primero que hemos leído en el Laboratorio del Lenguaje del Diario Médico, tras nuestra última reseña sabatina, es Cómo mencionar a un colega en las publicaciones científicas (y II). En esta segunda parte Fernando A. Navarro apunta tres rasgos que entiende deberían evitarse:
- el uso de ‘doctor’ para distinguir a los médicos que, en su mayoría, carecen de ese grado académico.
- la discriminatoria utilización de ‘Don’ para distinguir al maestro con quien se ha mantenido relación.
- el mantenimiento un especial tratamiento femenino de cortesía para referirse a las mujeres, que entiende no se justifica en la actualidad.
Discípulos mejores que sus maestros es un editorial del Diario Médico que propugna pasar del voluntarismo a la profesionalización en la acción tutorial del sistema de formación de los médicos. Particularmente interesante resulta la introducción en que se recuerda el sistema de formación de residentes que William Osler estableció a finales del XIX en el Hospital Johns Hopkins. Una metodología que entró en España de la mano de Federico Rubio y Galí, Carlos Jiménez Díaz y Gregorio Marañón, para cristalizar en 1963 en el Hospital General de Asturias de la mano de Carles Soler Durall y Fernando Alonso Lej. Pues no busquen una calle con esos nombres en esta decadente ciudad de Oviedo.
El miércoles felicitaron el 90 cumpleaños del médico esloveno llegado a España en 1948 Ciril Rozman por medio de una reseña en la que se destaca su participación en dos destacados proyectos editoriales: el Tratado de Medicina interna de Farreras-Rozman y la revista Medicina Clínica.
Ocultamientos insanos es un editorial sobre las enfermedades que la sociedad aborda con reticencia. Un comentario que concretan en el cáncer, las enfermedades de trasmisión sexual, las patologías psiquiátricas, con especial énfasis en las que desembocan en el suicidio, y la incontinecia fecal, que parece tener una dimensión de la que pocos tienen noticia. El artículo incluye como complemento el curioso símbolo elegido por la Federación Mundial de Pacientes con Incontinencia para visibilizar esa condición.
Fernando A. Navarro publica hoy mismo un breve apunte titulado Micras, en el que constata la pervivencia del uso de esa denominación de la milésima de milímetro frente al micrómetro (μm) que prescribe la nomenclatura del Sistema Internacional de unidades. Y lo mismo ocurre con milimicra y nanómetro (nm). El encanto de algunos arcaísmos.
Pasamos al territorio del humor, pero sin dejar la medicina, para reseñar la llamativa apelación de El Roto al diagnosticismo. Un término que hemos encontrado utilizado, cierto que muy raramente, para hacer referencia a una descripción pesimista de los problemas que no aporta soluciones.
Esteban creó, por su parte, la 'subconsolación general'. Una invención que nos hace reparar en que gabinetes no menos artificiosos hemos visto por ahí, aunque habitualmente cobijados bajo más disimuladas denominaciones.
En la mejor tradición de aquel Barón de bidet de La Trinca, Idígoras y Pachi reciclaron el lema oficial de la República Francesa (y de Haití) para su referencia del miércoles a la más bien abrupta desvinculación de Manel Valls de Ciudadanos. No entraremos, como demasiadas parejas, a discutir quien fue el que lo dejó. Cuestión menor es esa en el desamor.
La paronimia es un habitual recurso del humor, pero llamativa se nos ha hecho la coincidencia entre Padylla y Montecruz en el diario canario La Provincia para señalar la vuelta del Psoe al gobierno de esa comunidad después de los 26 años en que ha sido ejercido por Coalición Canaria.
Y una vez que últimamente hemos estado enredados con los simbolismos de los elefantes (aquí y acá) vamos a finalizar con la reciente viñeta de Pat Bagley en The Salt Lake Tribune en que se hace uso de la parábola india de Los ciegos y elefante.
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