jueves, 2 de abril de 2020

La estación Grand Central en The New Yorker


El fallecimiento de Albert Uderzo nos llevó a ocupar con los homenajes que le rindió el humor gráfico el hueco que teníamos previsto utilizar para comentar la portada de la semana pasada de la revista The New Yorker, “Grand Central Terminal” de Eric Drooker.

Y aunque la atención de los seguidores de esa publicación ya haya pasado a ocuparse de la emotiva “Bedtime” de Chris Ware, no abandonamos nuestra intención de mostrar la presencia de la emblemática estación neoyorquina en la publicación que tan bellas portadas luce. Inusualmente solitaria en esta última versión, a causa del confinamiento de los neoyorquinos, por más que decretado de forma fatalmente tardía. Un solo empleado de limpieza ocupa el enorme Main Concourse de la Grand Central Terminal, aplicado a una labor que nos ha recordado la ilustración de Thornton Utz titulada “Last Train Home”, que fue publicada en The Saturday Evening Post del 2 de enero de 1954 (una composición que presenta una manifiesta distorsión espacial, porque el mostrador central de información dista de estar tan próximo al acceso al andén más cercano). 

El tratamiento de la luz en la creatividad de Drooker refleja el característico filtrado que realizan los lucernarios de ese gran edificio. Un efecto que también destacaba en anteriores vistas de ese espacio realizadas por Eugène Mihaesco (18/12/1978), brutal ese contraste de su concurrida ilustración con la solitaria versión reciente, o de Mark Ulriksen (28/1/2008), que tituló “Grand Central Heating” su vista con un relajado gato como protagonista. Debajo, unas fotografías de los años cuarenta nos ayudan a corroborar que ese lumínico efecto no es artística exageración.


 
 

Los lectores más observadores, y con buen sentido de la orientación, habrán advertido que en la ilustración de Drooker se muestra  una escalinata que no aparece en las dos foto inferiores, que está orientadas hacia ese mismo fondo este de la estación. Como ausente está, también, en la adjunta ilustración de  Theodore Haupt  para el número de 10 de septiembre de 1927, tiempos en que un tren adornaba el corredor superior.

Y es que la escalera del lado de la Avda. Lexington, o de la tienda Apple, si prefieren, no fue construida, replicando la original del lado opuesto, hasta la reforma acometida en el año 1997. Tampoco hay que fijarse mucho para darse cuenta de que no es la de la famosa escena del carrito de bebé de «Los Intocables de Eliot Ness», filmada en la Union Sation de Chicago.

Volvemos a The New Yorker para ver el Main Concourse, que tiene 84 m. de largo, 37 m. de ancho y cerca de 40 m. de alto, convertido por George Riemann en febrero de 1995 en una pista de hielo, a imagen de la que se instala en Navidades en el Rockefeller Center. Y quizá hayan observado que no falta en ninguna de las ilustraciones que hemos visto hasta ahora el famoso reloj de cuatro caras construido por la compañía Seth Thomas, instalado en el centro de ese hall en 1913.

No aparece, en cambio, en la ilustración de C.E.M. (Charles E. Martin) para la portada fechada el 11 de diciembre de 1954. Una pieza que muestra a un navideño coro cantando desde la tribuna situada encima del acceso a la vía 23 en la tapa de esta colección más difícil de asociar con la estación neoyorquina.  

 

Descendemos una planta para introducirnos, de la mano de Alain (Daniel Brustlein), en el Oyster Bar que ese ilustrador representó en febrero de 1941 atestado de esquiadores. Eran tiempos en que los sacrificados pioneros neoyorquinos del esquí hacían en tren un trayecto de más de 200 kilómetros para practicar ese deporte en la región de los Berkshires.

La adjunta foto muestra la entrada de esa habitualmente muy concurrida ostrería desde la «Galería de los Susurros» (ello porque lo susurrado junto a una de las columnas puede escucharse con claridad desde la opuesta). Una imagen que permite apreciar una de las bóvedas, también presentes en el interior de restaurante, diseñadas por el valenciano Rafael Guastavino. Un constructor que junto con su hijo Rafael popularizó en Estados Unidos el uso de las bóvedas tabicadas (enlace a un artículo de John Ochsendorf).

Junto a la concurrida vista de Alain del Oyster Bard  mostramos la ilustración de enero de 1963 en que Arthur Getz se ocupó de otras menos visibles interioridades de ese complejo, el subterráneo entramado de vías. 

 

Continuamos el recorrido con la ilustración de Red Grooms para el número del 19 de octubre de 1992, que muestra el acceso sur a la estación desde el viaducto de Park Avenue que salva la calle 42. En la parte superior asoma el monstruo del edificio MetLife inaugurado en 1963 con el nombre de Pan Am Building. A su lado puede verse la ilustración titulada "Pershing Square"  realizada por John Falter para la portada de la revista The Saturday Evening Post del 19 de mayo de 1945. Debajo incluimos una fotografía de más amplia perspectiva también tomada cuando el rascacielos de 59 plantas todavía no "tapiaba" Park Avenue.

 

El que destaca detrás de la terminal ferroviaria (enlace a una colección de fotos históricas) es el New York Central Building, construido en 1929. Un edificio de 35 plantas que desde 1977, tras el cambio de propietario, se denomina The Helmsley Building. Una vista contraria del mismo, realizada desde su fachada norte, fue portada del número del 26 de octubre de 1929 en una espléndida ilustración nocturna de Theodore Haupt. La acompañamos con un cartel de Chesley Bonestell y una pareja de fotos que confronta la perspectiva de Park Avenue antes y después del MetLife. Un edificio que fue objeto poco antes de su inauguración de una portada ilustrada por Alan Dunn y también aparece en una composición de iluminaciones nocturnas, de alterada perspectiva, realizada por R.O. Blechman en octubre de 1979.

 
 

Completamos la información gráfica sobre el MetLife con una vista complementaria de este último rascacielos y dos momentos de su proceso constructivo.

Debajo, una muy lejana vista del edifico Helmsley en una ilustración de Arthur Getz que muestra la embocadura del túnel ferroviario de Park Avenue situada a la altura de la calle 97, a más de cuatro kilómetros de distancia.

  

Un final recuerdo para la otra gran estación neoyorquina cuyo edificio de estilo beaux-arts finalizado en 1910 no consiguió sobrevivir. Obviamente nos referimos al de Pennsylvania Station, cuya terminal fue demolida en 1963 para hacer hueco a construcciones tan emblemáticas como el Madison Square Garden. Una terminal cuya playa de vías ha prestado el espacio para el último gran desarrollo inmobiliario neoyorquino, que es el denominado Hudson Yards (colateralmente tratado, hace algo más de un año, en el apunte Una 'escheriana' vasija). Pero hoy no vamos a extendernos más sobre eso porque nuestro propósito tan solo es añadir que la demolida estación, igualmente grandiosa también tuvo su portada, aunque solo una, que fue la del 7 de julio de 1934 ilustrada por la artista de origen húngaro Ilonka Karasz.





Adenda 10/2022: el ilustrador granadino Sergio García Sánchez escenificó en la emblemática estación la portada de Halloween 2022 titulada “Old Haunts” (31/10/2022).




Adenda 2/2024: “All Clear” (4/3/2024) de Victoria Tentler-Krylov añade una nueva vista desde Park Avenue norte.




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