Álex Grijelmo trata sobre porques y por qués en No resiste ni el himno del Madrid. Y es que esa composición que tiene letra de Manuel Jabois ofrece un ejemplo de ambigüedad que, musicalmente hablando, también se presenta en la canción Porque te vas de José Luis Perales que fue popularizada por Jeanette.
En el Centro Virtual Cervantes, Juan Gabriel López Guix ha dedicado el Trujamán Huesos a una connotativa dificultad traductoria de El corazón de las tinieblas (1899) de Joseph Conrad, mientras que el Rinconete de esta semana pertenece a la serie Fotografía española contemporánea que tiene la paradójica característica de no incluir nunca muestras del trabajo de los glosados.
En otro orden de cosas, la lingüística institución ha presentado el Anuario del Instituto Cervantes 2025. Un volumen en el que nos ha llamado poderosamente la atención que el infatuado ego del ministro de Asuntos Exteriores haya reclamado para sí todo un capítulo cantosamente breve. El único de carácter unipersonal.
Quizá ya tengan noticia de que el Congreso aprobó una propuesta para promover que se deje de usar la palabra 'cáncer' en su cuarta acepción (proliferación en el seno de un grupo social de situaciones o hechos destructivos). Adjuntamos la proposición y enlazamos el texto completo con la exposición de motivos.
En relación con el Senado, cabe albergar muchas dudas sobre las capacidades de quienes hayan dado nombre a la Comisión de Investigación sobre los contratos, licencias, concesiones, ayudas y otras operaciones del Gobierno y del sector público, relacionadas con la intermediación de Koldo García Izaguirre y con las demás personas vinculadas a la trama investigada en la Operación Delorme, que es la que anteayer contó con Pedro Sánchez como desmemoriado compareciente.
Fancisco Ríos precisamente dedica hoy su artículo de La Voz de Galicia a la Política onomástica. Un texto que plantea la muy sensata propuesta de dar estabilidad al número y nombre de los ministerios.
Pasamos al lenguaje del humor. En el ámbito ludolingüístico contamos con dos juegos de sustitución de nada por su meteorológico anagrama realizados por Álvaro y Asier y Javier.
JM Esteban se entregaba ayer a su conocida afición a la parodia fraseológica que en esta ocasión aplica a la expresión salir por un ojo de la cara.Una paloma de Troya ilustra la inversión de Emilio Giannelli del aforismo Si vis pacem para bellum (Si quieres la paz, prepara la guerra), mientras que un ya convencional caballo compareció en la viñeta de García Morán del domingo sobre la exigencia de Junts de dar al catalán rango de idioma oficial de la Unión Europea.
Proseguimos con la visión de Miki y Duarte de la decisión de Junts de romper con el Psoe. Un dibujo que suscitó el recopilatorio El escorpión y la rana dedicado a las aplicaciones humorísticas de la popular fábula.
Completamos la colección de viñetas de hoy con las dos apariciones de Don Juan Tenorio que hemos coleccionado. Idígoras y Puebla son los dibujantes que velan este año por la conservación de la tradición que tenemos recogida, desde 2017, en el apunte El Tenorio en el humor de prensa.
Cachitos
- Desde la izquierda solíamos creer que quien carece de recursos no puede ser libre, y hay mucho de verdad en ello. Pero olvidábamos que aún esclaviza más la dependencia permanente subvencionada, pues transforma al ciudadano en un pensionista moral. Benito Arruñada en Trabajar como chinos o para chinos
- La memoria histórica, cuando es selectiva, deja de ser memoria y se convierte en propaganda. Y la propaganda es un arma del presente. Su objetivo no es esclarecer el pasado, sino controlar el presente trazando falsos linajes de legitimidad democrática. David Mejía en Borrosa memoria del 34
- La religión es un nacionalismo a posteriori, como que tendrás un país propio cuando te mueras. Es sabido que lo woke no es sino la religión de los que no tienen religión, y hasta el Real Madrid cumple esa función cada domingo. La gente -porque sois débiles- necesita pertenecer a algo que nunca morirá. Alberto Olmos en Vuelve Dios: tu artista favorito sale del confesionario.
- Hay personas con gafe. Hay quien tiene un doble diabólico. Hay víctimas de un forúnculo en salva sea la parte y el PP tiene a Carlos Mazón. No he visto nunca a un hombre trabajar tan a conciencia para hundir su partido político. Juan Soto Ivars en Carlos Mazón trabaja para el PSOE: no hay otra explicación
- De vez en cuando hay acuerdos, eso sí: 307 votos a favor de una proposición no de ley en el Congreso para regular el uso de la palabra cáncer. Como no se puede actuar sobre la realidad, trataremos de reglamentar las metáforas. Es otra metáfora, pero a saber de qué. Daniel Gascón en España como parálisis permanente
- Nuestra izquierda tiene un raro problema con la memoria. A la vez que la impone a los adultos con el sambenito de ‘histórica’ o ‘democrática’, exonera de ella a los menores de edad. Iñaki Ezkerra en La memoria como problema
Anexo
El estadio Bernabéu alberga cada jornada a unos 80.000 espectadores, entre los que se hallarán algunas decenas de miles que habrán acabado el bachillerato, o como se llame ese tramo de la enseñanza cuando usted lea estas líneas. A ellos se suman millones de hispanohablantes que ven por televisión los prolegómenos del partido. Todos asisten una fecha tras otra a una notoria incongruencia ortográfica.
La diferencia entre porque y por qué se explica en el colegio. La conjunción átona se escribe en una sola palabra y sin acento (“porque”); es decir, cuando puede sustituirse por a causa de que: “Lo hago porque es necesario” (“a causa de que es necesario”). Y, por el contrario, usamos dos vocablos cuando se combinan la preposición por y el pronombre interrogativo qué, elementos que forman una locución tónica (pues se lleva la fuerza del acento de toda la oración); es decir, cuando transmite una carga interrogativa: “¿Por qué lo hizo?” (aunque no siempre figure entre interrogaciones: “No sé por qué lo hizo”).
Además –lo explicamos de paso para que nadie lo eche en falta– se escribe “porqué” todo junto y con acento cuando va precedido de artículo y equivale a “motivo” o “causa”: “Nadie sabe el porqué de su proceder”. Y, finalmente, se pone separado y sin tilde cuando la preposición por y la conjunción que tienen valores independientes, de modo que la formación resultante se puede sustituir con la locución “por eso”(y no “a causa de eso”). Véase la diferencia entre “se caracteriza por que es actor” y “se caracteriza porque es actor”; o “yo apuesto por que ganaré” frente a “yo apuesto porque ganaré”.
Pues bien, llevo diez años escuchando en mi asiento del Bernabéu el último himno madridista (el tercero por orden de creación), en el que la voz cantante, que en esta ocasión no es la de Florentino Pérez, interpreta a todo volumen los versos escritos por mi compañero Manuel Jabois; y dice en un momento dado: “Historia que tú hiciste, historia por hacer. / Por qué nadie resiste tus ganas de vencer”. Sin embargo, cuando se oye “por qué” el rótulo electrónico dice “porque”: “Porque nadie resiste tus ganas de vencer”.
¿Cuál de las dos opciones plasmó el autor? Recordé una famosa escena de Woody Allen en Annie Hall (1977). En esa película, Allen contradecía en la cola del cine a un petulante profesor a quien había estado oyendo pontificar en voz alta, justo detrás de él, sobre la obra del famoso teórico de la comunicación Marshall McLuhan. De repente, descubría que el ensayista canadiense se hallaba a unos metros de ambos y que por tanto podía sumarlo a la conversación para que desautorizase al docente pelmazo, como así ocurrió para gran satisfacción de los espectadores. Pues bien, yo le pregunté al mismísimo Jabois, que también me quedaba cerca, qué había escrito él exactamente, y me respondió que “porque nadie resiste” pero el intérprete del himno alteró la intensidad prosódica para acomodarla a la intensidad melódica. (Algo parecido ocurre en Porque te vas, obra de José Luis Perales que Jeanette convirtió ya para siempre en “Por qué te vas”).
El asunto es que llevamos diez años en el estadio escuchando una cosa y leyendo otra. Esta incongruencia me desconcentra en el comienzo de cada partido, y me quedo cinco minutos pensando en eso; cinco minutos en los que el equipo se pierde mi imprescindible aliento.
Así que tenemos un problema gordo: o Jabois cambia su letra, o se graba de nuevo el himno o se cambia la ortografía. Estando el Madrid de por medio, habrá quien se tema más bien esto último.









