Esta semana no tenemos portada de la revista The New Yorker para comentar, una vez que el último número tuvo carácter doble. Y como a ello se une que el pasado jueves nos quedamos un poco insatisfechos por haber tocado solo muy por encima la expresión 'elefante en la habitación", apenas aportábamos la adjunta viñeta de JM Nieto publicada en el Abc del 6 de julio de 2017, vamos a dedicar el apunte de hoy a ese locución.
Se trata de una expresión que hemos importado del inglés de forma relativamente reciente. La primera referencia que se obtiene en la hemeroteca de La Vanguardia está en un artículo de Edward Luicie-Smit, fechado el 12/4/2006, sobre la exposición "Gothic Nightmares" celebrada en Londres. El autor asumía lo inusual que ese concepto resultaba para un lector español incluyendo una explicación cuyo recorte adjuntamos. En el caso de Abc, la primera aparición que hemos encontrado se produce el 7/9/2006 en la mención de unas manifestaciones de los asesores del gobierno británico sobre la Guerra de Iraq. Ya se ve que en ambos casos la procedencia es el Reino Unido.
En cuanto a la presencia en el semanario neoyorquino, es notable que ha llevado por dos veces a su portada esa referencia a un tema espinoso que todo el mundo conoce, pero del que nadie quiere hablar, por lo que se finge que no existe. Pero antes de pasar a verlas, queremos mostrar la viñeta que, entre todas las que conocemos basadas en esos elefantes, creemos que posiblemente es la que lo refleja de una manera más ingeniosa: la de Dan Piraro de abril de 2012.
Vamos ya con la tapa de noviembre de 2014, una creación del ilustrador argentino Liniers (Ricardo Siri) precisamente titulada “The Elephant in the Room”, que ya habíamos comentado en el apunte Las portadas de Obama (1ª parte): The New Yorker. Una creatividad que combina el significado que nos ocupa con el carácter de símbolo del Partido Republicano. Y es que el problema que el entonces presidente de Estados Unidos pretendía obviar era la obtención de mayorías en las cámaras legislativas por parte de su partido rival en las elecciones de medio mandato (mid term elections). En el comentario de presentación de esa ilustración se incluía un aún más implacable primer boceto, que posteriormente hemos encontrado en versión coloreada, en el que el paquidermo tomaba asiento sobre la cabeza de Obama.
El citado simbolismo republicano es el principal motivo de la presencia de elefantes en las portadas de la revista neoyorquina. Hasta trece tenemos registradas. Ocho de ellas con esos grandullones contrapuestos a los burros con que se identifica el Partido Demócrata. Pero dejamos para otro día su repaso, limitándonos a comentar hoy que, una vez ya explotada por Liniers la asociación del doble simbolismo, The New Yorker no ha convertido a Trump en el zoológico representante de su partido en ninguna de las 24 portadas que le ha dedicado hasta hora. De hecho, tan solo en una de ellas hay un paquidermo (la del 23/5/2016). Así que para ver al actual presidente de Estados Unidos convertido en un elefante en la habitación tenemos que que recurrir, por ejemplo, al Newsweek del 3 de febrero de 2018.
Pasamos al segundo elefante en la habitación aparecido en portada en The New Yorker, que es el de la ilustración “Cramped” (apretado) que George Booth realizó contando nada menos que 91 años. Una pieza que, hasta donde sabemos, era un mero divertimento con el que no se pretendía hacer ninguna referencia expresa a la actualidad del momento. Todo lo contrario ocurría en los ejemplares brasileños que reseñábamos en Revista de portadas de septiembre (5ª y última parte). En los mismos el expresidente Lula da Silva era el bastante reconocible elefante en la habitación política del gigante sudamericano, llevado a su cubierta por dos veces por la revista Piauí, en ambas ocasiones con ilustraciones de la artista rusa Nadia Khuzina.
No tenemos identificada, en cambio, más que una portada con la ilustración de la expresión "como un elefante en una cacharrería", que es una publicada por la revista alemana Lustige Blätter en febrero de 1914 (enlace a una imagen de alta resolución en la espléndida biblioteca digital de la Universidad de Heidelberg). Es, por tanto, una pieza pocos meses anterior al estallido de la Primera Guerra Mundial en la que F. A. Jüttner representó a Prusia como el destructor gigante cuyos destrozos observa impotente el entonces canciller alemán Theobald von Bethmann-Hollweg. Y menuda acabó por armar aquel elefante.
PS - No sería mal ejercicio que el CIS preguntara en algunas de sus encuestas qué perciben los ciudadanos como elefante en la habitación de la España actual. Enlazamos un artículo que hoy publica El Mundo sobre nuestro candidato favorito. Sr/ sra. cotizante, le están estafando, y usted no quiere darse por enterado. Prohibición del endeudamiento de la Seguridad Social ¡ya!
Aprovechamos para añadir la versión del elefante en la habitación que Psychology Today llevó a su portada en octubre de 2014.
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