Es llamativo el escaso eco que han tenido en los medios de comunicación españoles las declaraciones al San Diego Tribune de la jugadora de baloncesto estadounidense Candice Wiggins retirada hace algo menos de un año. Y es que en las mismas denunciaba el acoso a que fue sometida por sus compañeras de la poderosa liga profesional de baloncesto femenino americana (WNBA), según ella, a causa de su condición sexual.
Una clara anomalía periodística en tiempos de tanta sensibilidad sobre este tipo de discriminaciones. ¿Estará la clave en un pequeño detalle que todavía no hemos comentado? Este no es otro que la condición sexual de Candice es la de hetero. Ello en una liga en que, según cuenta, lo predominante es la homosexualidad (la cifra en un 98% pero hay que valorar una posible ofuscación traumática). Añadimos un enlace a la crónica del asunto en el británico The Guardian y otro al mas discretamente titulado original del San Diego Tribune.
Alguna vez hemos leído a gentes que se supone saben mas que la media sobre la conducta humana que sufrir discriminación no vacuna, mas bien lo contrario, contra su práctica. Bien lo saben quienes tienen jefes que fueron o son maltratados por los suyos.
Como también es llamativo el miedo que se advierte en la profesión periodística a que 'pueda parecer' que se proyectan sombras sobre ciertas cuestiones. Los nuevos tabús.
¿Habría recibido mas eco esa noticia si se hubiera tratado de una lesbiana acosada por compañeras heteros?
P.S.- Encima el video de la ciclista vengadora que acumula millones de visionados es falso: información en español y mas detallada en inglés. Los que lo colgaron ya le aplican el posverdadero eufemismo “factually incorrect”.
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