miércoles, 25 de septiembre de 2019

El oteador de portadas (45): una última tanda de elefantes en The New Yorker


Hasta 16 viñetas de prensa llevamos hoy coleccionadas sobre la exhumación de Franco, lo que bien justificaría un apunte específico. Pero hemos decidido cortar la cadena de humorísticos entradas y dejar esos trabajos para el repaso del próximo domingo. Adicionalmente, también hemos optado por llevar a una adenda al apunte de ayer lo más destacado de las nuevas viñetas protagonizadas por Greta Thunberg, para ocuparnos hoy de cumplir con una tarea pendiente. 

Arrancamos esta demasiado demorada última entrega sobre las elefantinas tapas de la revista The New Yorker en el mes de enero de 1929. Un número, el tercero de ese año, en el que se registra la primera aparición de una de esas, afortunadamente, hoy en día ya por muy pocos codiciadas presas. Una escena de caza en la que Constantin Alajalov recurrió a un rosado ejemplar, con las connotaciones alucinatorias que tienen los elefantes de ese color, enseguida volveremos sobre ello, en una escena en la que prevalece la comicidad.

El mismo prolífico artista volvería en 1936 con otra escena de caza, pero esta ubicada en la India y con el poderoso animal ejerciendo de medio de transporte. Tampoco podían faltar los elefantes, aunque con muy discreto papel, en la composición sobre ese mismo país que Bob Knox llevó a la tapa del primero de junio de 1992. A su lado, completa el bloque la elefantina deidad hindú Ganesh de la fiction issue de junio de 1997, cuya portada ilustró, al igual que las de varios otros números de esa literaria temática, Owen Smith.



Vamos ahora con unos exploradores de salón que también disponen de un ejemplar, aunque sea inanimado, que avistar. Una ilustración de Jacques de Loustal para el tercer número de abril de 2010.

Volvemos con los elefantes rosas, porque ese color tenía el proboscídeo utilizado para recibir el año 1939 en la ilustración de Perry Barlow, en la que hacía una clara referencia a los efectos el alcohol en la larga noche de despedida del año. Y tampoco escasea la bebida en Nochebuena, así que William Steig también vio rosa al elefante que vistió de Papá Noel en su navideña tapa de 1972.


La siguiente aparición de un elefante es una escena de zoo obra de Charles D. Saxon, única que tenemos registrada con estos animales en una de esas instalaciones.

Proseguimos con la ilustración de John O'Brien de agosto de 1991 que cuenta con un ejemplar un tanto escondido en la espesura de esa réplica del paraíso en que se ha convertido uno de los jardines de la vecindad habitada por un Adán y una EvaA su lado la tapa obra de Danny Shanahan con una floral ofrenda ya mostrada en su día en el apunte El 'Día de la madre' en The New Yorker.


  

Completamos la colección de elefantes con la tapa de Peter de Seve de septiembre de 2004 ya comentada en El puente de Brooklyn en The New Yorker. Una ilustración que, como entonces decíamos, evoca la promocional marcha realizada el 17 de marzo de 1884 por el empresario P.T. Barnum con 21 elefantes y otros animales de su circo, después de que el año anterior se declinara su ofrecimiento de aplicar esa peculiar prueba de carga animal antes de la inauguración del famoso puente el 13 de mayo de 1883. En el anteriormente citado apunte puede leerse más sobre la supuesta estampida que, según el escultor Joe Reginella, habría tenido lugar en ese puente el 29 de octubre de 1929.

Para concluir, procede reseñarar el mamut, o quizá mastodonte, que Eric Drooker representó en el mural de la estación de metro de la portada del 18 de septiembre de 1995 titulada At the End of the Tunnel”.



A modo de epílogo recopilamos en orden cronológico las 34 portadas que hemos recorrido, además de en el apunte de hoy, en los siguientes "oteadores" precedentes:

39 - elefantes en la habitación

42 - elefantes republicanos en The New Yorker

44 - circo con elefantes en The New Yorker







P.S.- Y todavía nos habíamos dejado olvidada una hermosa pareja que era objeto de subastada en la portada de 28 de marzo de 1942. Y 34 pasan a ser, por tanto, las de esta colección.




P.S.2 - Y enorme despiste ha sido olvidar el Elephant Colossus de Coney Island que teníamos archivado sin zoológica etiqueta alguna. Este merece que otro día volvamos con más detalle sobre el. 






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