Comenzamos en el Martes Neológico este tercer recorrido lingüístico del año. Una sección del Centro Virtual Cervantes en la que Rosalía Cotelo García trató sobre epigenoma en un artículo que comienza con un recordatorio de que genoma está desde 1984 en el diccionario académico.

El prefijo culto epi-, que en griego tenía el significado locativo de ‘sobre’ o ‘encima de’, tiene en este caso un valor metafórico, puesto que hace referencia a que la información que aporta el epigenoma está por encima del contenido del genoma. Interesante ejemplo de término especializado que ha cosechado notable éxito en los medios de comunicación por mor del creciente interés sobre todo lo relacionado con la salud.
Resulta notable el uso que esta semana ha tenido el neologismo biobot de la mano de las noticias sobre las “máquinas vivientes” creadas por científicos estadounidenses. Un curioso detalle que ha pasado bastante desapercibido es que se trata de una investigación financiada por el Departamento de Defensa de EE UU. Idóneo asunto para el próximo Martes Neológico si esa sección del Cervantes viviera un poco más pendiente de la actualidad. Una atención que sí caracteriza a Fundéu, que el jueves declaraba el término biobot neologismo válido para referirse a una clase de robots creados parcialmente con células de animales.
Poco después saltó a los titulares, y de qué manera, la expresión pin parental. Peculiar denominación que habría sido acuñada por Vox para evitar utilizar objeción de conciencia. Ello porque una sentencia del Tribunal Supremo de 2009 estableció que ese motivo no era alegable para evitar cursar la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Sin embargo, parece que en este caso solo afecta a la formación impartida por personas ajenas al cuerpo docente de los centros (y, de pronto, nos ha dado por pensar que nos anunciaran una charla de Beatriz Jimeno). El País prefiere denominarlo "veto parental". Y, efectivamente, eso es.

[Adenda: un poco de información adicional sobre el pin, porque uno de los principales vicios de este debate es que el personal se ha tirado en plancha sin saber de que se hablaba]


Volvemos con la Real Academia, porque el jueves aprobó un dictamen contrario a insertar lenguaje inclusivo en la Constitución Española. Los detalles se conocerán el lunes, pero está cantado lo que pasará y que, por más que la docta casa ya tenga comprometida la subvención hasta 2022, los académicos, salvo algún posible arturazo, tendrán que decir que llueve.
Manuel Conthe formuló, por su parte, una interesante propuesta neológica en Vaispresidentes y reconvenciones. Y es que cada vez usamos más vicepresidente en su acepción anglosajona que da para que haya clubs en los que todos sus miembros ostentan ese rango.
Pero el artículo tiene otros sustanciosos puntos, como el "canario en la mina", papel encomendado en el actual gobierno a Calviño, o la idea, tildada de ingenua por el propio autor, de que la mesa por antonomasia de la actual política española también se ocupe de los agravios del Gobierno catalán a sus administrados constitucionalistas. Vamos a permitirnos una lingüística aportación adicional: finalizar con el perverso sinécdoque de identificar Cataluña con el independentismo catalán.

Pasamos a Fundéu, que en su primer apunte de la semana advirtió que el verbo colisionar se emplea en aquellos casos en que se produce un choque entre al menos dos vehículos o personas. Por ello no es apropiado utilizarlo cuando se informa de que algo se ha estrellado sin especificar contra qué.
El martes recordaron que tanto evacua como evacúa son acentuaciones válidas del verbo evacuar. Y al día siguiente recomendaron utilizar persecución judicial, instrumentalización de la Justicia o judicialización de la política como alternativas en español a la palabra inglesa lawfare. Un término formado por contracción de law (‘ley’) y warfare (‘guerra’) que, según el Diccionario Oxford, designa las ‘acciones judiciales emprendidas como parte de una campaña en contra de un país o grupo’. Un significado más vago, por tanto, que el asignado a judicializar en el Diccionario de la lengua española: ‘llevar por vía judicial un asunto que podría conducirse por otra vía, generalmente política’.

Una vez que ya hemos hecho referencia anteriormente al apunte del jueves, concluimos el recorrido por Fundéu con la advertencia de ayer sobre la errónea tendencia que observan de acentuar palabras llanas terminadas en -n. Una equivocación atribuible al mimetismo con sus formas plurales que sí que llevan tilde por ser esdrújulas: imagen / imágenes, examen /exámenes, ...

Y si les apetece poner a prueba sus conocimientos literarios bien pueden someterse a la prueba que propone Abc en ¿Cuánto sabes de literatura española? ¡Participa en nuestro trivial! Pero debemos decir que encontramos demasiado dispar la dificultad de las preguntas formuladas.
Pasamos al Laboratorio del Lenguaje del Diario Médico donde Fernando A. Navarro publicó el domingo Síndrome de Diógenes. Un artículo en el que pone de manifiesto la incoherencia del nombre que recibió el síndrome de acopio compulsivo descrito inicialmente en el Reino Unido en 1966, al que otro grupo médico británico propuso en 1975 bautizar como Diogenes syndrome en un artículo publicado en The Lancet. Y ya se se ve que con éxito.
Los mejores libros científico-técnicos del año 2019 es una reseña de la selección realizada por el equipo de redacción de la Agencia SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas).
Ya el jueves, Fernando A. Navarro, que aporta 'Saque la lengua' (Cálamo) en la lista anterior, analizó en ‘Therapist’ las diferencias entre el uso que hace el inglés de ese ‘terapista’ y el, en español, más apropiado ‘terapeuta’. Un término que es buena práctica prefijar según la especialidad.

El Roto apuntó un indeseable resultado que pueden sufrir quienes se dejen encuadrar, mientras que Santy Gutiérrez jugó al equívoco con una paronima del nombre de una conocida marca de robots aspiradores (que, recordamos, es Roomba).
Idígoras y Pachi sacaron partido de los anfibológicos nombres de dos significados países peligrosamente enfrentados, mientras que Padylla encontró en el nombre de la nueva ministra de Política Territorial y Función Pública inserto en el de su comunidad de origen.
Joe Heller reparó, por su parte, en la contigua presencia de las iniciales de los duques de Sussex e hijo en el nombre de la principal residencia de la abuela del srto. Harry.
Y hoy mismo el navarro JJ Aós repara en la presencia de la palabra zar en un sinónimo de perpetuar.
Debajo puede verse como Mike Lukovich se entretuvo invirtiendo, en clave de Trump, el sentido de famosas declaraciones de cuatro presidentes de Estados Unidos (Washington, Lincoln, Roosvelt y Kennedy).
Y hoy mismo el navarro JJ Aós repara en la presencia de la palabra zar en un sinónimo de perpetuar.
Debajo puede verse como Mike Lukovich se entretuvo invirtiendo, en clave de Trump, el sentido de famosas declaraciones de cuatro presidentes de Estados Unidos (Washington, Lincoln, Roosvelt y Kennedy).




P.S.- Con retraso hemos tenido noticia de viñeta publicada en La Vanguardia de ayer por JL Martín con una oportuna referencia al colateralmente literario "Yo he venido a habla de mi libro". Un sonado episodio protagonizado por Francisco Umbral en 1993 en el programa "Queremos saber" presentado por Mercedes Milá (ver vídeo).
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