sábado, 18 de agosto de 2018

Cosas de la lengua 33/2018


Hace tiempo que compartimos la perplejedad que muestra Fernando Sánchez Dragó en el artículo  'In'migrantes por la monopolística irrupción del término migrantes. De hecho, en la entrega 26/2018 de esta serie nos hacíamos eco de la un tanto ridícula perífrasis "migrantes que llegan" que veíamos utilizada en Antenas 3 en sustitución del ahora orillado (pun intended) inmigrantes. Pero no creemos necesario especular con teorías de la conspiración, como hace Dragó, cuando a diario encontramos tan numerosas pruebas de lo acomplejadamente imitativa que es la conducta humana. Y no son en esto distintos los periodistas.

Concluye el artículo con un rotundo ¿Conativo? Sí. "Función lingüística que intenta dirigir la conducta del oyente". Lo dice el diccionario. Pues no es el caso del Drae, un lexicón que no explica particularmente bien ese tipo de conato.

Y para eufemística perífrasis, la que hemos visto utilizar en La Nueva España en la noticia Fallece al precipitarse desde un puente a la autopista en LenaTodo indica que la caída de la mujer no fue accidental y que no intervinieron terceras personas. ¿Se puede hacer más difícil evitar decir presunto suicidio?

Lo primero que hemos leído esta semana en el Laboratorio del lenguaje del Diario Médico es el artículo Las lenguas como castigo. Una refutación, que compartimos, de la concepción de la diversidad lingüística como una maldición. La opinión que suscribía el catedrático de Bioquímica José María Fernández de Sousa en una "tercera" de Abc de octubre del pasado año titulada «El engaño». Coincidimos con Elena Álvarez Mellado en que asomarnos a otra lengua es una manera fascinante de admirar cómo entienden el universo otros seres humanos.

Se nos hacen innecesarios, sin embargo, exabruptos como ese "Solo a un descerebrado o a un fanático se le ocurría defender que nos iría mejor si viviésemos bajo un relato único [lo refutado solo justifica poner ahí monolingüe] que aspirase a dar cuenta de toda la complejidad de este mundo". Una lindeza que puede leerse en el artículo que ya fue publicado en eldiario.es en noviembre. Pero bien sabido es que el estilo de tan sectario medio digital, pregúntenle a Verstrynge sobre eso, es así. Gentes, estas sí, partidarias del "relato único", por mucho que se exprese en múltiples idiomas. Y así es que quienes osaron señalar un cantoso error lingüístico cometido por el Ministro de Justicia son para Dª Elena "haters políticos y sibaritas lingüísticos" (enlace a su artículo 'Preveyó' y los cantos de sirena).

Fernando A. Navarro publicó el festivo miércoles la 64ª entrega de la serie Las apariencias engañan… Cuatro falsos amigos tomados del inglés, francés, afrikáans y catalán. Raro que no hayamos visto explotado el anfibológico tanques contra tanques que propicia esta última lengua.

Interesante, nos ha parecido, la reflexión sobre la vigencia de lo expuesto por Ortega y Gasset en 'La rebelión de las masas' (1929) realizada ayer por José Ignacio de Arana en el artículo Oclofilia y oclofobia. Escojan su pastilla.

Fundéu comenzó la semana proponiendo los términos duplicar o enviar como alternativas al anglicismo (screen) mirroring, que se emplea habitualmente para aludir a la función que permite transferir contenidos desde un dispositivo móvil a un ordenador o un televisor.

El martes propusieron permuta financiera como alternativa al anglicismo swap. Pero añaden, con errada asociación, que es término utilizado en informaciones bursátiles, cuando es propio, sobre todo, de los mercados de divisas y de coberturas de tipos de interés, no de lo que habitualmente llamamos Bolsa.

La final de la Supercopa propició una apunte para advertir lo incorrecto de la habitual pronunciación aguda del nombre de la capital estonia. Es Tallin, con pronunciación llana, y no Tallinn ni Tallín. Misma temática al día siguiente, con un recordatorio de la grafía La Meca, con inicial mayúscula en el artículo, como adecuada para referirse a la ciudad de Arabia Saudí que los devotos del islam deben visitar al menos una vez en su vida.

El apunte de ayer recordó que es inapropiado el uso del término orbital como equivalente de mundial o global. Y es que el adjetivo orbital no está formado a partir de orbe (‘esfera terrestre o celeste’), sino de órbita (‘curva debida a la acción gravitacional, descrita por un cuerpo celeste que se mueve en torno a otro’).

El Martes Neológico escogió banlieue, uno de los préstamos más recientes del francés. Un idioma que tampoco es que nos esté mandando muchas palabras de unas décadas para acá.

Explica Guilhem Naro que esta palabra aparece en la lengua francesa, ya en el siglo XII, con el sentido de un espacio sometido a la ley de la ciudad (ban) y de una legua (lieue) de amplitud. Y no es que no fuera 'necesariamente negativa', como dice el autor, sino que, como también apunta, el sueño de todo parisino era adquirir en la misma, más una parcela, al menos al principio, que un chalet.

Decía Juan Pujol en un artículo publicado en Abc el 20 de julio de 1930: Basta ver el empeño de los burgueses de Paris en procurarse el huertecito en la banlieue, lejos de los edificios y de las vías monumentales de la capital, para comprender hasta qué punto es profundo y natural el anhelo humano del retorno a los campos una vez que se ha vivido en esas aglomeraciones artificiosas, monstruosas, que son todas las grandes ciudades.

Y Julio Camba en el titulado 'Tres sociedades' que fue publicado en ese mismo diario, bellamente ilustrado por Goñi, el 12 de abril de 1959 (un artículo que ya había aparecido en La Vanguardia el 11 de enero de 1953): El francés era, y es aún, un hombre esencialmente agrícola. En cuanto dispone de un metro cuadrado de terreno, ya le tiene usted en mangas de camisa sembrando zanahorias para el "pot-au-feu". Los domingos París se desparrama en la "banlieue"... 

Sin embargo, el final del Empire colonial entre el final de la Segunda Guerra Mundial y los años sesenta, unido a la posterior inmigración masiva, cambió radicalmente las cosas y sentó las bases del sesgo negativo que acabaría por adquirir el término. Sostiene el autor que para los periódicos de lengua castellana, la banlieue es un fenómeno típicamente francés, difícilmente transferible a otro país. Pero nos permitimos opinar que no difiere gran cosa de lo provocado por otros procesos descolonizadores y migratorios similares. Basta darse una vuelta por Birmingham, o mísmamente por Bruselas.

Darío Prieto daba cuenta ayer en su sección El Apunte Gráfico de El Mundo del curioso neologismo francés uritrottoir formado a partir de las palabras orinar y acera. Complementamos la foto del artículo Escatología, feminismo y París con un esquema del funcionamiento del invento. Curioso que una parte de las críticas se fundamenten en un resentido 'o meamos tod@s en la calle, o nadie'.


En el terreno de la neología humorística cabe mencionar el fascisgmatismo acuñado por JM Nieto en Abc y el goachig de La Tira y Afloja, la viñeta humorística con más jabalís del mundo. En esa misma sección del diario ovetense La Nueva España también hemos visto una contraposición que invita a reparar en que descarbonización es anagrama de descabronización. Y con tan aconsejable término lo dejamos por hoy, porque tenemos sin leer las crónicas del homenaje a la mujer de Forn celebrado ayer.






Anexo: Documentando en algunas hemerotecas digitales el uso de la palabra banlieu, hemos dado en La Vanguardia 18 marzo 1953 con un curioso fragmento de la Pequeña guía para los turistas del corresponsal de ese diario en París Antonio Martínez Tomás:

En los cafés y en los restaurantes yo suelo encontrarme gran número de estos turistas, y me maravillo de las conclusiones a las que llegan apresuradamente.

Días pasados yo estaba en un restaurante al lado de un matrimonio de barceloneses, y les escuchaba recapitular sus impresiones. Pocas veces mi capacidad de asombro ha pasado por prueba tan severa.


— En París — decía el hombre — no hay mujeres elegantes.

—: Desde luego — asentía la mujer—, tantas como en el Paseo de Gracia no se ven aquí.
— En París — insistía el varón, alentado por el asentimiento conyugal — no hay «haigas».
— ¡Qué va a haber! — decía la mujer—. En la Diagonal se ven muchísimos más.

El cambio de impresiones seguía a este tenor hasta lo infinito.


Un texto que invita a repara en que parece que no son pocos, y algunos bastante viajados, quienes están en plena involución al 'como mi pueblo, nada'.

Y para que no sean los catalanes quienes carguen en solitario con esta aparente repaletización, diremos que hay en esta redacción quien ha visto con sus propios ojos a un asturiano asomar la nariz a la puerta de la magna tumba de Napoleón en los Inválidos, para volverse inmediatamente hacia el exterior, sin llegar a vislumbrar el masivo pórfido, exclamando ¡Toy de ver iglesies hasta los cojones!



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