sábado, 24 de octubre de 2020

La lengua en la semana 43/2020

 

Casi resulta un deber comenzar el apunte de hoy saludando la vuelta de la sección El Trujamán del Centro Virtual Cervantes. Y qué menos que hacerlo enlazando el breve artículo Historias de Carlos Fortea. Pero no destriparemos nada de ese texto de menos de cuatrocientas palabras. !!A clicaaar!!, que hay que recuperar la atrofiada costumbre respecto a esa url.

En ese mismo portal dedicado a nuestra lengua, Jesús Camacho Niño trató en el Martes Neológico sobre hiperconectividad. Una adaptación del término hyperconnectivity propuesto a principios de siglo por Anabel Quan-Haase y Barry Wellman para hacer referencia al uso coordinado de distintos dispositivos y medios de comunicación. Pero no podemos dejar de señalar que, por más que tengamos por divulgativa esa sección del Instituto Cervantes, escalofría un poco ver en un artículo de universitario origen utilizar como fuente la Wikipedia que tan dispar calidad ofrece en sus artículos de habitual autoría múltiple. Y no siempre estrictamente colaborativa. 

Apoyado en los datos ofrecidos por el Observatori de Neologia, el autor fecha en 2008 la primera documentación textual en español de la palabra tratada. Pero no está de más añadir que el participio hiperconectado puede encontarse bastante antes, el 8 de enero de 1999, en el propio diario La Vanguardia que aporta la primera referencia.

Un interesante debate cabe abrir sobre qué derivados del muy productivo prefijo hiper-, tantas veces utilzado como mero enfatizador, procede albergar en el Diccionario. Elemento compositivo al que la última edición del DLE (hay que ir aparcando la sigla DRAE) da el significado de ‘exceso’ o ‘grado superior al normal’, cuando anteriormente se definía como 'superioridad' o 'exceso' ¿Habría que incluir también hipermotivado o hipercualificado?

Pasamos a El País, a cuya web subió anoche Álex Grijelmo el artículo El corrector incorregible. Una crítica del adolescente estado madurativo de los correctores de texto que, a fuer de aprender de la colectiva práctica de tantos millones de usuarios, frustran bastante la experiencia individual de no pocos de ellos. Complejo asunto, pero nosotros seguimos optando por mantener casi siempre desactivados esos aún demasiado torpes metetes.

Vamos ahora a Fundéu, que el lunes trató sobre los matices que distinguen tanto brote y rebrote, como ola y oleada. Unos términos que a menudo se emplean de forma indistinta, cuando no son equivalentes.

Al día siguiente dieron su visto bueno a la voz sindemia cuya irrupción señalábamos en el apunte del sábado pasado. Nos reafirmamos en lo lampedusiano que resulta su introducción en el lenguaje no especializado. Bastante despistado anda el personal, como para distraerle mezclando el correcto uso de la mascarilla con esos problemas de sobrepeso que el gobierno plantea abordar con un fármaco llamado IVA. 

Prosiguieron los urgentes con la recomendación de utilizar bucle o circuito como alernativas preferibles al loop de la expresión loop de dopamina. No solo nos parece perfecto, sino que también nos da para reflexionar sobre la sobrepresencia de las hormonas en el lenguaje coloquial. Particularmente esa adrenalina cuya secreción parece haberse convertido en objetivo vital de no pocos.

La que no acaba de convencernos es esa tertulia electoral propuesta como alternativa en español a la expresión inglesa town hall con que se denominan los debates electorales televisados en los que el moderador da paso a las preguntas directas de algunos votantes. Nos gusta más la opción debate abierto, por más que los invitados rara vez tengan ocasión de replicar, como es de rigor en los verdaderos debates y tertulias.

En relación con el fenómeno de los anglicismos, resulta sumamente interesante el Observatorio Lázaro creado por la lingüista computacional Elena Álvarez Mellado. Álex Grijelmo analizó en la columna 20 anglicismos nuevos cada día algunos de los primeros resultados obtenidos en el análisis realizado con datos de ocho diarios.

Volvemos a Fundéu, que ayer concluyó ciclo con un futbolístico recordatorio de que el clásico, utilizado en la acepción que, siguiendo el Libro de estilo de Marca, cabe definir como ‘encuentro disputado entre dos equipos de un mismo país, ambos muy laureados y relacionados por una rivalidad que persiste en el tiempo’, se escribe con minúscula y sin comillas. Nos hemos traído como ilustración una preventivamente victimista viñeta que hemos encontrado en el Twitter del dibujante Kap (Jaume Capdevila i Herrero).

Bastante habitual resulta la confusión entre infringir e infligir, aunque más en el lenguaje verbal que en el escrito. Y por soprendente que resulte ver cometer el error a quien con tanto desdén manda callar cuando habla un Vicepresidente (muy sintomática esa autorreferencia,  pura casta, realizada apelando a su cargo), no deja de resultar bastante gazmoño el escándalo que tantos han mostrado ante la presencia de esa equivocación, por partida doble además, en un tuit de Pablo Iglesias. Pero es lo que pasa cuando tantos te tienen ganas.

La parte más constructiva es que aporta una relevante ocasión de ayudar a desterrar tan frecuente error. Sin embargo, Fundéu no aprovechó la clara oportunidad de apoyar con un recordatorio del artículo sobre ese asunto que publicaron por última vez hace ya un par de años. Qué poco se recita ya en las instituciones el quevedesco 'No he de callar...'

Proseguimos ya con la habitual incursión en el lenguaje del humor, que comenzamos con un paronímico juego de palabras de José Manuel Esteban publicado el martes en La Razón. Debajo otro divertimento de la misma familia aparecido en LaTira y Afloja de La Nueva España. Una ironía basada en uno de los más prescindibles fragmentos de lo dicho por Pedro Sánchez en el Congreso. Un bajonazo que ni necesitaba, ni debería permitirse un presidente del gobierno. 

No es fácil hacer humor con el contenido de los discursos, por lo que las viñetas casi siempre acaban ocupándose de cuestiones bastante anecdóticas (como el recién visto chalé). Pero esta semana Pachi Idígoras encontró la forma de dar una muy expresiva réplica gráfica a la desabrida referencia de Abascal a los "estercoleros multiculturales" (vídeo fragmento del discurso).


Y resulta notable que Ángel Idígoras, en esta semana en que ha inugurado exposición conjunta con su hermano Pachi en el Instituo Quevedo del Humor, también aportara desde el diario Sur una hermosa pieza de humor etnográfico. Una tira sobre la segunda covídica ola que apoyó en una crepuscular escena de pesca con el arte conocido como jábega (ver vídeo). Una técnica con gran tradición en el litoral de Málaga, que fue prohibida a finales del siglo pasado por sus perniciosos efectos sobre los pezqueñines. Delicioso neologismo, por cierto, ese acuñado en 1984, cuya popularidad parece haber decaído bastante.
 

Proseguimos con Puebla, que volvió a parafrasear el refranero. Acompañamos su viñeta del miércoles con la reseñada hace apenas un mes en La lengua en la semana 39/2020.


Pasamos al terreno de la literatura con la ilustración realizada por Ed (Edgardo Carosia) para el artículo Segunda lectura de la «Divina comedia» publicado el fin de semana pasado por Miguel-Anxo Murado en La Voz de Galicia. No hay mejor forma de atraer a la lectura de un texto que, por otra parte, no dudamos en recomendar.

También fue la famosa obra de Dante la inspiradora de una viñeta de Nick Newman publicada en The Sunday Times que ironiza sobre los tres niveles (tiers) de restricción para afrontar la covid-19 establecidos en el Reino Unido. A su lado, el alcalde de Tarragona en caricatura de Napi (José Manuel Álvarez Crespo) convierte  a este dibujante en el 7º dibujante nacional que este año realiza aportación al apunte Humor que enseña teatro.

  

Volvemos con Puebla, que el lunes tiró de orwelliana cita, mientras que Alberto Calvo puso a su personaje Supermaño a recitar un aforismo de Platón en el Heraldo de Aragón. Completa la recopilación de humor nacional el consejero asturiano de Medio Ambiente parafraseando en La Nueva España el pasaje más famoso del Don JuanTenorio de Zorrilla (que es del año 1844). 


Del humor foráneo nos traemos en primer lugar una mutante versión de la fábula de La tortuga y la liebre realizada por Alex Ballaman para el diario suizo La Liberté

  

Sigue una nueva versión de Patrick Blower del fragmento más famoso de Esperando a Godot de Samuel Beckett. Una de las obras más conocidas del llamado teatro del absurdo, que fue publicada en 1952 en francés, que era segunda lengua del autor, y vertida al inglés por el mismo en 1955. Interesante tema para El Trujamán, probablemente ya tratado en el pasado, este de los autotraductores.



Aprovechamos para recordar unas versiones anteriores de Blower del diálogo cuyo texto original es “Let's go / We can't / Why not?/ We're waiting for Godot”.

 

Notable indignación ha causado en el Reino Unido el rechazo conservador de una proposición laborista de prorrogar durante las vaciones de Navidad de los servicios de comedor en los colegios (más detalles en The Guardian). Y no han faltado en el humor británico críticas gráficas apoyadas en el famoso "I want some more" de Oliver Twist. La de Graeme Bandeira se inspira, al igual que una viñeta de Paul Thomas de marzo de 2019, en el musical 'Oliver' (1968), mientras que la Andy Davey, que incluyó en su dibujo al futbolista Marcus Rashford que apadrina un programa de alimentación infantil, lo hace en una famosa ilustración de George Cruikshank [1] que el humor británico recrea con cierta frecuencia, según vimos por útima vez en el CLIPDA CCCXXXIV: Humor al arte de la semana 12/2020 (2ª parte).



Tras recordar el original de Cruikshank perteneciente a la serie creada para ilustrar la publicación de la célebre obra de Dickens realizada por entregas mensuales entre febrero de 1837 y abril de 1839, concluimos con una viñeta de David Haldane escenificada en la dulcera casa de la bruja de Hansel y Gretel. Un dibujo publicado en 1981 en la revista Punch que hemos visto recordado en la interesante cuenta de Twitter Punch Cartoons ... and more (Beats me how they got planning permission / No entiendo como han podido conseguir la  licencia).





[1] Resulta curioso que, a diferencia de la viñeta reseñada en el CLIPDA CCXXXVII: Humor al arte de noviembre 2018 (1ª parte), en esta ocasión Davey optara por no citar a Cruikshank





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