miércoles, 20 de noviembre de 2019

Una creatividad que le habría quedado bien al aniversario del Museo del Prado


Numerosos artistas modernos, entre ellos los españoles Joan Miró y Salvador Dalí (más detalles), este hasta en cuatro ocasiones, han creado portadas para Vogue. Pero no recordamos haber visto ninguna cubierta de esa revista que diera protagonismo a un clásico de la pintura, hasta que hemos dado con la coprotagonizada por Bella Hadid, vestida de Valentino, en el número de noviembre de la edición neerlandesa. Una foto tomada por Sean Thomas que está presidida por el retrato que el gran Rembrandt pintó en 1633 al pastor remonstrante Johannes Wtenbogaert (1557–1644). ¿Quién recordaría hoy a este utrechtense si no fuera por esa espléndida creación del artista nacido en Leiden en 1606? 

 

Pero aún más interés artístico tiene el posado interior de Hadid que, por dos veces, realiza encuadrada entre los retratos de Marten y Oopjen Soolmans. Este fue un joven matrimonio de nuevos ricos de Ámsterdam que en 1634 encargaron a Rembrandt que les retratara, y nada menos que de cuerpo entero, como entonces solo hacía la aristocracia. Eso era mostrar poderío y no esas ocurrencias que se ven ahora en algunas bodas como poner norias.



 

Esta pareja de retratos que en 1878 pasó a manos de la rama francesa de la familia de banqueros Rothschild fue objeto en 2016 de un interesante pacto entre el Rijksmuseum y el Museo del Louvre: cada cual compró uno de ellos por 80 millones de euros y pactaron exponerlos en adelante juntos, siguiendo para ello un turno preestablecido que se inició en París el 10 de marzo del citado 2016. Y como esos cuadros viven ahora una quinquenal estancia en su tierra natal, la revista de moda ha decidido ponerlo de manifiesto en el reportaje realizado en la magnífica pinacoteca neerlandesa.

Los Soolmans era una familia protestante, enriquecida con el negocio de azúcar, que huyó de Amberes cuando las tropas españolas tomaron la ciudad en 1585. Oopjen Coppit era hija de un poderoso comerciante de pólvora y grano que esperaba su primer cuando fue retratada con 23 años, mientras que su marido tenía 21. Rembrandt, que tenía predilección por las obras religiosas y mitológicas, apenas llevaba entonces tres años pintando retratos, un género que le proporcionaba pingües emolumentos.

Los retratados aparecen vestidos conforme a la última moda de Francia, ella luciendo un collar de perlas de cuatro vueltas, un anillo diamantes y un abanico de plumas de avestruz. Marten viste un aparatoso cuello de encaje y unas enormes escarapelas en los zapatos. El gesto señalando con un guante hacia el cuadro concebido para ser colocado a su izquierda indicaba que estaban casados. 

Cabe añadir que Marten falleció a los 28 años y que la pareja perdió a dos de sus tres hijos en la infancia. Ella volvió a casarse, enviudó de nuevo, y murió a los 78 años. Y fueron los descendientes de su segundo marido quienes vendieron los retratos que así pasaron a ser propiedad del barón Gustave de Rothschild

El merchandising del Rijksmuseum incluye una versión de Playmobil que cuenta con una variante de gran tamaño en la puerta de la tienda del museo para que niños y no tanto disfruten tomándose las pertinentes fotos. Pero también puede uno darse el gusto de salpimentar los platos con la flamenca pareja.

  

El cuadro asimismo inspira el libro infantil Marten & Oopjen maken zich mooi (Marten y Oopjen se ponen elegantes) de Jan Paul Schutten (ver primeras páginas). 

Lo que no hemos podido evitar es reparar en la espléndida ocasión que brindaba el 200º aniversario del Museo del Prado para idear portadas con creatividades apoyadas en su extensa colección. Pero si se acercan al quiosco, lo que encontrarán en la edición española de esa prestigiosa cabecera es a la siempre eficaz portadista Lupita Nyong’o tal y como se la mostramos a continuación. Nos quedamos con un regusto de envidia flamenca.

 



P.S.- ¿Saben cuál es el Playmbobil inspirado por un cuadro del Museo del Prado? [Respuesta]





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