lunes, 25 de marzo de 2019

CLIPDA CCLIX: Olympia de Manet (4ª parte)


La primera recreación pictórica de Olympia la hizo el propio Manet en el “Retrato de Émile Zola” (1868) que puede verse en el Museo d'Orsay de París. Una obra con la que agradeció al escritor la defensa que había hecho de su arte. Transcribimos un fragmento del artículo publicado por Zola en 'L'Evènement illustré' del 7 de mayo de 1866:

“El sitio del Sr. Manet es el Louvre, como el de Courbet y el de todos aquellos artistas de temperamento fuerte y original […] Quizás se rían del panegirista, igual que lo han hecho del pintor. Pero algún día, ambos seremos vengados. Hay una verdad eterna que sustenta esta opinión: la de que las personalidades aisladas sobreviven y dominan las diferentes épocas. Es imposible –imposible, ¿me oyen? –que el Sr, Manet no tenga su día de triunfo y que no acabe aplastando las tímidas mediocridades que lo rodean”.

El posado no se produjo en el despacho del escritor, sino en un escenario montado en el estudio del artista, donde le rodeó de elementos que le presentan como un documentado crítico de arte. Ello en una composición que está emparentada con el retrato de Jovellanos de Goya, otro pintor muy admirado por Manet, cuya 'Maja desnuda' también hay que incluir entre los antecedentes de Olympia.

El libro que hace sostener en las manos a su defensor se supone que es “La historia de los pintores” de Charles Blanc y el folleto encuadernado en azul, parcialmente tapado por la pluma, es uno de los artículos que Zola había publicado sobre el artista en 1867.

En la pared pueden verse tres reproducciones de obras de arte escogidas con mucha intención. Un grabado de 'Los borrachos de Velázquez', pintor que era uno de los referentes de Manet, parcialmente tapado por una imagen de la ferozmente criticada Olympia (en la que la mirada de Victorine Meurent está ligeramente modificada respecto al original, para dirigirla hacia el retratado), más una estampa japonesa de Utagawa Kuniaki titulada 'El luchador de sumo Onaruto Nodaemon de la provincia de Awa'. Con esta última ponía de manifiesto su afición al arte oriental, refoezada con la presencia de un biombo finamente decorado.


Completamos la reseña de este célebre retrato con la recreación del mismo incluida en el libro 'Edouard Manet et Berthe Morisot, une passion impressionniste' de Michaël Le Galli (guión) y Marie Jaffredo (ilustración), publicado en septiembre de 2017 por Glénat, que ya hemos citado en el CLIPDA CCLIII.

Pasamos a repasar algunas recreaciones del famoso Manet que nos ocupa, realizadas por reconocidos artistas. Y lo hacemos con “Una Olympia moderna” (1873-1874) de Paul Cézanne, que también forma parte de la colección del Museo d’Orsay. Se trata de una obra de juventud, pintada en casa del doctor Paul Gachet, el médico aficionado al arte, amigo de muchos artistas, a quien Van Gogh haría un célebre retrato. Cuando esta obra muy imbuida por la sensualidad oriental de Delacroix fue presentada en la primera exposición impresionista de 1874, fue objeto de la burla del público y la crítica de arte Marc de Montifaud escribió sobre ella en la revista L'artiste del 1° de mayo de 1874: "como una visión voluptuosa, este rincón de paraíso artificial, ha sofocado a los más valientes...y el Sr. Cézanne ya no aparece más que como una especie de loco, que pinta agitado por el delirium tremens" (enlace a una reseña que incluye una transcripción del original en francés).


En el cuadro de Cézanne la escena es mucho más obvia que en el modelo, puesto que la sirvienta negra procede a descubrir los encantos de la cortesana frente a un explícitamente representado cliente, que ya no es el espectador como en el cuadro de Manet. Las flores pasan a estar en un aparatoso jarrón, mientras que el gato negro aparece convertido en un perrito, situado al pie de un velador en el que no faltan las manzanas, un símbolo tradicional de la tentación que posteriormente pocas veces faltaría en los bodegones de ese artista.

Anteriormente, en 1869-70, Cézanne había realizado otra versión, que es bastante menos conocida, con la desnudez de la sirviente mucho más patente y pareciendo atraer la atención del cliente. 

Proseguimos con la copia realizada en 1891 por Paul Gauguin, que presentamos confrontada con el original. Así advertirán mejor que le salió un poco cabezona. Lo cierto es que Gauguin tenía una cierta obsesión con el cuadro y hasta se llevó a Tahití una fotografía del mismo. En su diario 'Noa Noa' dejó escrito como una noche que volvió a su cabaña, tras encender una cerilla para ayudarse a ver, vislumbró a su compañera Tehura, cuyo nombre real era Teha'amana, «inmóvil, desnuda, tumbada boca abajo en la cama, con los ojos desmesuradamente agrandados por el miedo [...] parecía que un resplandor fosforescente le brotaba de aquellos ojos con la mirada fija». Y a partir de esa experiencia la representó en esa postura inversa a la de Olympia, acompañada por una misteriosa figura que representa al vigilante espíritu de los muertos que da título al cuadro: Manao tupapau ('El espíritu de los muertos vela', 1892). 

 

Paradójicamente, lo que el artista pretendió pintar «de manera sencilla, para que resultase salvaje e infantil», fue considerado indecente por la crítica cuando el cuadro fue presentado en París.

La reproducción en visión especular en el fondo de su 'Autorretrato con sombrero' (1893) pone de manifiesto el aprecio que el artista sentía hacia esa representación de su tahitiana compañera.


Pasamos a ver ahora una parodia de Picasso que bien podría haber encajado en algunas de las humorísticas recopilaciones de los apuntes precedentes. La 'Parodie de l'Olympia de Manet représentant Sebastià Junyer-Vidal et Picasso' (c. 1902) es un aguada en la que el artista se introdujo desnudo en una recreación del cuadro que nos ocupa, en la que quien sustituye a la sirvienta es Sebastìa Junyer-Vidal (1879 - 1966), un pintor paisajista y empresario que frecuentó la tertulia de "Els Quatre Gats", donde trabó amistad con Picasso. Y de ahí nació una prolongada relación que justifica la presencia del también coleccionista en numerosas obras del malagueño (ver una lista).


Avanzamos un poco más de dos décadas. 'Madam Souty reclinada en un sofá' (1925) es para muchos el mejor desnudo de Ignacio Zuloaga y, de hecho, en 2011 marcó en la sala londinense Sotheby's el récord de precio de venta del pintor vasco. Y es un lienzo que entendemos que incluye suficientes elementos, entre los que destacamos particularmente la mirada, por más que no esté dirigida directamente al espectador, que justifican su presencia en esta colección.


Saltamos hasta la década de los cincuenta del siglo pasado para ver 'Pat, Lying as Olympia' (1959), una obra de la primera etapa creativa del pionero del Arte Pop Claes Oldenburg. Un artista que también colocó el cuerpo desnudo en visión especular respecto al Manet y sustituyó a la sirvienta por un espejo (en el siguiente enlace, en inglés, puede ver como hay quien encuentra en el mismo un autorretrato del artista).

Tom Wesselman es el autor de una extensa serie de desnudos, iniciada en 1961, denominada Great American Nudes (Grandes desnudos americanos), que prolonga la larga tradición de las poses reclinadas en las que Olympia marcó tan destacado hito. Particularmente emparentado con el cuadro de Manet resulta uno de los fechados en 1964, en el que la fotográfica imagen de la ventana añade un guiño a la 'Venus de Urbino' de Tiziano.

'I like Olympia in Black Face' (1970) es una construcción en madera y plástico con la que Larry Rivers (1923 - 2002) quiso evocar a partir de escándalo provocado por el cuadro de Manet, el de la segregación sufrida por la población negra de Estados Unidos. Una pieza que pueden admirar en el parisino Centro Pompidou.


Continuamos con la litografía Manet's Olympia, fechada en 1974, que es muy característica del estilo pop del artista californiano Mel Ramos. Y del mismo año es "Olympia and Ollie" del diseñador gráfico Milton Glaser, una ecléctica creación que incorpora algunos toques surrealistas.



Concluimos por hoy con Paul Wunderlich, porque aún nos quedan mucha Olympias pendientes de mostrar, por más que sus autores ya sean artistas, en general, bastante menos conocidos.


El citado pintor alemán fallecido en 2010 recreó repetidamente el famoso desnudo de Manet, como pone de manifiesto tanto el adjunto cartel como la final secuencia de acrílicos que se inicia con Olympia I, fechado en 1977.



 
 





Nota.- Enlaces a las entregas precedentes de esta miniserie iniciada el pasado 28 de enero:

CLIPDA CCXLIX: Olympia de Manet (1ª parte: recreaciones foto y videográficas)

CLIPDA CCLII: Olympia de Manet (2ª parte: humor del siglo XIX)

CLIPDA CCLIII: la Olympia de Manet (3ª parte: humor y cómic de los siglos XX y XXI)






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