sábado, 14 de septiembre de 2019

La lengua de la 37ª semana de 2019


Tras una considerable vacacional pausa, Álex Grijelmo retomó su sección La punta de la lengua con un artículo titulado Anglocentrismo en llamas. Una reflexión suscitada por la denominación del festival pamplonés Flamenco on Fire, que dice sonarle como 'cool gazpacho' o 'tortilla de potatoe'.

Señala el periodista que el banco de datos de la Academia documenta la primera aparición escrita de “anglocentrismo” en un texto del psicólogo José Luis Pinillos Díaz del año 1975. También apunta que la lingüista Pilar García Mouton atribuye a ese fenómeno la elección del término género (por influencia del inglés gender) en el discurso feminista. Lo que califica de paradójica rendición ante el anglocentrismo de la justa lucha contra el androcentrismo. Muy oportuno, asimismo, su recordatorio de la asunción por parte de los guionistas españoles del, en las bodas de aquí, inaudito “ya puedes besar a la novia”. La de curro que te queda, Grijelmo.

Al margen de las cuestiones lingüísticas, nosotros seguimos dándole vueltas a ese publicitario planteamiento iconográfico con una fetal boca de guitarra.

Lola Pons Rodríguez tituló con un irónico O sea, la de muletillas que usamos, ¿sabes? su artículo sobre las expresiones así denominadas porque apoyamos en ellas nuestro habla, igual que quien se ayuda de un bastón o muleta para andar. Son los antiguamente conocidos como bordones, que Juan de Valdés ya criticaba en 1535 en su Diálogo de la lengua, conocidos por los modernos lingüistas como “marcadores discursivos”. Cambiantes expresiones que suspenden el significado habitual de las palabras y las hacen invariablen en género y número, cuyo utilización no ve censurable la autora, a condición de que no se caiga en el abuso.

En el propio suplemento Verne, Jaime Rubio Hancock se hace eco en 'Malaka' está perita y nos está enseñando malagueño del impacto que ha causado el lenguaje del último sonado estreno televisivo. Muy oportunos los vídeos explicativos que ha creado el Departamento de Comunicasió de la serie (enlace al primero de ellos).

Un último artículo de El País que nos parece oportuno reseñar hoy es Los lingüistas que enseñan a leer, hablar y escuchar a las máquinas. Una crónica de Francesco Rodella sobre la creciente necesidad de las empresas de incorporar especialistas en el procesamiento del lenguaje. 

El Mundo publicó el pasado jueves, por su parte, un muy recomendable artículo de Félix Ovejero sobre la preservación de las lenguas: Menos es mejor. Añadimos a su argumentos una pregunta retórica: ¿dónde es oficial el latín?

Pasamos al Martes Neológico del Centro Virtual Cervantes, donde Ona Domènech-Bagaria se ocupó del adjetivo tecnófobo. Una muestra de las nuevas filias y fobias que ha traído el avance tecnológico.

Al hilo de esa cuestión, comentar que nos ha llamado la atención el uso que hizo Puebla de algunas secuencias de tecleo utilizadas en el muy extendido copia-pega. Una práctica en la que se le fue un poco la mano al presidente del senado, cuya respuesta habría mejorado con un poco más de humildad, pero se nos hace todo un disparatado exceso hablar de plagio.

Fundéu comenzó por recordar que la voz quemagrasas se escribe en una sola palabra, para aclarar al día siguiente que el equivalente adecuado en español para el anglicismo speaker no es portavoz, sino presidente (de la Cámara).

El miércoles publicaron una relación de abreviaturas de títulos académicos y profesionales, que fue seguida por la aclaración de que dejarse ganar es la expresión propia del español para aludir a dejar al oponente obtener lo que se disputa, y no cabe utilizar dejarse perder.

Y ayer completaron su serie semanal con la propuesta de utilizar mochilimosnero, un término formado por la unión de mochilero y limosna, como alternativa válida en español para evitar el anglicismo begpacker.

Lo que no hubo fue recordatorio de pasadas recomendaciones sobre la DANA. Una denominación que tenemos la sensación de que ha ganado bastante terreno a la menos técnica "gota fría" ([explicaciones sobre la DANA de Brasero]... para luego resultar masivamente ignorado por la clase periodística, decíamos el año pasado). JM Nieto recordó la dual opción disponible.

Comenzamos el recorrido por el Laboratorio del Lenguaje del Diario Médico con La «industria de la felicidad» genera ansiedad. Una interesante reflexión de José Ramón Zárate sobre un pardójico efecto de los planteamientos que propugnan que las personas deberían sentirse relajadas la mayor parte del tiempo. Y es que, a pesar de que niveles elevados o continuados de estrés y ansiedad son poco saludables, ambos fenómenos son inevitables y, a menudo, desempeñan un papel útil en nuestras vidas.

Pocos lectores estarán afectados por las disquisiciones que realiza Fernado A. Navarro en ¿Enfermedades lisosomales o lisosómicas?, pero el predomino de lisosomal por la presión del inglés no deja de ser otro efecto más del anglocentrismo señalado por Grijelmo.


Interés general tiene, en cambio, la reflexión sobre el futuro de la universidad que Joaquín García-Estañ López titula con un pesimista Cómo (no) será el profesor de medicina. Compartimos plenamente sus opiniones sobre la perversión de seleccionar al profesorado casi exclusivamente por méritos investigadores, así como el descuidado estado de la formación en pedagogía. Corporativo, vemos en cambio, y además contradictorio con su defensa de las capacidades pedgógicas, su final comentario sobre el reto de que España deje de ser el único país del mundo (afirmación que que ponemos en duda) que no exige educación médica a sus profesores de medicina.


En el lenguaje del humor, cabe destacar que ha vuelto el mareo de perdiz que ya veíamos en una viñeta de Peridis en La lengua de la 33ª semana. Lo ha hecho de la mano de J. Morgan, como descriptor de la situación política.

Y no podía pasar por alto el gran aficionado al ludolingüismo que es Antonio Postigo el anagrama Tezanos - tazones, pero creemos que aún puede sacarle más partido que en su viñeta de ayer. Hoy mismo los malagueños Miki y Duarte juegan con otro anagrama una miajilla más obvio, mientras que Mel convierte la sigla en el apócope de un lluvioso pronóstico en Diario de Cádiz.


En el humor en inglés, nos ha llamado la atención la presencia en una viñeta de Davey de la expresión porkie pies utilizada por el Cockney rhyming slang para hacer referencia a las mentiras.

Recordamos que ese criptomecanismo jergal consiste en buscar una frase hecha que rime con la palabra que se desea "disfrazar" y luego eliminar la palabra que rima: lies - porky/porkie pies - porkies.

En el terreno de las referencias literarias, Peter Brookes 'tiró' de Sherlock Holmes en la viñeta que dedicó al brexit en The Times el día 12: El misterio de la posición del Laborismo, es el título que plantea. Un dibujo en el que incluyó unas apologies a The Strand Magazine, que es la revista en que a partir de julio de 1891 vieron la luz los relatos cortos del famoso detective de Arthur Conan Doyle. Ese dibujo, que es tributario de una ilustración de Sidney Paget, tiene algunos interesantes detalles cuya explicación posponemos hasta el CLIPDA del próximo lunes.

La polémica que se vive en Estados Unidos sobre los efectos del vapeo, uno de los temas predominantes en el humor norteamericano de esta semana, llevó a Bill Bramhall a imaginar una novedosa versión de la casa-trampa del cuento Hansel y Gretel.

Y casi un año después de que viéramos una vitícola galleguización de Davila de la bien conocida Rima XXI de Gustavo Adolfo Bécquer, una viñeta que nos traemos desde Cosas de la lengua (39/2018), García Morán aporta desde la Gaceta de Salamanca una fragmentaria versión política que adolece de una patente falta ritmo poético. Pero nos sirve de excusa para finalizar con un recordatorio del original.


¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.

¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía... eres tú.













P.S.- Menudo despiste, haber olvidado las humorísticas referencias a la presentación realizada el día 10 de la novela de Margaret Atwood titulada The Testaments, secuela de la muy exitosa The Handmaid's Tale (1985). A Kipper Williams le sugirió el hermanamiento de Dystopia con el barrio londinese de Westminster que, como es bien sabido, es el que alberga el parlamento británico, mientras que a Patrick Blower le inspiró una segunda parte de otra distópica historia, que también imaginó desarrollándose unos cuantos años después (quince en el caso de la de Atwood). Una nueva pieza para la colección de "tumbadas Rees-Mogg" que recopilan el Anexo 2 de La semana en viñetas 36/2019. Debajo el "distópico estreno" de Tom Gauld.



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