sábado, 1 de febrero de 2025

Lenguaje de la semana 5/2025


En el apunte del pasado sábado apuntábamos el emergente neologismo broligarchs que al día siguiente vimos tratado por  Francisco Ríos, ya en la adaptación al español, en su dominical sección de La Voz de Galicia que en esa ocasión tituló La llegada de los broligarcas. Recomendable lectura.

Ovidia Martínez Sánchez ha dedicado el último Martes neológico al verbo sobremedicar que tiene el bastante transparente significado de administrar medicamentos en una cantidad, frecuencia o duración excesiva. Con tantos excesos, y a este dedicaba una reciente portada la revista italiana Panorama con el titular Saturados de Fármacos, se nos va a llenar el diccionario de palabras prefijadas con sobre-.

También en el ámbito de la neología sanitaria, Santy Gutiérrez llevó a su viñeta del pasado domingo la ‘hipocondria digital’, asimismo conocida como ‘cibercondría’, que es una condición que, por lo que leemos, está poco relacionada con la "llevomesesesperandocitafobia".


Miki y Duarte dibujaron el lunes los efectos de la bombogénesis, denominación popular de la ciclogénesis explosiva, que es la formación y rápida intensificación de una borrasca.

Volvemos al Cervantes Virtual. David Prieto García-Seco se ocupa en el Rinconete Hablar (alguien) de su libro sobre el popular modismo acuñado a partir de una intervención de Francisco Umbral en 1992 en el programa Queremos saber de Mercedes Milá. Un artículo que añade a la concreta locución tratada unas interesantes explicaciones sobre los procesos de fraseologización. 

Si les apetece una lectura enjundiosa, no dudamos en recomendarles las reflexiones de Félix Ovejero sobre uno de los sintagmas de moda: La democracia liberal como democracia iliberal.

La obispa, pero ¿la soldada? tituló Álex Grijelmo La punta de la lengua que encontrarán en el anexo en la que advierte la singularidad que resulta de que en los empleos militares no haya flexión al femenino y se encomiende al artículo la asignación del género. Por ejemplo, “la capitán”. Si al colectivo involucrado le gusta así, ¿por qué debemos negarnos a excepcionar la tendencia general?, nos preguntamos. Y ya que se cita en el artículo a la valiente obispa Mariann Budde que reclamó a Trump que reconsidere sus planes sobre los inmigrantes ilegales, acompañamos estas líneas con las viñetas del quebequés Côté y del hispano californiano Lalo Alcaraz.

Ya teníamos una trumpiana corbata de Damocles en nuestro monográfico sobre esa popular locuciónademás también publicada en The New Yorker (Michael Shaw, feb 2019), como es el caso del Daily Cartoon del lunes del dibujante mexicano Jorge Penné. Nos da la impresión de que, con cuatro años de presidencia por delante, todavía tendremos la ocasión de añadir alguna más a nuestra colección.

Pablo García aporta un anfibológico la ganadería es muy sacrificada que presentamos seguido del equívoco invertir en defensa de la viñeta de ayer de Álvaro.


Esta semana hemos coleccionado dos añadidos para nuestra colección de Juegos con globos de texto. Eneko planteó el miércoles una reconstrucción, mientras que el viento se llevaba algunas palabras de Feijóo en la tira de ayer de Gallego y Rey sobre el anuncio del PP de su intención de votar a favor de la convalidación del decreto "minibus" que mantiene la protección a los inquiokupas y la cesión al PNV del palacete que ocupa el Instituto Cervantes en París.

Antón encabeza el apartado de citas con el famoso aforismo de Giuseppe di Lampedusa y el argelino Dilem aporta una paráfrasis, aplicada al estado del Museo del Louvre, de las palabras atribuidas a Napoleón cuando visitó las Pirámides de Guiza

Visitantes. Desde lo alto de esta pirámide, decenios de indolencia os contemplan

Las palabras originales se considera que fueron:

« Soldats! Du haut de ces pyramides, quarante siècles vous contemplent! » (¡Soldados! Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan).


La sección musical corre a cargo de Peridis que pone hoy en boca de Pedro Sánchez el estribillo de la canción Mi casita de papel. Un tema compuesto por el matrimonio formado por Francisco Codoñer y Mercedes Belenguer que fue publicado en 1945 y se hizo muy popular en España en la segunda mitad de la década de los cuarenta. Enlazamos las versiones de Rudy VenturaJorge Sepúlveda.

Ángel Idígoras y Pinto & Chinto encabezan la sección literaria con el cuento por excelencia del humor inmobiliario, que no es otro que el de Los tres cerditos.

César Oroz parafraseó el miércoles unos populares fragmentos de los dos soliloquios más famosos que recita Segismundo en La vida es sueño (1635) de Calderón de la Barca. Concluimos con un recordatorio de los originales.


¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

[...]


¡Ay mísero de mí, y ay infelice!

Apurar, cielos, pretendo,

ya que me tratáis así,

qué delito cometí

contra vosotros naciendo

[...]




Anexo

Álex Grijelmo (El País, 29/1/25)

Quizás influya la mala costumbre de que en los empleos militares no haya flexión al femenino: “la capitán”, “la brigadier”

La evolución de las palabras tradicionalmente masculinas hacia sus legítimas opciones femeninas avanza en medio de vacilaciones y contradicciones. Y, frente a lo que pudiera pensarse, las resistencias se hallan a veces en medios informativos progresistas, mientras que surgen curiosas sorpresas favorables en diarios conservadores.

El segundo canje entre Israel y Hamás propició el 25 de enero la liberación de cuatro soldadas, pero muchos medios evitaron ese femenino, incluido un diario afín al feminismo como EL PAÍS, cuyo Libro de estilo considera “soldada” el femenino correcto de “soldado”. Pese a ello, la versión digital usó “cuatro mujeres militares”; y la portada de papel titulaba con “cuatro soldados mujeres”. (¿Habríamos escrito “cuatro abogados mujeres”?). No obstante, el pie de la foto digital y un titular interior del diario impreso del día siguiente sí recogían “soldadas”.

Por su parte, La Sexta, una cadena de corte progresista también, eligió igualmente el género común: “Hamás libera a cuatro soldados israelíes”, se leyó y se oyó en antena.

Sin embargo, el diario digital conservador El Debate reiteró el femenino, para hablar ya desde los titulares de “La liberación de cuatro soldadas israelíes”. Lo mismo que el diario nacionalista Ara, tanto en catalán (soldades frente a soldats) como en castellano (“soldadas”). Pero este medio se contradijo, también con un pie de foto, en sentido opuesto a como sucedió en EL PAÍS: “Quatre soldats israelianes alliberades aquest dissabte per Hamàs”. O sea, que el pie se refería a cuatro soldados liberadas.

Entre las televisiones, tanto TVE como Antena 3 y Cuatro hablaron de “las cuatro soldados”. Por su parte, los presentadores de Tele 5 evitaron esa palabra para decir “cuatro mujeres israelíes”, “cuatro militares muy jóvenes”, con lo cual omitieron su rango castrense. Ahora bien, cuando entró en antena el enviado especial a la zona ya sí nos enteramos de que se trataba de “cuatro jóvenes soldado” [sic].

Un vistazo a los diarios de América escritos en español permite observar también las dos opciones, con mayoría de “las cuatro soldados”. Y para mayor curiosidad, la página oficial del Gobierno de Israel en español habla de “soldadas”.

La misma disyuntiva se planteaba a la hora de informar sobre el valiente sermón de la obispa episcopalista Mariann Edgar Budde ante Donald Trump. Casi todos los medios mencionaron el femenino, si bien no faltaron excepciones aisladas, como una de Vanity Fair y un texto de EL PAÍS en internet que usó “la obispo”.

¿Por qué entonces “obispa” y no “soldada”? Se hace difícil entender que este último término se arrincone por que compita con la idea de “sueldo” o “jornal” (uno de los significados de “soldada”), pues su frecuencia de uso se ha reducido muchísimo. Y tal ambigüedad, si se da alguna vez, quedará resuelta por el contexto, igual que en “la cartera se olvidó la cartera” o “el frutero me regaló un frutero”. O “el soldado se gastó su soldada”.

Quizás influya más en esta resistencia la mala costumbre de que los sustantivos de empleos militares no flexionen: ni “brigadiera”, ni “tenienta”, ni “capitana”, pese a sus analogías con “ingeniera”, “sirvienta” o... “capitana”. Así que un militar dirá “la capitana del equipo” pero “la capitán de la tropa”. Las academias sí recogen este femenino militar, aunque en los ejércitos se evite; y también “obispa”. Pero no “soldada”, ni “caba”, ni “pilota”, ni “sargenta” como empleo castrense.

En mi opinión, “soldada” empieza ya a abrirse paso, y más tarde llegarán las otras. Todo masculino acabado con el morfema -o, o en -án (guardián) o en -ín (bailarín) o en -or (trabajador)… puede convertirse fácilmente en femenino. Y eso implica que al evitar estas construcciones previstas por el sistema gramatical se incurra en una asimetría sexista.

Por mi parte, enhorabuena a las cuatro soldadas. Y a la obispa.