sábado, 14 de marzo de 2020

La lengua en la semana 11/2020


Nuestro primer asunto de hoy es el onomástico reconocimiento a una de las más ilustres científicas españolas, además asturiana: El nuevo caracol canario de un milímetro que homenajea a Margarita Salas. Diminuta, pero muy vistosa criatura la bautizada como Rissoella Salasae, especie cuyo género Rissoa rinde tributo al naturalista Antoine Risso.

Nos vamos con Álex Grijelmo, que tituló con un escueto Es brutal esto su última 'La punta de la lengua'. Un artículo en el que analiza la evolución de los significados con los que se ha utilizado el adjetivo que el latín derivó de brutus, que significa “estúpido”, hasta llegar a su elogiosa acepción actual.

Isabel Santamaría Pérez trató en Martes Neológico del Centro Virtual Cervantes sobre el adjetivo pensional. Un texto que comienza con una solemne cita de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). ¡Ele!

Pero el neologismo tratado, cuyo uso se circunscribe básicamente  a Colombia, no es sino un ejemplo más de la diferencial tendencia de las variantes del español a recurrir a la sintagmación preposicional (sustantivo + preposición de + sustantivo). Como ocurre en reforma de pensiones que utilizamos aquí, frente a la sufijación aplicada en Colombia para decir reforma pensional.

En la sección Rinconete de esa misma web, David Prieto García-Seco dio cuenta de un nuevo ejemplar de esa curiosa categoría que son las palabras fantasma: cabezái.

Algo de parentesco con esa condición tiene el término valenciano, no admitido por el lenguaje valenciano normativo, quizá más popular entre los no hablantes de esa lengua. El polémico "caloret" que Rita Barberá utilizó durante la Cridà de las Fallas de 2015 y esta semana ha sido recordado por Ortifus a una de sus viñetas en el diario Levante. Aunque seguramente pequemos de un exceso de susceptibilidad, diríamos que no resulta del mejor gusto utilizarlo en una frase que dice "lo mata todo".

No queremos dejar de participar a nuestros esforzados lectores que, después de bastante tiempo sin topar con uno de esos círculos viciosos en los que no es difícil caer cuando se consultan diccionarios, hemos dado en el DLE con un bonito ejemplo en tres etapas:

barandilla → antepecho → pretil [ → murete o vallado] o baranda [→ barandilla]

Pasamos a Fundéu, que el lunes recordó la diferencia entre revestir y revertir. El primero significa, entre otras cosas, ‘presentar algo determinado aspecto, cualidad o carácter’, mientras que revertir es ‘volver algo a su estado o condición anterior’. Así que un acontecimiento puede revestir importancia, pero difícilmente revertirla.

Al día siguiente señalaron que el anglicismo sell-off, que se utiliza para referirse a la venta multitudinaria de acciones en bolsa, puede traducirse al castellano como venta masiva u oleada de ventas. En un segundo apunte recordaron que el teletrabajo, ahora en boca de tantos, se escribe en minúscula, todo junto y sin guion. Parece que J. Morgan no es lector de esa pedagógica web, mientras que los autores de La Tira y Afloja, séanlo o no, sí que lo escribieron junto, aunque ajustados a las convenciones tipográficas habituales en las viñetas de humor.


Los urgentes del idioma aclararon en el apunte del miércoles que tanto la forma aguda redox como la variante llana rédox, con tilde en la e, son acentuaciones válidas del adjetivo que alude a una reacción química que se caracteriza por la oxidación [el -ox] de un reactante y la reducción del otro [el red-].

Las noticias del deporte, y particularmente del fútbol, inspiraron la recomendación del jueves en la que se advierte que tanto aplazado a como aplazado hasta son construcciones válidas para indicar que se retrasa la realización de algo hasta otra fecha.

Y en el apunte de ayer plantearon sustituir el término inglés online por traducciones como en línea, por internet, en internet, digital, electrónico o conectado, según el contexto.

Iniciamos el recorrido por el Laboratorio del Lenguaje del Diario Médico con el artículo de José Ramón Zárate titulado Los «otros» coronavirus de los que nadie habla y también matan.

Un recordatorio, apoyado en datos recopilados por un equipo de la Universidad Aix-Marsella, de la considerable incidencia de otros cuatro coronavirus humanos (HCoV) comunes que, a menudo, ni siquiera se identifican en el diagnóstico practicado en la mayoría de los laboratorios.

Fernando A. Navarro tomó prestado para su apunte del lunes, Minucias del lenguaje (I), el título de un interesante libro del también autor de El español de América, el mexicano José G. Moreno de Alba (1940-2013). Un gran estudioso de la riqueza que nos aporta la visión americana de nuestra común lengua, de quien Navarro toma una extensa cita sobre el labio leporino en la segunda parte de su artículo, publicada ayer. Qué curisos eso de que «Con el eclise nacen [los niños] algo tiernos de la mollera...»

Entre ambas partes, Rosalía Sierra apuntó en Procesamiento del lenguaje natural para no entorpecer la labor asistencial la necesidad de aplicar las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías a los laboriosos procesos actuales de recogida de datos sanitarios.

Lo que hemos echado en falta es alguna ilustración sobre el concepto de pandemia que tanto se ha resistido a utilizar la OMS.  En el apunte de ayer lo atribuíamos a la que calificábamos como denodada batalla entre el rigor epidemiológico y el miedo a provocar el pánico, pero ya nos gustaría contar con más docta opinión.

Como también nos gustaría recibirla sobre esa contención reforzada, surgida de pronto sin que las autoridades sanitarias hubieran hecho anterior mención a esa etapa intermedia entre las fases de contención y mitigación.

Tenemos que reconocer que un sonoro ¡caray! nos arrancó la definición de expeditivo que hemos visto en el Verbolario de Rodrigo Cortés. Opinen vds.

Un punto sorprendente nos ha parecido también no haber detectado un mayor uso de la palabra sangradura. La denominación que nuestro idioma da a la parte del brazo opuesta al codo, donde ahora se aconseja toser. ¿Será el temor a que la muy sensibilizada opinión pública del momento tolere mal la patente presencia de un amedrantador étimo? R.J. Matson fue uno de los dibujantes que llevó la tusígena recomendación a una viñeta con el Capitolio de Washington convertido en dispensador de jabón.

Ese dibujo nos sirve para dar paso a la habitual sección dedicada al lenguaje de humor, territorio creativo donde hoy mismo hemos visto a Napi hacer uso de la figura humorística por excelencia que es el equívoco.

Sobre el mismo asunto, J. Morgan recurrió a un deficientemente concordado sintagma en franspañol resultante de la calamburesca descomposición que sigue.

Entenderse, se entiende. Y, además, se agradecen las viñetas sobre las reales golferías que se desmarcan del manido corinavirus.
Postigo, que la semana pasada fue uno de los usuarios de ese juego, recurrió en su tira del 8-Mcoronaviril. Y seguramente ni se imaginaba lo oportuno que habría sido el uso por parte de Santiago Abascal de la mascarilla que le aplicó en su dibujo.


La Razón también se apuntó a la neología derivada de corona- y ayer tituló Coronocrack su información sobre el batacazo bursátil. Adicionalmente, enlazamos los Coronacocos de Tomás Serrano.

La Tira y Afloja de La Nueva España apunta por su parte, también hoy, un posible efecto lingüístico de los cambios de hábitos que la pandemia está introduciendo.


Cambiamos de tema, para señalar que cada vez parece más frecuente la verbosa incomunicación representada por JL Martín en La Vanguardia. Quizá relacionada con aquello que versificaba el hoy bastante olvidado Ramón de Campoamor sobre que es más espantosa todavía la soledad de dos en compañía (Las tres rosas; jornada primera, escena IV). Pues detrás de la puerta del dibujante catalán son bastantes más de dos [Adenda posterior al Consejo de Ministros: ni imaginábamos lo oportuno que iba ser citar hoy esta viñeta].



Anthony Garner llevó su viñeta del miércoles a las barcelonesas ramblas, para imaginar un estatua humana de Cervantes interpretada por un performer que quizá les suene de algo.Una pieza vinculada a las noticias de las subvenciones, vía TV3, concedidas al sectario club del desvarío que es el Institut Nova Historia. Par mejor comprensión, no habría sobrado el logotipo del  engendro en el pedestal.

Manel Fontdevila tiró del famoso juramento de Los Tres Mosqueteros de Dumas para reseñar el rechazo de la comisión de investigación sobre las golferías del emérito. No se crea sus viñetas sobre la Justicia, sr. dibujante, y déjela actuar, porque siempre saca bastante más en limpio que las sistemáticamente inútiles comisiones parlamentarias. Como precisamente argumenta Podemos para rechazar que en Baleares investiguen la prostitución de niñas tuteladas por el Govern. ¡Ay, ese embudo!

El legendario  Guillermo Tell, que tantas creaciones literarias, encabezadas por el drama de Schiller, inspiró al romanticismo, protagoniza la brillante metáfora publicada por Monsieur Kak en el diario francés L'Opinion de ayer. Tremendo el dilema al que se enfrentan ahora los dirigentes políticos.
La similitud del concepto aplicado por Faro en Diari de Tarragona es un buen ejemplo de la fuerza comunicativa que aporta a las viñetas humorísticas la evocación de arquetipos culturales.  

Proseguimos con Bernardo Vergara que asimismo tuvo ayer una literaria inspiración. En su caso basada en el famoso microcuento cuya humorística aplicación trata el apunte Humor inspirado en 'El dinosaurio' de Monterroso.

Hoy mismo JM Nieto convierte a una de sus ratas en la siempre socorrida Caperucita. Y aunque esa salida del personaje del cuento sea por una noble causa [1], estamos más por las viñetas, como la de Miki y Duarte, que hacen pedagogía del #YoMeQuedoEnCasa.

También hoy, Idígoras y Pachi llevan a su sección del diario El Mundo una vírica versión de la acometida de Don Quijote contra los molinos de viento. 

Y retrocedemos hasta el lunes para concluir con la cita de 'El Principito' que Ángel Idígoras llevó a su viñeta del diario malagueño Sur. Un fragmento del capítulo 21 que reproducimos con alguna mayor extensión:

- Adiós – dijo...

- Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

- Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.







P.S.- Con algo de retraso subsanamos la omisión de la coronavírica versión de Padylla del cuento de 'Pedro y el Lobo'. No confundir con el cuento sinfónico de Prokófiev (más sobre eso en La lengua en la semana 5/2020).

Aprovechamos para añadir también la sutil referencia a Cenicienta incluida por Mark Knight en su viñeta del día 13 en el Herald Sun de Melbourne.






[1] O no tanto, como hoy observa Santy Gutiérrez con ácida ironía en le diario La Opinión de A Coruña.




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