Esta semana ha cobrado carta de naturaleza la promesa en formato micromitin (juramentos de este tipo creemos que no hubo). Ello nos invita a dar uso a una de las “ 7 palabras nada ñoñas con la Ñ” que nos ha propuesto el suplemento Verne de El País. Y es que como denominación alternativa bien podríamos hablar de las "promesas con ñapa" que fueron emitidas a porfía en la constitución de las Cortes. Un asunto sobre el que no podemos dejar de reseñar que quien consiguió alzarse con el premio abucheo especial a la gota que colmó el vaso de la paciencia fue Dª Irene Montero.
Procede recordar que la citada ñapa
significa “añadidura, especialmente la que se da como propina o regalo”. Y en
este caso, más que regalo, mera ñagaza
para complacer a unas bases que parecen pobladas de ñiquiñaques muy receptivos a pensamientos ñoños. Ya ven que ahí andamos tratando de dar uso a las olvidadas de la eñe.
Ya puestos añadimos otra de los mismos autores que también nos ha gustado y demuestra cuan pocos rasgos permiten identificara un personaje en el contexto adecuado.
Para la semana próxima proponemos como sintética gracieta tuitera de salida de La Zarzuela el un poquillo capicúa: Vi a Felipe VI. Adicionalmente, hay que ir moviendo la etiqueta #Niunsolorepetidoren3as que deje claro de que, en caso de llegar al esperpento, hay quienes no tragaremos un solo repetidor en las listas. También valdría #todospacasainutiles.
Nos vamos a Fundéu en donde el lunes, a modo de preparativo olímpico, hubo clase de uso de los ordinales. Y mira que, aunque no lo recordaban, ese día era el octogésimo aniversario del levantamiento militar que degeneró en Guerra Civil.
Al día siguiente propuesta de alternativas al anglicismo trendy, entre ellas “en boga” que no hay que olvidar que procede del francés vogue (moda, derivado de su descriptivo significado original de ola).
En el ecuador de la semana se aplicaron a explicar la diferencia entre el adjetivo andrógino que se aplica a quienes presentan rasgos externos que no se corresponden definidamente con los
propios de su sexo y el sustantivo andrógeno. Este da nombre a la hormona que induce la aparición de los caracteres sexuales secundarios masculinos, o sea, la que genera (geno) hombre (andrós).
Prosiguieron los urgentes el jueves su periplo enseñándonos que es igualmente aceptable decir medidas estándar y medidas estándares, para finiquitar ayer la serie semanal corrigiendo el uso dequeísta del verbo desear que dicen encontrar con frecuencia (enlace). No debemos coincidir en las lecturas.
En el mismo blog también encontrarán un apunte publicado ayer sobre cuatro "falsos amigos" de otros tanto idiomas. Entre ellos el vasco gorri que ya nos advierten que no significa gorro sino rojo. Como gorritxo no es gorrito, por mucho que el personaje allí conocido como Txano Gorritxo utilice un tocado, y para más señas colorado. Añadiremos nosotros que se trata de un término con el que el eusquera ha dado el descriptivo nombre de bidegorri (camino rojo) a los carriles bici por el color habitualmente utilizado en su pavimento.
Si tienen curiosidad en conocer otras palabras vascas formadas a partir de gorri pueden seguir este enlace. Y si quieren curiosear un poco en las leyendas del nacionalismo que se practica por aquellas tierras pueden indagar un poco sobre el origen del nombre del municipio de Arigorriaga que significa "lugar de las piedras rojas". Pero sepan que también hubo por la zona minas de colorado mineral de hierro.
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