Al periodista Miguel Sanz que ha elaborado para Marca la noticia que reproducimos parcialmente tenemos que darle desde aquí un tirón de orejas porque menudo respingo nos ha dado al leer el titular que ha elegido. Que las sensibilidades están a flor de piel y hasta Lobato se ha convertido en tendencia en Twitter con su "Artur Mas ha tenido que pasarlo mal escuchando el
himno de España, qué papelón". Los coñones de Al platu vendrás han recreado este asunto con su habitual desparpajo.
Ya que andamos reconviniendo a periodistas, mientras le deseamos al señor Sanz un pronta reposición de su "comitis", que no sabemos que pinta la que sigue al apellido del piloto asturiano,vamos a ponerle unas orejitas de burro a Manel Serras que cubrió (que poco nos gusta esta acepción del verbo) el evento para El País, porque descolgarse en su crónica con un "Raikkonen aguantó más sus neumáticos y ello le permitió recuperar el liderato de forma pírrica". Hombre de dios, que un profesional del lenguaje no sepa que pírrico se aplica a las victorias conseguidas pagando un precio demasiado alto, como le ocurrió al rey Pirro de Épiro cuando guerreó contra los romanos en el siglo III a.C., es el equivalente a que en Ferrari tardaran tres minutos en vez de tres segundos en cambiarle las ruedas al coche.
Lo que no tenemos claro es si Fernando no habrá incumplido alguna norma de la Generalitat, que de ahí fijo que no sale de rositas como de la FIA. Y ya metidos en estas harinas nos asalta la duda de si en esa comunidad en que es obligatorio rotular en catalán podrán echar el anuncio de Nespresso por televisión. Pero estos de las multinacionales deben de tener enchufe y las multas por cuestiones de idiomáticas solo deben caerles a los tenderos de la esquina, que hasta en Oviedo tenemos carnicerías con su cartelito en árabe y no pasa nada.
Acabamos esta breve entrada con otra prohibición que nos ha dejado atónitos esta semana, la que se va a imponer al uso de aceiteras en los restaurantes. Parece que a los burócratas de la Unión Europea, que tampoco son mancos prohibiendo, no les parece bien que no sepamos la marca del producto con que nos aliñamos la ensalada. Y nosotros, que en el aceite crudo tendemos a distinguir cuando nos dan gato por liebre, andamos mas preocupados con que ese engaño nos lo estén colando dentro de las cocinas con las grasas utilizadas en la elaboración de las comidas. Ese es el aceite que tienen que controlar queridos y costosos funcionarios europeos. A discurrir mas y prohibir menos, que además esto suena a gol de las grandes aceiteras a los pequeños productores.
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