Comenzamos, como tantas veces, con el comentario de la columna lingüística de Álex Grijelmo en El País. La que esta semana lleva por título Correcto o incorrecto: cuestión de estilo. Una reflexión, suscitada por la publicación del libro del psicólogo y lingüista canadiense Steven Pinker titulado El sentido del estilo (editorial Capitán Swing, 2019), en torno a dos contrapuestas corrientes lingüísticas: la prescriptivista, seguida por quienes indican cómo se debería hablar y escribir, “puristas” para sus críticos, y la de los descriptivistas, que se limitan a recoger la realidad del lenguaje para dar por válido cuanto en el mismo sucede. “Todovalistas” para sus contrarios. A partir de esa presentación de los bandos, el periodista practica un poco de aristotelismo en busca de un punto de encuentro. Juzgue el lector si lo halla.
El propio lunes, el suplemento Verne publicó Si fallas este test nos partes el alma... ¿o la alma? Un artículo que incluye diez preguntas que ponen a prueba el dominio del uso de artículos y adjetivos ante palabras que empiezan por a. Atrévanse, que está fácil sacar nota.
En esa misma sección del diario El País también pueden informarse sobre Las cosas que más nos cuesta aprender de otros idiomas, según los profesores. Pero pocos debe haber en España de algunos de los idiomas repasados.
Pasamos al Martes Neológico, que esta semana versó sobre el sintagma big data que hemos importado del inglés. Un idioma en el que está documentado desde la década de los ochenta, aunque es en los noventa cuando adquiere el significado actual que conjuga cantidad y complejidad.
No podemos sino congratularnos de ver a Joan Torruella ampliar la información de los corpus más habituales con algunas consultas a las hemerotecas. Un recurso que le permite encontrar en La Vanguardia del 5 de diciembre del 2010 la primera documentación de ese neologismo en España.
En un inacabado párrafo que es una nueva muestra de la desidia que demasiadas veces muestra el CVC, apunta como alternativas en español macrodatos e inteligencia de datos, ambas apoyadas por Fundéu, datos masivos o datos a gran escala. Pero nos da que el autor acabará por ver satisfecho su criterio de que ese extranjerismo crudo sea admitido en los diccionarios.
Un interesante y polémico neologismo recién salido del horno en la vecina Francia es dénislamisme (denislamismo): la denegación del islamismo. Enlazamos el artículo de Iñaki Gil en El Mundo para quienes estén interesados en ampliar conocimientos sobre el mismo.
Fundéu comenzó la semana con un recordatorio de que la preposición ante es preferible a la secuencia por ante, de uso habitual en textos jurídicos y ocasional en noticias deportivas.
El martes propusieron fanficción, en una sola palabra, como alternativa a la voz inglesa fan fiction, con la que se hace referencia a una historia en cuyo argumento aparece un personaje de una obra de ficción.
La materia premiada con el Nobel de Física suscitó ese mismo día un segundo apunte recordatorio de que la voz exoplaneta, con la que se alude a los que orbitan una estrella diferente al Sol, se escribe en una sola palabra, sin espacio ni guión intermedios.
La siguiente entrada recordó que los verbos influir e influenciar tienen significados equivalentes (‘tener algún efecto sobre algo’), pero se construyen de forma distinta. Influir puede usarse como transitivo o intransitivo, mientras que influenciar solo es lo primero.
Y mientras escribíamos el párrafo anterior escuchábamos en las noticias de Tve 24h "...presunta vinculación [de Cifuentes] con la presunta financiación ilegal del PP". El lenguaje hiperpresuntista tan de nuestro tiempo. Quede para otro día extendernos sobre eso.
Pasamos al jueves, un día en el que los urgentes propusieron denominar estilo espontáneo o despreocupado al que, en el ámbito de la moda, se ha dado en denominar con el término inglés effortless.
Nuestras amistades más pijas dicen que no están dispuestas a esa vulgaridad de la espontaneidad. Aunque luego ni medio anglicismo en cosas como el impagable tamarazo "yo me muero, un poco de purgatorio, y a lo mejor al cielo" (hay que verlo y escucharlo).
Con motivo de la concesión del Premio Nobel de la Paz al primer ministro etíope, libramos el gretazo, los urgentes concluyeron ciclo ayer con un recordatorio de que la grafía con tilde en la i es la adecuada para referirse a los habitantes de Etiopía. Así que no caigan en el error de escribir etiope, como hace algún que otro descuidado periodista.
Lo que desborda manifiestamente las pretensiones de este apunte es el comentario del doble Premio Nobel de Literatura. Pero parece claro que el jurado ha vuelto desde sus mundanos escándalos con ganas de practicar la bastante literaria función de provocar. Y no es poco conseguir que el Pen Club América hay manifestado “Rechazamos la decisión de que un escritor que persistentemente ha puesto en duda crímenes de guerra minuciosamente documentados merezca ser celebrado por su ingenuidad lingüística”. Mira que había candidatos. Por lo pronto, Sciammarella solo retrató en El País a la también premiada escritora polaca Olga Tokarczuck.
Nos vamos al Laboratorio del Lenguaje del Diario Médico que el pasado domingo publicó ¿Hiperémesis o hiperemesis? Una breve exposición de Fernando A. Navarro sobre el desacuerdo entre los diccionarios acerca de la prosodia del nombre técnico de los vómitos que se cuentan entre los síntomas más característicos de un incipiente embarazo. También hemos visto alguna reciente aplicación al humor político.
El blog médico publicó el martes una oportuna reseña: Premio Nobel de Medicina 2019: Kaelin, Ratcliffe y Semenza, por la regulación de la hipoxia y la sensibilidad al oxígeno. Una aproximación repleta de enlaces, que claramente no es para todos los públicos, a las investigaciones que han merecido el preciado galardón.
Y en el siguiente apunte fue José Ramón Zárate quien se ocupó de reseñar un acto que bien sintetizó con el titular Agatha Christie y la Boticaria García presentan el libro ‘Medicina en español IV’.
Pasamos al lenguaje del humor con José Manuel Esteban, seguramente el más hábil creador de juegos de sustitución lingüística del humorismo actual. Si la semana pasada destacábamos sus "políticos que no admiten una exhumación por respuesta", entre sus trabajos más recientes nos han gustado particularmente las pseudosanchescas declaraciones de la adjunta viñeta.
Y hoy mismo, festividad del Pilar, se atreve a dar un giro al lema de la Guardia Civil, que es llamada de atención sobre el reconocimiento de la labor del benemérito cuerpo. Probable causa de otro de esos hoyuelados mohínes que prodiga el mosso Sallent.
Circulan por la red numerosas listas de palabras gallegas que hay quien considera pueden prestar interesantes servicios a los hablantes del español (una, otra,...). Pero no recordamos haber visto en ninguna de ellas la sonora variante de chirimbolo recientemente utilizada por Luis Davila: el chintófano.
Gerrymandering es un curioso término acuñado por el inglés americano combinando salamander con el nombre del político Elbridge Gerry, con el que se hace referencia a la manipulación de las circunscripciones electorales. Y nos ha parecido interesante la adjunta metáfora gráfica publicada anteayer por Matt Wuerker.
Peridis parafraseó el miércoles, en un cartel que puso en manos de Boris Johnson, el lema «Por el Imperio hacia Dios» que fue utilizado por la OJE. Una pretenciosa proclama sobre cuya autoría hay muy diversas teorías.
Y el aún más conocido lema del franquismo «¡Una, Grande y Libre!» que lucía el escudo del águila es sanchificado hoy en La Tira y Afloja de La Nueva España que dibuja Pablo García a partir de las ocurrencias de la redacción del diario ovetense de catalana propiedad.
El pasado mes de marzo, al comentar una viñeta de El Roto, nos peguntábamos en la La lengua de la 13ª semana cuantos lectores sabrían qué es un detente. Y ahora ha sido Sansón quien parafraseó el ardoroso lema "detente bala" para adaptarlo a la obcecación del prior del Valle de los Caídos.
Unas referencias literarias, ya para finalizar. La adjunta viñeta publicada por Javi Salado en los diverso diarios castellanos en los que colabora nos llevó a reparar en la influencia que ha tenido el cuento sinfónico "Pedro y el lobo"(1936) de Sergéi Prokófiev (enlace video) en la denominación con que habitualmente es conocida el cuento 'El pastor mentiroso'. Una fábula atribuida a Esopo, de distinto argumento, que es la fuente de la célebre frase ¡Qué viene el lobo! con la que es habitual hacer referencia a las amenazas infundadas que acaban por volverse contra quien las utiliza.
Una viñeta de Gary Varvel protagonizada por Hillary Clinton nos ha hecho advertir que no habíamos incluido ningún ejemplo americano en el reciente apunte El espejo mágico de la reina de Blancanives en el humor gráfico. Subsanada ha quedado esa omisión.
Concluimos con la referencia a la famosa nursery rhyme "Little Miss Muffet" realizada por Peter Brookes para hacer referencia a la decisión de Trump de abandonar a su suerte a los kurdos frente a la previsible represión del régimen de Erdogan (recordatorio de phrasal verbs: en este contexto give away es traicionar). El original de esa cancioncilla es el que sigue:
No hay comentarios:
Publicar un comentario