Cierta vergüenza hemos sentido al reparar en que este blog que rinde tributo con su nombre al clariniano Oviedo, lleva más de un año sin utilizar la etiqueta Asturias. En concreto, desde la entrada No dejes que Eurostat te fastidie un titular. Un apunte que, a estas alturas, cuando persiten las lacrimóngenas peticiones de prórroga de la actividad de las centrales de carbón, cantada secuela de la crónica de una ecomuerte largamente anunciada, todavía resulta más sonrojante que entonces. Curiosa inversión astur del not in my backyard.
El caso es que hace unos días leíamos La juez, el fiscal y el Gorrinín, un artículo en el que Arturo Pérez-Reverte hace uso de la expresión poner mirando a Triana, que solo hemos visto utilizar al escritor cartagenero. Dos ejemplos más:
- Extracto del capítulo IX de «El capitán Alatriste» (1996):
De todas formas ya le ajustaron las cuentas al amigo Villiers más tarde en su propia tierra; cuando un oficial puritano llamado Felton, dicen que incitado por una tal Milady de Winter, lo puso mirando a Triana dándole más puñaladas en las asaduras que oremus tiene un misal.
- Fragmento del artículo «El cretino de la curva» (XLSemanal - 10/10/2011):
A ver si te lo explico clarito, tonto del culo. Ya han
estado a pique de matarme antes, varias veces. Igual se te hace raro;
pero aparte el coche tuneado y la discoteca hay vidas que, si las
administras y tienes suerte, dan algo de sí. Antes de que nos cruzáramos
ayer por la tarde, asómbrate, me quisieron poner mirando a Triana
con diversas herramientas y en varios idiomas. Fulanos negros, blancos,
amarillos, cobrizos, o mitad y mitad. De todo, oyes. Te lo juro. Unos
por casualidad y otros con ganas.A falta de explicación para esa sevillana variante, decidimos comprobar cuanta verdad hay en considerar el más conocido, y menos perjudicial para la supervivencia, poner "mirando a Cuenca", un madrileñismo que utiliza esa referencia a la orientación a La Meca para aludir a la humillada postura exigida por el ritual oratorio del islam. Y el gráfico que sigue, elaborado con la inestimable ayuda de Google Maps, pone de manifiesto lo preciso que resulta, desde el punto de vista geográfico, el uso de esa expresión en la capital de España.
Si los lectores tienen a bien reproducir el ejercicio para poder jugar con la escala y entrar así en mayor detalle, encontrán que, aparte de Barcelona, también Fuente De, Reinosa, Huesca, Cagliari y Ragusa ofrecen precisas adaptaciones astures de la frase.
Hay bastante para elegir, no digamos ya si metemos en juego entidades geográficas menores. De hecho, tenemos que confesar que nos está tentando particularmente la sonoridad de "poner mirando al Tibidabo", pero el momento político quizá aconseje dar preferencia a metonimias como "poner mirando al Palau". Una polivalente referencia que oferta opciones con dispares connotaciones, de la política al deporte, pasando por la música. Ahí lo dejamos.
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