miércoles, 8 de agosto de 2018

Goles en propia puerta (y II)


Arrancamos esta segunda parte en el Campeonato del Mundo de Estados Unidos de 1994 en el que finalizábamos la primera entrega. Y lo hacemos con un gráfico que da inicio en ese torneo, con la representación del númeor de autogoles de los últimos  Mundiales. Los que, como bien puede verse, han dado un espectacular salto en la última edición que, sin embargo, no ha sido la más goleadora (con un total de 169 goles marcados no batió los 171 de Brasil 2014 y  Francia 1998).



De los 33 tantos representados, España ha sido beneficiaria de dos: el de Georgi Bachev en el 1- 6 del Bulgaria - España de 1998 y el de Sergei Ignashevich en el empate a uno con la selección anfitriona en Rusia 2018. Ese gol que Sergio Ramos festejó como propio (ver video), aunque no deja de tener algo de justicia poética que ese sea el resultado del antijuego de algunos defensas que se desentienden del balón. 

En sentido contrario, nuestra selección ha sufrido otros tantos autogoles en contra en los Campeonatos del Mundo que hemos representado: el de Zubizarreta en el España – Nigeria (2- 3) de Francia 1998 (ver video; min 1:05) y el de Pujol en el España – Paraguay (3 -1) de Corea-Japón 2002 (ver video). 

Al margen de los incluidos en el gráfico, procede recordar que España sufrió en Brasil 1950 su primer autogol mundialista, el marcado por José Parra que abrió el camino al 6-1 con el que nos apabulló entonces la selección anfitriona.

Completamos la información mundialista con un enlace al artículo de la Wikipedia que detalla los 53 goles en propia puerta registrados hasta ahora en esos Campeonatos [y aprovechamos para advertir que el gráfico interactivo de la revista The Economist tiene más errores que el ya reseñadofaltan, por ejemplo, los dos citados de España en el Mundial 98].

El último, y más trascendente, de los computados en la lista anterior es el de Mario Mandžukić en la final Francia - Croacia (ver video). Primer autogol registrado en tan decisivo último partido de un Mundial. El que permitió a los galos adelantarse sin haber tirado una sola vez a puerta y que, para muchos, fue determinante en el devenir de un partido que dominaban los croatas.

En los Mundiales femeninos también hay un muy destacado gol en propia puerta marcado en la semifinal de 2015 entre Inglaterra y Japón. Un partido que parecía encaminarse a una inevitable prórroga con empate a uno, cuando en el minuto 90+2 Laura Bassett tuvo el infortunio que puede verse a continuación.


Al margen ya de los Mundiales, el autogol más ridículo encajado por España fue el marcado por Reina en el Holanda - España, clasificatorio para el Mundial 74, jugado el 2 de mayo de 1973 en Ámsterdam. Como no hemos encontrado vídeo, se lo explicamos: el defensa Violeta hizo un saque de puerta hacia el portero Reina, que lo esperaba fuera del área, muy cerca de la línea de fondo, con la intención de recoger el balón con el pie, meterlo en el área y allí cogerlo con la mano para sacar largo. Una jugada entonces bastante habitual, hoy prohibida.

Cruyff se fue a acosar a Reina, que se puso nervioso y, en lugar de entrar en el área a recibir el balón, lo que habría anulado el saque, y no habría sido ni falta, trató de obstaculizar al veloz delantero holandés. Una acción en la que se desequilibró y golpeó mal para devolver el balón a Violeta que, desconcertado, no pudo impedir el autogol. La adjunta foto, con Reina al fondo, muestra la impotencia del defensa. El enfado del seleccionador Kubala fue de tal calibre que en el descanso cambió al portero andaluz por García Remón

Y el más doloroso sufrido por la selección, seguramente fue el marcado en 1924 por Perico Vallana en el partido frente a Italia de la ronda preliminar de los Juegos Olímpicos de París. Un partido que nuestra selección, que era clara favorita, dominó pese a jugar gran parte del mismo con un jugador menos, por expulsión de Larraza. Pero a 12 minutos del final, Vallana tuvo la mala fortuna de que su despeje en medio de un lío en el área acabara dentro de la portería (enlace a la crónica de Abc). 

En las competiciones de clubs, otro tanto en propia puerta aun más decisivo fue el del defensa del Alavés Delfí Geli en la final de Copa de la Uefa 2000-2001. Ello porque como gol de oro que era, puso fin a la prórroga cuando tan solo faltaban tres minutos para llegar a lo penaltis frente al Liverpool (ver video resumen del partido; el tanto está en el min 2:50).

Volvemos a la fea categoría de los autogoles deliberados. El caso más escandaloso se produjo en el partido Granada-Barbados, clasificatorio para la Copa del Caribe de 1994. En la tercera jornada de la liguilla de grupos, Barbados  tenía que ganar por al menos dos goles de diferencia para quedar primero y clasificarse. Como el tiempo se agotaba y tan solo iban ganando por 2-1, decidieron intentar sacar provecho del artículo del reglamento que especificaba que en los partidos que acabasen en empate se jugaría una prórroga con gol de oro, que tendría valor doble.

Así que la selección de Barbados decidió marcarse un tanto a tres minutos del final para forzar esa prórroga. Pero como Granada podía permitirse perder por un gol, durante el escaso tiempo restante intentó, sin conseguirlo, meter gol en cualquier de las dos porterías que, en ambos casos, eran defendidas con ahínco por el equipo de Barbados. Un vergonzoso lío que forzó que no tardara en modificarse tan caprichoso reglamento.



Esa picaresca tiene un famoso antecedente establecido por el baloncesto español. En el primer partido de la eliminatoria de octavos de final de la Copa de Europa de 1962, que enfrentaba al Ignis de Varese con el Real Madrid bajo una asfixiante presión del público italiano, el colegiado señaló varias jugadas polémicas a favor de los locales. Y estas acabaron por hacer mella en los blancos que, tras ir por delante todo el partido, vieron cómo, a falta de dos segundos, sus rivales igualaban el marcador, por lo que la prórroga parecía inevitable.

Con Carlos Sevillano y Stan Morrison expulsados por haber llegado a las cinco faltas personales, Emiliano y Lolo Sáinz con cuatro, más Wayne Hightower, la figura del equipo,  lesionado en el banquillo, la diferencia que previsiblemente iban a encajar en la prórroga podía convertirse en imposible de remontar en el partido de vuelta. Así que el técnico madridista, el hábil Pedro Ferrándiz, pidió un tiempo muerto en el que instruyó al pivot Lorenzo Alocén para que marcara en su propia canasta tras el saque y que, inmediatamente, todos salieran corriendo hacia el vestuario. Esto, ante la previsible airada reacción italiana que, efectivamente, no tardó en producirse.

De hecho, hubo reclamación ante la FIBA, pero ninguna norma se había vulnerado, por más que no tardara en establecerse que una autocanasta voluntariamente anotada en los últimos instantes no era válida y comportaría, además de una multa de 1.000 dólares, la descalificación por dos años (hoy en día el castigo se centra en la invalidez, y la sanción se ha quedado en una falta técnica). El caso es que la jugada funcionó, porque en el partido de vuelta el Real Madrid consiguió una clara victoria por 83-62.

Retornamos al fútbol para dar cuenta de la mayor autogoleada de la historia. Esta es la que se autoinflingió en 2002 el SO l’Emyrne en el Campeonato malgache de fútbol. Tras un polémico partido en que culparon al arbitraje del empate con el AS Adema, decidieron protestar en el siguiente encuentro disputado contra el mismo rival, marcándose constantemente goles en propia puerta. Algo que hicieron a la considerable cadencia de uno cada 36 segundos para establecer un récord Guinness que no será fácil ver superado.

Desconocemos cuanto tardaron en marcar el primero, probablemente menos de los catorce segundos que tardó el equipo estonio Paide Linnameeskond, que juega en la máxima categoría de ese país, en hacerlo en un partido de copa jugado en agosto de 2017 frente al Levadia Tallinn. El muy probable más rapido autogol no deliberado.


Vamos ahora con una categoría ya verdaderamente infame, cual es la de los autogoles deliberados que se intenta hacer pasar por fortuitos. Generalmente difíciles de demostrar, el caso más famoso es el del tanto marcado en propia puerta por el defensa Andrea Masiello en el derbi Bari - Lecce del 15 de mayo de 2011. A falta de dos jornadas, el segundo necesitaba ganar para asegurarse la permanencia, que finalmente conseguiría pese a perder el siguiente y último partido, mientras que el Bari ya estaba matemáticamente descendido. Aunque su equipo ya iba perdiendo por 0-1, quizá deseoso de certificar su colaboración en el amaño para asegurarse el cobro de lo 50 mil euros comprometidos, Masiello marcó en su propia portería un segundo gol que puede verse en el vídeo que insertado a continuación (adicionalmente, enlazamos otro de peor calidad que incluye algunas otras tomas).


Aunque la acción podría pasarse por involuntaria aplicando una dosis de buena voluntad, poco cabía esta en el marco del escándalo de las apuestas vivido por el fútbol italiano en aquellos años. Gracias a la negociación de una confesión sobre el arreglo de cuatro partidos, ese futbolista vio reducida su pena a 22 meses de cárcel, una tercera parte de lo que le pedían, con lo que evitó el ingreso en prisión.

Mayor comprensión cabe tener ante el autogol que marcó Mick Harford en la última jornada de la liga inglesa 90/91 en el partido Luton Town - Derby County que su equipo, ya descendido, perdió por 2-0. Permitieron así al equipo local evitar el descenso de categoría.

Algunos años después, Harford reconoció que el aparentemente desafortunado cabezazo que subió el primer gol al marcador había sido deliberado. Y es que las cinco temporadas anteriores había jugado en el Luton, un equipo al que volvería en la siguiente, en el que actualmente presta su servicios en el cuerpo técnico. Menos comprensivos se mostrarán los seguidores del descendido Sunderland (enlace a un video del partido, el gol está en el min 5:15).

Otro caso bien distinto de regocijo de la afición del antiguo equipo del anotador de un autogol, es el provocado por Sergio Ramos en el Sánchez Pizjuán en el partido de Liga 2016 - 17. Ello pocos días después de haber marcado un penalti a lo Panenka en el partido de copa contra el mismo rival. El tanto marcado en propia puerta en el minuto 85 no solo supuso el empate, sino que espoleó al Sevilla, que acabaría por conseguir el gol de la victoria en el minuto 92 (ver video).

Añadimos ahora un extenso vídeo recopilatorio que incluye 30 de los más llamativos goles en propia puerta que se hayan visto. Entre ellos el más doloroso (físicamente hablando, aunque parece que no llegó a fracturarse la nariz como suele leerse por ahí), un reconocimiento que suele darse al de Chris Brass en el partido Bury -Darlington. Es el que está etiquetado con el nº 5 en la cuenta inversa que sigue el montaje.


El que se marca el portero Jurgen Sierens del Roeselare belga (#18) es una buena muestra de las cosas que pueden llegar pasarle a un guardameta. Pero, posiblemente, la acción más "tonta" de todas las recopiladas sea la derivada del celebratorio abrazo del defensa Riza Efendioglu a su portero después de que este detuviera un penalti. Una irreflexiva efusión que acabó por costarle un gol al equipo de la segunda división turca Buyuksehir Gazianteps (#13).


Metidos en tonterías, no puede falta una mención al tanto encajado de penalti por el guardameta Khalid Askri en el partido de septiembre de 2010 de la Copa de Marruecos entre el Mahgreb Fez y el FAR Rabat. No es un gol en propia puerta de cuerdo con los criterios generalmente aceptados, pero bien podría formar parte de la categoría de "autogoles morales"


Otra inapropiada celebración, en este caso de un defensa, fue la de Dennis Evans quien en diciembre de 1955, cuando creyó oir el pitido final del  Arsenal - Blackpool, decidió festejar el 4-0 que señalaba el marcador machacando el balón contra su propia portería. Desgraciadamente para el jugador, el silbido procedía de un espectador, así que el encuentro concluyó 4-1. 

Ciertamente muy curioso es el gol nº 4 del anterior video recopilatorio, que se autoinflingió, con la inestimable colaboración del fuerte viento, el portero Assaf Mendes del Maccabi de Haifa. A pesar del modesto aspecto del campo de juego que se observa, hay que señalar que ese equipo es uno de los más importantes de Israel que, en esa ocasión, año 2012, jugaba un amistoso contra el Dynamo Kiev.  

Más veces se han visto autogoles directos de un portero al realizar un saque con la mano. Es el caso del nº 21 marcado por el camerunés Sammy Ndjock en uno de los encuentros que disputó en la temporada (2015–2016) con el Minnesota United. O el nº 19 de Bjarte Flem en un partido de 1988 entre los equipos noruegos Tromsø Sogndal. Al margen de esos dos incluidos en el vídeo, en México es bastante recordado el de mayo de 1976 de Miguel Marín en un partido de su Cruz Azul contra el Atlante. Un borrón que no le impide seguir siendo el máximo ídolo histórico de ese equipo que juega en el Estadio Azteca.


Si de pifias de porteros hablamos, hay que recordar que no cabe marcar gol directo por saque de banda, así que el ligero roce del portero finés del Aston Villa Peter Enckelman fue determinante para que en 2002 subiera al marcador la desgraciada acción derivada del saque-cesión de Olof Mellberg.


Más le habría valido no llegar a tocar el balón en absoluto. Algo que, por ejemplo, le ocurrió al meta de la selección inglesa Paul Robinson en el partido clasificatorio para la Eurocopa 2008 que su selección perdió frente a Croacia en octubre de 2006. Es en la última repetición del vídeo en la que resulta más patente la mala pasada que le jugó una inoportuna irregularidad del césped. Pero tampoco parece del todo justo que esa pifia queda para la historia como autogol del defensa Gary Neville.


Sí que hubo contacto con el balón, en cambio, en la indecisión de ter Stegen en el amistoso USA - Alemania de junio de 2013 con el que se celebraba el centenario de la selección de Estados Unidos. Así que como autogol ha quedado registrado, al igual que la acción de Bernd Leno en el Bayer Leverkusen - Ausburgo del año 2015.


En la extensa recopilación anteriormente insertada pueden verse algunas cesiones al propio portero que no cabe calificar sino de envenenadas. Como la de Jamie Pollock (#26), ya comentada en la primera parte de este recorrido, o la realizada sin mirar por el austriaco Davida Alaba en un partido de su selección contra Malta del año 2016 (#29). Particularmente famosa, por la colocación del tiro, es la de 1991 de Lee Dixon a su compañero Seaman del Arsenal (#25). Una acción realizada también sin mirar.

Un autogol de similar factura fue marcado por el actual jugador del Valencia Geoffrey Kondogbia en un amistoso de pretemporada entre Chelsea y el Inter de Milán. Un partido celebrado en Singapur en agosto de 2017 que registra el tiro más lejano finalizado en autogol del que tenemos noticia (ver video).

También cabe cometer ese error de colocación de una cesión cuando se devuelve "cortesmente" el balón al equipo contrario después de que este haya parado el juego para atender a un lesionado. Eso es lo que le ocurrió en 2013 a Lee Dong-Gook en el encuentro Jeonbuk Motors - Seongnam de la coreana K-League

A punto estuvo ese desafortunado chut de provocar un violento enfrentamiento, pero el incidente acabó por resolverse con un compensatorio gol en propia puerta marcado por el portero Choi Eun. El primer tanto puede verse a partir del min 1:45 del adjunto vídeo y en el min 4:00 está el saque que culmina en un segundo gol en propia puerta (adviértase cómo no se permite a la parte ofendida su inicial intención de 'tomarse la justicia por su mano': 'nos lo metemos nosotros'). Un rarísimo caso, en categorías de alto nivel, este 'autogol de compensación' con el que finalizamos [y que advertimos, tras publicar el apunte, que también es esos vídeos que necesariamente hay que ir a ver a Yotube; sigan el enlace, porque merece la pena].







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