La última portada de la revista The New Yorker es una creación de Ivan Brunetti titulada “First Date”. Una “primera cita” que plantea una discrepancia de preferencias en cuestión de mascotas que, sin embargo, no se producía en el primer boceto, que la publicación neoyorquina ha tenido el detalle de incluir en la presentación de esa ilustración. Un borrador que también incluía un luego desaparecido guiño a la famosa serie de cuadros “Perros Jugando al Poker” de Cassius Marcellus Coolidge.

Lo cierto es que perros y gatos protagonizan multitud de portadas de la revista que nos ocupa, pero no son tantas aquellas en que lo hacen conjuntamente. Por ello nos ha parecido oportuno dedicar el apunte de hoy a complementar la panorámica de esa tipología de ilutraciones.
La proseguimos con la de Roz Chast titulada “Ad Infinitum”, publicada en marzo de 2013. En la misma se propone el característico efecto recursivo que se produce cuando se oponen dos espejos, pero con una mágica mutación de los presentes en las sucesivas iteraciones. Un juego que ya propuso Chas Addams, aunque de forma mucho más sutil, en una viñeta publicada en los años sesenta en las páginas interiores de la revista.

Proseguimos nuestro recorrido en orden cronológico inverso con una tapa ya msotrada en el apunte Otras vistas de las vecindades en la que Mark Ulriksen infiltró un gato en la canina comunidad que llevóa a la tapa del 13 de agosto de 2007. A su lado un campestre rescate, obra de Bob Knox, publicado en 31 de agosto de 1992.

Completan el siguente bloque dos tapas del artista francohúngaro André François (André Farkas) en que ambas especies también se desenvuelven en armónica compañía.




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