Cuando lo mas destacado de la anodina moción de censura ha sido una nueva sobradez de Hernando gazmoñamente convertida en gravísima afrenta, machista of course, no cabe sino ocuparse de otros asuntos. Solamente una pregunta sobre lo anterior, ¿se imaginan que Aznar hubiera hecho portavoz del PP a la sra. Botella? Así que vamos a dedicar este Vetus a volver, esperamos que con un con poco mas de serenidad que la vista en Twitter, sobre el todavía caliente asunto Guardiola.
Y es que menudas ronchas ha levantado su papel de portavoz de independentismo catalán. Lo que, en sí mismo, es un éxito del movimiento cuya estrategia se basa en la provocación. La que busca desencadenar reacciones que permitan asumir el papel de víctima ante la comunidad internacional. No puede decirse que su juego no esté meridianamente claro.
Pero no deja de ser llamativo que quien cuenta con un nivel de educación mas que medio y ha tenido, además, grandes oportunidades de conocer mundo, propugne transitar por el caótico territorio en que se ingresa cuando se decide romper con la ley. Aquel donde lo habitual es que se produzca una severa destrucción de bienestar y no es infrecuente que prenda la violencia. Aun así, el nacionalismo ha decidido tomar como referente los antecedentes históricos que enseñan que en esas disputas no siempre gana el teórico mas fuerte. Muchas lecturas de Gandhi debe haber por ahí.
Pero cuando la configuración política del mundo actual se ha forjado las mas de las veces al margen de la legalidad vigente, lo que no cabe es escandalizarse porque alguien decida emprender ese tantas veces exitoso camino. Por mucho que se empeñara Fukuyama, la Humanidad se complace en retroceder periódicamente de su modelo democrático de fin de la historia. Pero lo que habrá que hacer es aplicarse con la máxima energía a combatir esas cangrejadas.
Las generaciones educadas en ausencia del adverbio 'no' se van sucediendo y se impone el principio de que las emociones son inoponibles. Eso es lo que justifica ningunear el llamado 'estado de derecho' cuando sus dictados confrontan con ciertos sentimientos, sea el de pertenecer a un nuevo pueblo ungido o el de creerse llamado a regenerar la democracia con el 'modelo bolivariano'.
Típico Pep después de armarla |
Cada vez son mas quienes, llegado el momento, no dudan en anteponer la emoción de turno a ese 'estado de derecho' que tanto bienestar ha creado. Una trabajada construcción que solo se echa en falta cuando se pierde. Incluso hay quien apunta lo peligrosas que se vuelven las generaciones que no han vivido una guerra.
Y una vez lanzados por el tobogán emocional, quede claro que no criticamos el legítimo sentimiento independentista sino la artera forma de pretender implantarlo, inevitablemente llegan los desvaríos. Como la confusión de autoritarismo con la aplicación del universal principio de imposición coercitiva de la ley. Eso cuando otras emociones, como las intensísimas que proporciona la pasta, impiden apreciar el auténtico autoritarismo donde realmente anida. En algunas sociedades neofeudales de Oriente Medio, por ejemplo.
Pero nuestra tesis es que los principios que aplica Pep, ¿alguien dijo pasta, aunque sea catarí?, no son muy distintos de los de otros muchos ciudadanos, incluso de los mas opuestos a los idearios nacionalistas. La de Guardiola tan solo es una versión rica y famosa del encuentro con esa suprema emoción que impele a romper lazos con la razón.
Esperemos, en todo caso, que quienes así actúan no olviden que la historia no se entretiene en recordar a la mayor parte de quienes salieron escaldados, cuando no fiambres, de semejantes aventuras. Que no duden por un momento que somos muchos quienes exigiremos a nuestros gobernantes que, aun tratando de evitar en lo posible la violencia, sean implacables con quienes quieren destruir una convivencia que bastante han degradado ya. Y lo decimos cuando no estamos tan seguros de estar a salvo de poder llegar a ser víctimas de alguna obnubilante emoción. Si llegara el caso, que la autoridad se aplique con nosotros con idéntica firmeza.
P.S.- Puestos a ir actuando, ya que el estelado vocero no ha tenido la iniciativa de devolverla, resulta inexcusable pedir formalmente a Guardiola que renuncie a la Medalla de Oro del Mérito Deportivo que le fue concedida en 2010. Y si no lo hiciera retirarle esa dignidad del estado que es incompatible con propugnar su liquidación.
Y hablado de distinciones, ¿qué les parece la ausencia de reconocimiento institucional a Ignacio Echeverría por parte del gobierno británico?
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