sábado, 4 de abril de 2015

Trágicos desequilibrios entre derechos personales y colectivos


Es conocido que muchas mejoras de la seguridad en los medios de transporte han sido adoptadas a consecuencia del análisis de las causas de los accidentes. Y parece que no van a ser menores las enseñanzas a extraer de la tragedia del vuelo de Germanwings

En este caso el asunto tiene un especial calado porque no se trata tan solo de la introducción de mejoras técnicas, por ejemplo en los mecanismos de bloqueo de la puerta de la cabina, sino que inevitablemente habrá que replantearse el actual balance entre los derechos individuales y colectivos.

Este triste suceso ha puesto claramente de manifiesto el peligro que entraña la actual sobreprotección del derecho a la intimidad que en este caso ha impedido que la compañía tuviera conocimiento de la baja médica del copiloto. Cuando de una enfermedad pueden seguirse tan trágicas consecuencias parece claro que deja de ser una cuestión que pueda quedar entre médico y enfermo, así que resulta mas que probable que veamos cambiar algunos protocolos sobre la de declaración obligatoria del estado de salud.

Pero el asunto tiene mucho mas alcance y es bueno que al hilo del mismo se den a conocer a la sociedad asuntos tan graves como la enorme oposición sindical que se produce en el seno de las empresas de transporte españolas a la realización de controles de drogas a los conductores, especialmente en el proceso de contratación, una circunstancia que todavía pretenden que forma parte de la intimidad personal. Esto es lo que había detrás del desvergonzadamente eufemístico «se está sometiendo a los nuevos trabajadores a pruebas médicas innecesarias que pretenden ser un criterio de selección» que pudimos leer en el comunicado realizado con motivo de la última huelga del transporte urbano ovetense (ver noticia en "El Comercio").

¿Hará falta un accidente para que aprendamos?

¿Recuerdan la beligerancia con la que algunos se opusieron a la instalación de cámaras en lugares públicos? Hasta que el aplastante beneficio obtenido en la contribución al esclarecimiento de numerosos delitos confrontado con los insignificantes perjuicios personales causados ha zanjado el debate.



No hay comentarios:

Publicar un comentario