jueves, 30 de mayo de 2013

Cosas he visto (cuento ilustrable)


- ¡Abuelooo!, ¿nos cuentas cosas raras de esas que dices que has visto?

- Buenooo. Vaaale. Y con voz truculenta, a la par que solemne, se arrancaba sin pausas para respirar: con estos mismos ojos que os miran tengo visto ranas en calzoncillos, cangrejos con peinado punk, cerdos con pata de palo y tortugas con manos humanas. También perros con doble culo y hasta ardillas invertidas, que en mis tiempos se habría entendido que eran gays, y no es el caso.


Y si de personajes hablamos, debo confesaros que he podido contemplar a Blancanieves haciendo auto-stop, al Capitán Garfio sentado en el váter, a Peter Pan fumando, ¡qué pésimo ejemplo es!, Cenicienta arrastrando un gotero, Supermán con un ojo morado e incluso al Increíble Hulk, que llegó a España con el nombre de "La Masa", aparatosamente escayolado. Y puedo añadir que hasta a la Hormiga de Troya tengo vista.

La pausa para coger aire fue inmediatamente interrumpida con un sonoro ¡máaaas!

Sólo unos pocos, que me parece que hay algún un suspensillo en las notas. Si los corregís pronto comprometo un par de docenitas para la próxima. Veamos - dijo alargando la ese. Hoy también voy a contaros que he visto armarios en bikini, bonsáis abrigados con jerséis, un piano hecho con beicon, espantapeces, que son una suerte de espantapájaros submarinos, y hasta bolsos elaborados con barrigas que conservaban incluso el ombligo.

- Unos poquitos más abu. Los últimos de hoy. Te prometemos que vamos a sacar muy buenas notas. ¡De verdad! Palabra, palabrita.

- Bueeeno. Última e improrrogable entrega antes de un beso y a dormir - añadió sentencioso mientras blandía un estirado indice a modo de bastón de mando.


Quizá os cueste creerlo, pero también tengo visto ducharse con lana, que tiene pinta de ser muy calentito, un asesinato cometido con un zapato, reanimar muñecos de nieve, sillas que se han suicidado, gente pescando cerdos con caña y hasta ovejas que contaban coches para que les entrara el sueño, lo que seguro que vosotras no vais a necesitar hacer en cuanto apague la luz.


¡Buenas noches! - concluyó cortante mientras accionaba el interruptor, sin dar opción a ninguna reclamación adicional.


Y el abuelo no mentía. Es más, nunca necesitó moverse de su sillón para contemplar semejantes rarezas en la publicidad de las revistas que entretenían su ocio.








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