The New Yorker eligió para su tapa del 1º de abril una ilustración de Bruce McCall titulada “Brooklyn or Bust” (Brooklyn o nada) en la que se muestra una peculiar visión del famoso puente que enlaza Manhattan con el citado barrio neoyorquino. Un diseño que nos ha recordado una viñeta del inolvidable Quino. En la presentación de esa portada, la directora de arte de la revista, Françoise Mouly, recuerda que el citado artista comenzó a colaborar con esta revista en los años ochenta, pero su primera portada no llegaría hasta el 16 de agosto de 1993, añadimos nosotros. Esta de abril es su 76ª , que llega tras un considerable período de sequía que le llevó a firmar una sola el pasado año (9 de abril) y ninguna en 2017 (enlace a sus aportaciones hasta ese año).
El siguiente número estuvo dedicado a la salud (Health Issue), a cuyo efecto la revista neoyorquina recurrió a una atlética pieza de Kenton Nelson, que sumaba así su quinta portada (presentación). Pero es notable que la anterior de este ilustrador que se inspira en el estilo de los artista de la época del New Deal (Thomas Hart Benton, Edward Hopper, Grant Wood, ...) se remonta nada menos que a julio de 2003.
No faltó la tradicional portada dedicada al inicio de la temporada de béisbol, una pieza que Mark Ulriksen tituló “Double Play” (enlace al comentario). Este artista que firmó su primera tapa en mayo de 1994, ha dedicado una decena de las 62 que acumula a ese deporte tan del gusto del público estadounidense (enlace a sus colaborciones hasta 2017).
La cuarta tapa del mes fue la titulada “Taking Care” (enlace al comentario de Mouly, que incluye algunas otras dedicadas al acicalado personal). Se trata de la segunda de Loveis Wise que el año pasado se estrenó con la ilustración titulada “Nurture”.
Y no podía faltar en The New Yorker una referencia al incendio de Notre-Dame, que ya hemos reseñado en un apunte anterior. Una portada de Bob Staake titulada “Our Lady” cuya presentación se anticipó varias fechas respecto al calendario habitual (en la presentación de esa ilustración se incluyen otras tres catedralicias cubiertas de la revista neoyorquina). Pero ya hemos comentado en un apunte precedente que nos ha parecido que ha quedado por debajo de otras sobre el mismos asunto, como la de Ruben L. Oppenheimer que utilizó la francesa Courrier International o la de Morten Morland de la británica The Spectator.
Nos queda mostrar, ya para finalizar, la propuesta de Barry Blitt que resultó desplazada por el homenaje al templo parisino. Se trata de una crítica parodia de la forma en que ha sido publicado el informe del fiscal Mueller sobre Trump, con numerosos fragmentos censurados. Unos tachados que anteayer veíamos convertidos en un muro en una viñeta de Graeme Keyes y que asimismo han inspirado trabajos de unos cuantos humoristas más. Como muestra nos hemos traído los de Tom Janssen, Bruce Plante, Kevin Siers, Bill Bramhall, Oliver Schopf y la evocación de 'Apocalypse Now' de Steve Sack.
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