miércoles, 29 de agosto de 2018

Calambures (4ª parte: paremias y publicidad)


Las adivinanzas son un territorio lingüístico en el que los calambures prestan grandes servicios, casi siempre escondiendo en el propio enunciado las respuestas. La más conocida seguramente es el 'Oro parece, plata no es ¿Qué es?' de la que el Drae extrajo el ejemplo con el que ilustró la voz calambur hasta el año 2014. Otra bien conocida adivinanza frutal es 'Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga, espera'.

La conversión de una sílaba inicial es- en presente del verbo ser, como la que conduce a la pera del último ejemplo, es un productivo recurso, tanto por disociación

¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa (la capa)

Escriba, escriba y comprobará que mi nombre se lo he dicho ya (la criba)

Redondo, redondo, fila por fila; quien sepa leer, mi nombre escriba (la criba)

como por agrupación

Es puma, no es animal; flota y vuela... ¿qué será? (la espuma)

Yo tengo un ángulo recto y tres lados que me abarcan
Aunque no quieras creerlo, mi nombre completo es cuadra (la escuadra)

Vamos ahora con una batería de otras reuniones silábicas:

Y lo es, y lo es y no me lo adivinas en un mes

No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, o las ves llegar furiosas, o las ves mansas llegar

Dicen que son de dos, pero sólo son de una

Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no la sabes decir

Vivo en el mar sin ser pez y soy siempre juguetón; nunca me baño en el Rhin, pues soy el mismo del fin

Míralo del derecho y del revés, viene y va; va y viene. Si taba no es. ¿Qué será?

Esto que estoy diciendo, es lo que yo te pregunto y serás un gran borrico si no lo dices al punto

Yo, yo me subo, yo, yo me bajo; si lo adivinas eres muy majo

En un puerto hay tres barcos, uno es un crucero, otro un trasatlántico y el otro ya te lo he dicho

Hilo, olas, dedos, tela, delfín, tábano, estoque, yoyó y yate son las palabras que los lectores más aplicados habrán encontrado en las anteriores adivinanzas. Y una de las pocas que "esconde" en su enunciado dos palabras es ¿Os lo creeréis si os lo digo que ésta es su capital ? Pero no es ésta, os lo digo, sino ruega y lo sabrás.

Ya habrán advertido que son Oslo y Noruega los topónimos ocultos. Pero hay ocasiones en que puede ser oportuna alguna advertencia ortográfica, del mismo modo que también hay casos en que el juego está basado en homofonías que no lo son para todos los hablantes. Algo podrían objetar sobre el segundo de los que siguen quienes no practiquen el, en España, habitual yeismo.

Lana sube, lana baja, sabrás qué es si cambias la be (la navaja)

Ya ves, ya ves, tan claro que es. No me la adivines de aquí a un mes (las llaves)

Por contra, quienes sesean advertirán con mayor facilidad las paronimias que siguen:

Lleva nombre de mujer
flor flagrante flor serena
que aunque no sepa comer
llega puntual a su cena

Vi sentada en un balcón
a una distinguida dama,
busca el primer renglón
y verás como se llama

Tras señalar que las palabras escondidas son azucena y Vicenta, vamos con algunos otros nombres propios:

Si quieres acertar
en forma clara y veloz
el nombre te hará escuchar
su clara y su sana voz

Aquí les doy una mano

para adivinar prontito
acuérdense del enano
del ena, del enanito

No me pregunte quien es 

porque María no es

Seguro que no han tenido problema en descubrir los ocultos nombres de Susana, Elena y Mariano. Hay ocasiones, como ocurre en las anteriores Vicenta o Elena, en las que tan solo participa una parte de alguna de las palabras. Un artificio que suele propiciar una ocultación bastante efectiva:

Este banco está ocupado
por un padre y por un hijo.
El padre se llama Juan,
y el hijo ya te lo he dicho

Por un caminito va caminando un bichito. ¿Qué bichito es?

Una mimetización, esa de Esteban y vaca, que aun es mayor cuando el fraccionamiento se repite en más de una palabra:

Nadan mucho estos peces
hasta pasar Dinamarca
ya te dije yo su nombre
y los pescan de una barca

Nunca vi once elefantes
que volaran como yo
si quieres saber mi nombre
ya lo dije. ¿Si o no?

Esperamos que no les costara encontrar sardina y avión. Pero otro truco que favorece la ocultación es la separación de las palabras en la presentación del texto:

Aunque sepas esto
mago no serás,
si  no sabes donde
lo digerirás.

De ese estómago pasamos a los más escasos juegos que funcionan por disociación de un término. Un ejemplo de lo que, en propiedad, ya no cabe considerar un calambur puede ser: Si el enamorado es discreto y entendido, hay va el nombre de la dama y el color de su vestido.

Una rara pieza en que el juego silábico se sitúa en la respuesta, es la versión en acertijo de la contraposición esconde/es conde que veíamos por triplicado en la segunda entrega:

- ¿En qué se parece la urraca y un conde que es ladrón? 
- En que la urraca roba y esconde y el otro es conde y roba. 

Mucho menos frecuente es la presencia de calambures en dichos y refranes. Una muestra puede ser la sentenciosa yuxtaposición "Servil, ser vil".

Y una singular categoría es la que caracteriza nombres propios a partir de su descomposición en varios términos:

En Miravete, mira y vete
Santaella, santa es ella

Tampoco falta alguna extensión del juego a nombres propios de persona:

Sí mona, así te quiero,
un galán aseguraba;
y a su dama así le daba,
astuto, su nombre entero.

Estas retrobúsquedas de las que bien podríamos considerar 'palabras maleta sobrevenidas' están, como detallaremos en la próxima entrega, detrás de numerosos chistes.

En el caso de algunas marcas comerciales, hasta cabría pensar que pudieran haber sido escogidas pensando en calamburescos lemas publicitarios:

¿Qué tal con Kettal?
¿Te falta Tefal?
Vivesoy. Lo que vives hoy, lo disfrutarás mañana (ver detalles campaña 2011)
Raestreator, lo rastrea tó

Nada artificioso es, en cambio, el nombre de Olimpia, por lo que el lema 'Jabón Olimpiao limpia o no es jabón' más bien debe ser un serendípico hallazgo realizado a posteriori.

Un lema muy popular en Venezuela es el 'Me lo dijo mi mamá' que utiliza para esconder su nombre la marca de productos de higiene infantil Melody.

Y una expresiva paronimia brindó a los publicistas españoles de la marca francesa Thomson el lema publicitario "No compre sin ton ni son. Elija Thomson" (enlace a un anuncio protagonizado por Pajares y Esteso). Pero nos hemos salido del territorio de calambur propiamente dicho para entrar en el fértil territorio de la paronimia.

No podemos dejar sin recordar, ya para finalizar, que uno de los más llamativos calambures publicitarios que se conocen es involuntario. Nos referimos al que se esconde en el lema 'Telemadrid, espejo de lo que somos'.

Cuando se lanzó esa campaña en el año 2007, la presidenta de la Comunidad de Madrid era Esperanza Aguirre, popularmente conocida como Espe, había sido acusada de injerencia por un sector de profesionales de la cadena de televisión pública madrileña. Así que ya imaginarán que la lectura como 'Espe jode lo que somos' no tardó en provocar la retirada de la campaña.


Blanca Gomará, la creativa de la agencia Publicis responsable del anuncio, se cansó de asegurar que el sibilino juego de palabras había pasado inadvertido. Y explicaba, además, que la primera propuesta de la agencia había sido 'Reflejo de lo que somos' (ver noticia en El Mundo). Pero igual sí que se dio cuenta quien propició el descarte de esa primera opción en favor de la espejada alternativa.





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