viernes, 23 de julio de 2021

Pareo de portadas de la revista The New Yorker (67ª septena)

 

La actualidad cubana nos animó a iniciar esta serie con la presencia de ese atribulado país caribeño en las portadas de la revista The New Yorker. Ilonka Karasz (5/3/1927) y Roger Duvoisin (2/2/1935) aportan las cartográficas vistas con que formamos la pareja del sábado.


Más variopinto fue el emparejamiento del domingo en el que juntamos a una prieta cubana [en 6ª acepción, por nuestra parte] que luce una muy española vestimenta en una ilustración de Rea Irvin (27/4/1929) con la  “Life in the Cuba of Tomorrow” en que Bruce McCall (20/4/2015) imaginaba la regringación de la isla. 


La revista cubana Carteles nos ayuda a documentar el uso que tuvo la mantilla en la antillana celebración de la Semana Santa.  Unas ilustraciones creadas por Andrés García Benítez, un artista nacido en 1916 en Holguín que en 1960 optó por exiliarse, después de que esa publicación de gustos burgueses se viera obligada a cerrar. No volvería a su tierra hasta el año 1980, para fallecer al año siguiente en un olvido del que solo ha sido parcialmente rescatado muchos años después (enlace a un libro sobre su obra). La adjunta portada está fechada el 25 de marzo de 1951 y las que siguen son de los años 1944 y 1950.

 

La presencia de una turista norteamericana en la ilustración de Rea Irvin pone de manifiesto el éxito que entonces tenía la isla entre el público de Estados Unidos. como destino turístico. Así lo corrobora, por ejemplo, la portada de Conrado Massaguer para la propia revista Carteles del 18 de noviembre de 1928 o el número dedicado por Life a La Habana, fechado el 19 de enero de ese mismo año, cuya tapa fue ilustrada por ese mismo artista cubano que llegara a ser calificado como El César de la caricatura.

 

Pasamos a recordar la pareja del lunes, que estuvo formadpor las dos portadas que han contado con presencia de Fidel Castro. La de Robert Sikoryak (26/1/1998) daba cuenta de la vista a la isla de Juan Pablo II [1] y la valenciana Ana Juan (3/3/2008) se encargó de la necrológica realizada con una creatividad que se trata en el apunte De las formas del humo.

El martes optamos por una doble pareja para reunir todas las portadas papales que se han visto en The New Yorker. Y es notable que Barry Blitt haya sido el encargado de todas las restantes. La del 9/10/1995 daba cuenta de la vista de Juan Pablo II que tuvo lugar entre el 4 y el 9 de octubre de 1995, la sexta que ralizó a ese país, esta coincidente con el 50º aniversario de la creación de las Naciones Unidas.   

En la 10ª septena ya mostramos la pieza dedicada a la retirada de Ratzinger, fechada el 11/3/2013, que hoy recordamos emparejada con una ilustración del propio Blitt que no llegó a convertise en portada de la revista, pero sí del libro 'Blown Covers: New Yorker Covers You Were Never Meant to See' de Françoise Mouly dedicado a las creatividades más significativas que acabaron por ser rechazadas.


Presentamos la ilustración "Snow Angel" (23 & 30/12/2013) que dio la bienvenida al papal nombramiento de Francisco con otra que asimismo escenifica la lúdica creación de ángeles en la nieve, la de John Falter para The Saturday Evening Post del 10/1/1953.


La actualidad marcó la pareja que formamos el miércoles, con el frisbi como vínculo, con la última portada presentada, “I’ve Got It” de Christoph Niemann, y la de John Cuneo cuyo hamletiano título es To Fetch or Not to Fetch” (6/5/2019).


Ayer saludamos el comienzo de los Juegos Olímpicos de Tokio con las dos portadas dedicadas a Olimpiadas que han dado mayor protagonismo a la antorcha. La primera de ellas precisamente la dedicada a los anteriores Juegos de Tokio, los celebrados en octubre de 1964 que fueron recibidos con una ilustración de Anatol Kovarsy (10/10/1964). Una pieza que emparejamos con la de William Joyce (22/7/1996) dedicada a los de Atlanta 96.

 

Aprovechamos para recordar que el último relevo de la antorcha, que corrió a cargo de un estudiante llamado Yoshinori Sakai nacido en Hiroshima el mismo día que se produjo el bombardeo atómico de esa ciudad, fue la imagen de portada de Sports Illustrated del 10/10/64.


La británica Punch optó, por su parte, por una paisajística ilustración de George Adamson en la que no falta el monte Fuji, mientras que The Saturday Evening Post eligió la imagen de una atleta del equipo de Estados Unidos, la pentatlonista Pat Winslow.
 

 

No estuvo The New Yorker demasiado elegante con la Olimpiada de Río de Janeiro, cuya celebración reseñó con una ilustración de Mark Ulriksen (8 & 15/8/2016) que destacaba el desgraciado problema de salud pública que entonces sufría Brasil: la epidemia causada por el virus del Zika que, afortunadamente, no tuvo los catastróficos efectos que anticipaban algunos epidemiólogos. En lo que sí acertó esa ilustración, si bien eso no era difícil, fue en vaticinar la victoria de Usain Bolt en las pruebas de velocidad.


Ahora bien, para anticipación, la de la ironía que se gastó  Constantin Alajalov al convertir en ganador de la prueba reina del atletismo a un corredor de inequívocos rasgos judíos en la portada (1/8/1936) dedicada a los Juegos de Berlín de 1936. Recordarán que fue el corredor de raza negra Jesse Owens quien se encargó de causar un enorme disgusto a Hitler al batir a sus arios openentes germanos. 

 

Aparte de las hoy emparejadas, aún hay otra portada olímpica de la revista TNY que se inspira en las carreras de velocidad, la de Robert Day del 24/11/1956 que recurre a un tópico canguro para asociar la escena con el austral país en que se celebró la Olimpiada de Melbourne 56. [2]

Y no falta esa modalidad atlética en el Post. Maurice Bower fue quien se encargó de llevarla a la portada del 4/5/1935 en una ilustración titulada 'Hurdlers'

Una vallista había llevado antes que eso Bradsaw Crandell a la portada de Life de julio de 1932 que anunciaba la inminente celebración de los Juegos de Los Ángeles. A su lado añadimos, ya como última ilustración de hoy, la portada de Berlín 1936 realizada por J.F. Kernan para The Saturday Evening Post (The Sprinter, 8/8/1936), que es la última de las casi treinta aportadas por ese artista al popular semanario en el que debutó el 31 de mayo de 1924.

 

Mañana proseguiremos con la olímpica temática, pero quienes no quieran esperar pueden ir anticipando contenidos en el apunte Portadas olímpicas en The New Yorker.




[1] Una composición que nos ha recordado la ilustración de Walter Molino para la Domenica del Corriere del 29/12/1963 que recordaba el fallecimiento ese año de John Kennedy y Juan XXIII.






[2] Esa disciplina también fue la elegida por Walter Trier para la portada de Lilliput dedicada a la Olimpiada de Londres de 1948. La acompañamos con el uso metafórico realizado en The Week (14/9/2018) en una ilustración de Fred Harper.






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