Hay vocablos que han alcanzado notoriedad por lo extendido
de su uso incorrecto. Nos viene a la mente el caso de adolecer que parece que poco a poco va corrigiendo su extendida
utilización como sinónimo de carecer, cuando en realidad lo es de padecer o
sufrir.
Pero si hay una palabra que sistemáticamente encontramos utilizada con
un significado distinto del que realmente tiene esa es bianual. Y es que es harto frecuente encontrarla, incluso en textos
creados por autores de reputado nivel académico, para referirse a períodos de
dos años cuando en realidad quiere
decir dos veces al año. Si además se emplea en relación con un hecho que se produce con
cadencia regular equivaldría a semestral, pero quede claro que no siempre.
Lo que ocurre cada dos años tiene una frecuencia bienal, palabra que parece que cuesta utilizar, cuando hay
certámenes tan conocidos como la Bienal de
Venecia que la incluyen en su denominación. Añadamos que no todos los
eventos que gestiona la citada Bienal italiana se celebran cada dos años, como es el caso del anual Festival de Cine.
No suele producirse el mimo error en los períodos mensuales,
quizá porque la abundancia de publicaciones bimestrales ha dado más visibilidad a un término que no se confunde
habitualmente con bimensual. Esto es
lo que curre dos veces al mes y solemos denominar con preferencia quincenal cuando se
produce con un espaciamiento uniforme.
Es curioso constatar como el mal uso ha conseguido cambiar
el significado de algunas palabras, como ha ocurrido, por ejemplo, con lívido. Etimológicamente procede del latín lividus (violáceo) y es un término que fue incluido en 1803 en el
Diccionario de la Real Academia con el significado de amoratado. Pero la frecuencia
de uso en situaciones relacionadas con la muerte propició la
asociación con la palidez cadavérica, lo que dio pie a que la edición de 1984 del Diccionario incorporara el significado de “intensamente
pálido” que se ha impuesto en el uso corriente.
Resulta curioso constatar que, mientras
en inglés livid es habitualmente utilizado como equivalente a púrpura, en francés livide
ha sufrido el mismo proceso que en castellano y el Diccionario de la Academia Francesa también incluye dos
acepciones contradictorias: “de color
plomizo, azulado o verdoso, tirando al negro”’ y “de palidez apagada, terrosa”.
Con ser, como decíamos, el significado sobrevenido de lívido el más
frecuente en la actualidad, en contextos en que resulta indeseable la ambigüedad el
uso de este adjetivo ha caído en desuso. Por ello, el lenguaje médico ha
optado por cianosis para referirse a
la “coloración azul y alguna vez negruzca o lívida de la piel debida a
trastornos circulatorios”, mientras que suele utilizarse el latinajo “livor mortis” para describir las
“livideces cadavéricas”.
Con no ser un fenómeno particularmente frecuente, cabe citar otros ejemplos de polisemias contradictorias, como el que se observa en sancionar, que tanto sirve para referirse al acto de confirmar o aprobar, como para el de castigar. Así que decir
que “la Academía debería sancionar el uso de bianual con el significado de cada
dos años” es una frase perfectamente ambigua que esperamos solo llegue a producirse
algún dia en tercera acepción.
Ya puestos, ¿qué acepción de lívido asocia el lector en mayor medida con la exaltación de la líbido, si es que alguna?
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