Nada menos que 31 palabras poco o nada usadas comenzadas con la erre nos propone esta semana el suplemento Verne de El País. Para que no digan que tenemos fijación con lo abstruso de las ilustraciones de Luis Demano les traemos anonimizada la de esta semana para que, si no sean pasado todavía por esa web, traten de acertar cual de las cuatro palabras que hemos extraído del artículo es la ilustrada. Estas son nuestras propuestas:
Rajabroqueles: valentón que se jacta de pendenciero y guapo.
Raque: acto de recoger los objetos perdidos en las costas por algún naufragio o echazón.
Recatón: que vende al por menor. Que regatea el precio mucho.
Remusgar. Barruntar o sospechar.
Ya ven que las ilustraciones de esa sección lingüística pueden llegar a ser verdaderamente polivalentes.
También hemos descubierto en ese artículo, que ahora ya podemos enlazar para que encuentren la solución al juego planteado, que el español cuenta con un "auténtico amigo" (por oposición a los llamados "falsos amigos") del inglés ransom en la palabra ranzón. Este es el dinero para rescate, cuyo étimo establece nuestro diccionario en el término francés rançon que, en última instancia, procede del latín redemptio, -ōnis (redención).
El "Martes neológico" del Cervantes Virtual escogió esta semana prensa rosa, es decir, la ‘dedicada a informar sobre temas relacionados con la vida privada y amorosa de personajes públicos o de cierta importancia social’. Uno de los muchos sintagmas en que es un color el que actúa como modificador, lo que en el caso de la prensa también ocurre con el amarillo que identifica la ‘caracterizada por el cultivo del sensacionalismo’.
Y tampoco olvidemos la asociación del color salmón con los diarios económicos que típicamente lo utilizan siguiendo la idea adoptada en 1893 por el Financial Times, cuando todavía se llamaba London Financial Guide, para diferenciarse de sus competidores.
Y tampoco olvidemos la asociación del color salmón con los diarios económicos que típicamente lo utilizan siguiendo la idea adoptada en 1893 por el Financial Times, cuando todavía se llamaba London Financial Guide, para diferenciarse de sus competidores.
La autora del artículo que estamos comentando, que es Paola Cañete González, también nos recuerda que en la prensa rosa compartimos con el italiano el uso del colorido adjetivo, mientras que inglés y francés recurren a otros relacionados con los chismes o las celebridades.
En Fundéu el grueso de los apuntes fueron claves de redacción deportivas, un auténtico aluvión por las numerosas reediciones que incluso ocuparon el en esa web habitualmente inhábil fin de semana. Difícil que consigan que los árbitros de boxeo hispanoablantes sustituyan el monosilábico break por el tetrasílabo ¡sepárense! Y curioso el triunfo del verbo noquear frente al escaso uso que se da al sustantivo nocaut desplazado por la competencia de la sigla ko.
A lo que renuncian los de Fundéu es a españolizar los nombres de golpes como el uppercut o el jab, ¿puntear?, mientras que la forma croché propuesta para el galicismo crochet nos parece que está condenada al fracaso por su asentado uso en el lenguaje del poco bravo ganchillo. Añadimos un enlace a una explicación de los golpes básicos del pugilismo.
En cuanto al también tratado hockey, cuya forma hispanizada jóquey citada no encontramos en el Diccionario, hemos echado en falta alguna mención a ese cursi sobrenombre de RedSticks con que ahora se ha dado en llamar a nuestras selecciones. Y todo para evitar la palabra España en un deporte cuyos jugadores internacionales son mayoritariamente catalanes.
Al margen del deporte, poca cosa particularmente interesante, aunque cabe destacar como la superioridad que está exhibiendo Usain Bolt ha dado pie a que hayan dedicado una entrada a sancionar el uso de la palabra intratable como sinónimo de imbatible.
Entre los neologismos, de origen inglés of course, que hemos encontrado estos días en la prensa vamos a destacar las estelas de aviación en las que hay quien quiere ver los llamados chemtrails de que nos habla El País aquí. No le vemos mucho recorrido a esa paranoia.
Mayor lo tiene, en nuestra opinión, el asunto de los foodamentalistas, aquí la paronimia justifica el semianglicismo, que se trata en el suplemento XL semanal (enlace). Y es que la obsesión por la alimentación sana es una cuestión emergente y llena de matices tan curiosos como los 46 grados a los que como máximo nos dicen que calientan sus alimentos los crudoveganos. ¿Nos lo explicarán algún día en una película titulada, por ejemplo, 'Fahrenheit 115' ?
También ha hecho acto de presencia un nuevo -ing, el juicing que consiste en ingerir únicamente zumos durante varios días. Una práctica que se convertido en la dieta depurativa, los mas pijos digan cleanse, de moda.
En Fundéu el grueso de los apuntes fueron claves de redacción deportivas, un auténtico aluvión por las numerosas reediciones que incluso ocuparon el en esa web habitualmente inhábil fin de semana. Difícil que consigan que los árbitros de boxeo hispanoablantes sustituyan el monosilábico break por el tetrasílabo ¡sepárense! Y curioso el triunfo del verbo noquear frente al escaso uso que se da al sustantivo nocaut desplazado por la competencia de la sigla ko.
A lo que renuncian los de Fundéu es a españolizar los nombres de golpes como el uppercut o el jab, ¿puntear?, mientras que la forma croché propuesta para el galicismo crochet nos parece que está condenada al fracaso por su asentado uso en el lenguaje del poco bravo ganchillo. Añadimos un enlace a una explicación de los golpes básicos del pugilismo.
En cuanto al también tratado hockey, cuya forma hispanizada jóquey citada no encontramos en el Diccionario, hemos echado en falta alguna mención a ese cursi sobrenombre de RedSticks con que ahora se ha dado en llamar a nuestras selecciones. Y todo para evitar la palabra España en un deporte cuyos jugadores internacionales son mayoritariamente catalanes.
Al margen del deporte, poca cosa particularmente interesante, aunque cabe destacar como la superioridad que está exhibiendo Usain Bolt ha dado pie a que hayan dedicado una entrada a sancionar el uso de la palabra intratable como sinónimo de imbatible.
Entre los neologismos, de origen inglés of course, que hemos encontrado estos días en la prensa vamos a destacar las estelas de aviación en las que hay quien quiere ver los llamados chemtrails de que nos habla El País aquí. No le vemos mucho recorrido a esa paranoia.
The Spectator veía así hace un año el asunto del "culto" a la comida sana |
También ha hecho acto de presencia un nuevo -ing, el juicing que consiste en ingerir únicamente zumos durante varios días. Una práctica que se convertido en la dieta depurativa, los mas pijos digan cleanse, de moda.
Cerramos, como en ediciones anteriores, con un enlace al "Laboratorio del lenguaje" del Diario Médico. Concretamente al apunte de ayer perteneciente a la serie "Las apariencias engañan…" del que destacamos la advertencia sobre la diferencia de significado de la palabra casino en italiano y español. Un asunto que entronca con la sorpresa que deben llevarse los visitantes británicos cuando descubren uno de los usos que tiene la palabra club en esta putera España.
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