Para entender algo, las más de las veces solo hay que querer hacerlo. Lo que el Ministro soltó como coletilla de un breve parlamento es que ETA y el aborto tienen algo que ver, "pero no demasiado", añadió. Pues va a ser que sí, tan fácil como que ambos han causado víctimas humanas, que no es poco parecido. Lo de ETA suponemos que no hay que explicarlo, mientras que, salvo en casos patológicos como el de Dª Bibiana Ha Ido (a Nueva York), que igual allí ya se lo han explicado (*), no cabe más que estar de acuerdo en que un ser que a las catorce semanas y un segundo ya es humano y protegible, un segundo antes será lo mismo, solo que con alguna célula menos, pero no una informe acumulación sebácea.
Lo que pasa es que este asunto del aborto nos tensa mucho porque nos enfrenta a la cruda realidad de que no somos tan buena gente como nos creemos. Deseamos que prevalezca la egoísta superioridad del ser desarrollado y poderoso frente al indefenso y en formación, quede claro que quien escribe no está por encima de este principio de conducta tan generalizado, pero lo malo es que además queremos hacer como si no pasara nada. Vivimos en democracia y una holgada mayoría desea que esto sea así, pues sea, pero afrontémoslo. Si encima quisiéramos ser muy coherentes, ejercicio nada popular, lo ideal seria retocar un pelín la Constitución y sustituir un "todos" que anda por ahí por alguna expresión mas atinada al ejercicio real que hacemos de las libertades.
Pero es que no lo hacemos solo en esto, o acaso no se manda a los soldados a combatir con la conocida consecuencia de que un incierto número no volverá. La vida es una moneda de cambio que las sociedades utilizan con fines diversos. Así ha sido a lo largo de la historia y así seguirá siendo.
Lo que no se entiende muy bien es el empeño de algunos gobernantes en desenterrar motivos de confrontación, máxime cuando Dª Clara Demanda Social lleva tiempo sin hablar del aborto, que ya ni el CIS pregunta por el asunto hace no se sabe cuanto tiempo, ya se ha visto que lo último que hemos encontrado es de 2008. Pero llega Pitagorín Gallardón y se empeña cual Penélope política en deshacer lo que gobiernos anteriores han hilado con notable consenso social si se tiene en cuenta lo controvertido de la cuestión. No podemos seguir en un proceso permanente de reelaboración del marco legal que ordena nuestra convivencia. Cuando vuelva a gobernar el Psoe, que volverá, ¡qué! ¿vuelta a la ley de plazos? Y así por los siglos...
Así que todo este lío no es al final más que un aplacaconciecias porque el resultado sustantivo es similar. Si, de verdad, lo que se quiere es que haya menos abortos las medidas es sabido que van por otro lado.
Para rematar esta españolada el Ministro del fluido verbo nos la quiere endulzar con un guiño sobre la laxitud de las penas previstas. Muy nuestro, conciencia tranquila con la implantación de la norma y coladero para facilitar su incumplimiento, ¿decíamos hipocresía? esto es de una categoría superior.
Lo que nosotros ya no acertamos a explicar es por qué los mas opuestos al aborto aceptan con mayor facilidad la pena de muerte y viceversa, ni por qué esta práctica está monopolizada por la sanidad privada cuando sus más acérrimos defensores suelen serlo también de la Sanidad Pública. Esto si que nos gustaría que nos lo explicaran y, de paso, cómo se ha conseguido silenciar a toda la prensa, incluso a la más insumisa, sobre el asunto del aborto de Dª Letizia. ¿A qué supuesto de la propuesta Gallardón habría tenido que acogerse?
¡Ah! Dª Soaraya: a nosotros lo que nos parece "espeluznante" es que uno de estos dos no se haya ido a su casa y, en su defecto, no haya sido sometido a un boicot parlamentario, pero ya se sabe, hoy por tí mañana por mí. A ver si adivinan cual.
(*) Bibiana Aido: "(un feto de trece semanas es) un ser vivo, claro, lo
que no podemos hablar es de ser humano porque eso no tiene ninguna base
científica". Y con este currículum la fichó la ONU.
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