No podemos ocultar que nos ha decepcionado la última portada de la revista The New Yorker. Pero quede claro que nos referimos a la creatividad, porque nada objetamos a la plástica a base de colores planos de Olimpia Zagnoli. Y es que esperábamos que esta publicación fuera a tener el coraje de abordar el gran tema del momento en la prensa periódica, que no es otro que el papel del editorialismo gráfico, después de que acabe de ser desterrado del diario The New York Times. Además era relativamente fácil de combinar con la referencia al orgullo gay, que ha sido el tema elegido por medio de la creación “Heartfelt” de la debutante en funciones de portadista Olimpia Zagnoli. Una alternativa bastante trivial habría sido, por ejemplo, el beso de una pareja dutchunds de humanos rasgos (femeninos, of course). Si conocen el origen de la polémica ya sabrán que la especie canina viene condicionada por la viñeta que desató la tormenta.
El artículo de presentación de esta última ilustración, además de una breve entrevista a la autora, también reseña algunas otras portadas dedicadas al "orgullo". Pero, modestamente, tenemos que señalar que encontrarán una panorámica más amplia sobre esa cuestión en nuestro apunte escuetamente titulado "Gay".
No figura en esa entrada del año 2013 la ilustración “Love” de Frank Viva, que es la versión masculina del beso homosexual que fue elegida en 2016 para señalar este mes del orgullo gay que es junio. Pero en aquella ocasión estaba específicamente motivada por la masacre de la discoteca gay Pulse de Orlando, que el artista canadiense abordó reelaborando una pieza creada el año anterior para conmemorar la legalización en 2013 del matrimonio homosexual por el Tribunal Supremo de Estados Unidos (un asunto que TNY celebró con la famosa portada de Epi y Blas / Bert & Ernie que se reseña en el antes citado apunte "Gay").
El que acabamos de mostrar era el segundo beso que se utilizaba para señalar la particular significación de este mes, porque Barry Blitt ya había llevado a la cubierta del 17 de junio de 1996 una versión gay de la famosa foto "V–J day in Times Square" de Alfred Eisenstaedt. Una icónica imagen de la que no hace mucho mostrábamos en el apunte CLIPDA CCLV: Humor al arte de febrero (3ª y última parte, con algo de cine y fotografía) unas cuantas recreaciones.
Posteriormente, unos militares del mismo sexo también se besaron en la coral portada creada por Mark Ulrikssen para celebrar la festividad de San Valentín del año 2000. Una ilustración en la que aparece el primer beso entre mujeres visto en una portada de esta revista, pero mezclado con otras muy diversas combinaciones que incluyen judío-musulmana, indio-vaquera, ruso-norteaméricana o unos fans de los acérrimos rivales del béisbol neoyorquino (Yankees y Mets).
Pero antes que esos homosexuales besos hubo bastantes otros en las tapas del semanario neoyorquino, y a ellos vamos a dedicar el resto apunte. El más polémico fue el que Art Spiegelman hizo darse, también para festejar San Valentín, a un judío ortodoxo y una mujer de raza negra. Una portada de instaba a la reconciliación tras los violentos enfrentamientos entre esas comunidades que se vivieron en el barrio de Brooklyn conocido como Crown Heights (más sobre eso, en inglés). No era el beso, en cambio, el significante polémico en otra amorosa ilustración de Spiegelman, la del numero de 25 ago & 1 sep de 1997 titulada “Beau and Eros”.
Unos entregados lectores protagonizan la tapa “Love Stories” creada por el artista neerlandés Joost Swarte para el número de junio de 2014 dedicado a la narrativa, que es el último beso indisputablemente heterosexual que ha protagonizado una tapa de la revista neoyorquina (1). Y es que el de Eric Drooker del mes siguiente dejaba abierta la asignación de sexos de los intervinientes en una ilustración que lleva por título el del lugar en que la ubicó: “59th St. Bridge”.
Ese mismo artista ya había publicado en septiembre de 2008 otro beso a contraluz, en aquella ocasión escenificado en una boca de metro. Una ilustración titulada “New York Moment”.
Barry Blitt imaginó en diciembre de 2010 la posibilidad de una efusión sobrevenida en algún minucioso control de seguridad. Una ilustración titulada “Feeling the love”. A su lado también sienten el amor los sátiros que muestran primaveral agitación en la ilustración de Edward Sorel localizada en Central Park, en que alguno de esos lascivos personajes mitológicos parece desbordado por la efusividad de su pareja.
Proseguimos nuestro recorrido con Istvan Banyai que en mayo de 2002 propuso un primaveral beso entre jóvenes en la pieza titulada “Spring is in the Air”. Nos da que hoy en día la cosa habría quedado mas queer, una modalidad que no dudamos acabaremos por ver representada en el semanario neoyorquino.
A continuación pasamos a ver la característica cabina telefónica británica en la que ubicaron su beso Lars Hokanson y Frances Cichetti en agosto de 1996. Hemos emparejado esa lluviosa escena con la fronteriza con el verano jornada primaveral representada por Walter Steig para la tapa del 19 de junio de 1965.
Vamos ahora con Peter Arno, que es el campeón en la representación de besos en las portadas de la revista que estamos repasando. En la ilustración dedicada al fin de año de 1943 es la pareja que centra la composición la única que no se felicita el año nuevo, mientras que en la del Día de Acción de Gracias de 1948, la condena al cepo no era inconveniente para una muestra de amor. Completa la aportación de Arno a este meme la tapa de mayo de 1957 en que unos perfumes demuestran su capacidad de conseguir los atractivos efectos que habitualmente insinúa su publicidad.
En El oteador de clichés de portada (2): el secretillo navideño ya hemos tratado sobre la ilustración "I saw my mom kissing Santa" realizada en 1939 por Perry Barlow. Una creatividad que tiene como antecedente la escena ideada en 1931 por Peter Arno, también como portada navideña. Y ya decíamos en el citado apunte que aquella pícara escena hoy sería considerada impublicable acoso.
Leonard Dove evocó en la portada del 16 de noviembre de 1935 las representaciones que hizo Rubens de la historia de Pan y Siringa narrada por Ovidio en las Metamorfosis (un ejemplo). Y por si no quedara clara la fuente de inspiración que, ciertamente, forzó hasta un aparente beso que el pintor flamenco nunca representó, añadió una intencionada reproducción parcial de la placa identificativa de autor. Los aficionados a la mitología recordarán que esa ninfa fue salvada del acoso de Pan por la deidad del rio Ladón, que la convirtió en unos juncos de cáñamo con los que el horrendo sátiro construyó el instrumento musical conocido como siringa o flauta de pan.
Concluimos con un beso de cine de Arthur Getz ((19/6/1954) y la portada de William Steig de octubre de 1935 que es, hasta donde sabemos, el primer beso representado en la cubierta de la revista neoyorquina. Una infantil muestra de agradecimiento por un regalo, que es el único beso que recordamos haber visto en esta revista protagonizado por un niño. Pero no deja de ser curioso que esa entrañable escena resulte hoy para muchos una escena insoportablemente machista. Así discurre el mudable asunto de la orteguiana circunstancia.
(1) En propiedad, el último publicado es el de la ilustración de Marcellus Hall titulada “Lower East Side”, donde el afectuoso intercambio que hoy nos ocupa tiene un papel secundario en la coral escena representada en el Seward Park.
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